El migrante venezolano, símbolo de los millones de emigrantes, inmigrantes y refugiados que se han visto obligados a dejar su país este año; el colectivo chileno Las Tesis, cuya coreografía contra la violencia sexual se ha convertido en un himno feminista global escuchado en las protestas de medio mundo, y la activista sueca Greta Thunberg, icono de la lucha contra el cambio climático, figuran entre los protagonistas de 2019.
También el presidente brasileño, el ultraderechista Jair Bolsonaro, con sus ataques a los que opinan diferente, desde Emmanuel Macron a Leonardo di Caprio, y el primer ministro británico, Boris Johnson, cuyo nombre está unido a la tumultuosa salida del Reino Unido de la Unión Europea, han destacado en un año marcado por el auge del populismo conservador.
EL MIGRANTE VENEZOLANO
Con más de 4,6 millones de migrantes en todo el mundo, según los datos oficiales de la ONU, los venezolanos se han convertido en el símbolo de todos los emigrantes, inmigrantes y refugiados en un año marcado por los movimientos migratorios, pero, sobre todo, por las dificultades que encuentran los que se ven obligados a abandonar su país de origen para tener una vida digna.
El éxodo de los venezolanos, que continúan saliendo de su país para huir de la violencia, la inseguridad y las amenazas, así como de la falta de alimentos, medicinas y servicios esenciales, es el más grande en la historia reciente de América del Sur y una de las mayores crisis de desplazamiento en el mundo actual.
Los países y comunidades de acogida, principalmente en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Perú y el sur del Caribe, así como en España o Italia, los han recibido con generosidad, pero algunos están llegando a un punto de saturación que puede convertir en aún más difícil su situación.
Además de Venezuela, los mayoría de los migrantes proceden de México y Centroamérica, cuyas caravanas de migrantes con destino a EEUU coparon las primeras páginas de los medios a comienzos de año, junto a las jaulas en las que fueron encerrados muchos menores separados de sus familias por la patrulla fronteriza estadounidense.
Pero los flujos también han continuado desde Oriente Medio, con Siria a la cabeza, tras ocho años y medio de guerra, y los países subsaharianos, sin olvidar a las comunidades asiáticas más castigadas, como los rohinyás o los afganos.
EFE