Militares de Malí, disconformes con la remodelación del gobierno anunciado por las autoridades de transición, detuvieron este lunes al presidente y al primer ministro, en un golpe de fuerza que ha sacudido al país africano sumido en una grave crisis y desató las condenas internacionales.
El presidente Bah Ndaw y el primer ministro Moctar Ouane encabezan el gobierno de transición que fue instalado tras un golpe de estado en agosto, para aplacar la amenaza de sanciones internacionales.
En Bruselas, líderes de la Unión Europea (UE) condenaron este martes lo que calificaron de “secuestro” del presidente y del primer ministro malienses, dijo el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
“Lo que ocurrió es grave y serio, y estamos listos para considerar las medidas necesarias”, dijo Michel a periodistas al término de la primera jornada de la cumbre de los 27 gobernantes de la UE.
Con anterioridad, la ONU, organizaciones africanas y países como Francia y Estados Unidos habían condenado el “intento del golpe de fuerza” en Malí y rechazaron cualquier acción por la fuerza, incluida la eventual dimisión obligada de los dirigentes de transición detenidos por los militares.
En un comunicado conjunto, la misión de la ONU en Malí (Minusma), la Comunidad de Estados africanos occidentales (Cedeao), la Unión Africana, Francia, Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y la UE “exigen la liberación inmediata e incondicional” de los dos políticos detenidos en el lunes junto con algunos colaboradores.
Los líderes golpistas y jerarcas militares mantuvieron presencia e influencia sobre el gobierno de transición, lo que despertó dudas sobre el compromiso de celebrar elecciones a inicios del próximo año.
Dos altos funcionarios que pidieron no ser identificados dijeron a AFP que los soldados llevaron a Ndaw y Ouane al campamento militar de Kati, en las afueras de la capital Bamako.
Su detención se dio tras la remodelación del gabinete la tarde del lunes, en respuesta a las crecientes críticas al gobierno interino.
En el reacomodo, los militares se quedaron con los ministerios estratégicos que ya controlaban en el gobierno, pero dos líderes golpistas, el exministro de Defensa, Sadio Camara, y el exministro de Seguridad, coronel Modibo Kone, fueron excluidos.
Más turbulencia
Entre tanto, circularon en la capital rumores de un posible golpe de estado, aunque la ciudad se mantenía en calma.
El primer ministro Ouane dijo a AFP, en un breve contacto telefónico antes de que se cortara la línea, que los soldados “vinieron por mí”.
El gobierno de transición anunció el 14 de mayo la intención de hacer un reacomodo del gabinete para incorporar a otros sectores a la administración en medio de un creciente descontento popular.
Un funcionario del gobierno interino, que pidió el anonimato, dijo que el cambio ministerial buscaba enviar el mensaje de que “el respeto por el plazo de la transición se mantiene como prioridad”.
Malí vivió un golpe de estado el 18 de agosto pasado, cuando jóvenes militares depusieron al gobierno tras semanas de protestas por la supuesta corrupción y el manejo de la insurgencia yihadista.
La junta militar accedió a entregar el poder a un gobierno de transición a cargo de Ndaw y Ouane, luego de que el bloque de 15 países del África occidental amenazó con aplicar sanciones.
Sin embargo, el líder golpista Assimi Goita fue designado como vicepresidente, lo que desató dudas de que el gobierno interino, aún bajo control militar, estuviera dispuesto a adoptar reformas a corto plazo.
El país también enfrenta un gran desafío de seguridad, con grandes zonas de su extenso territorio en manos de yihadistas.
En medio de la turbulencia, el gobierno interino se comprometió a celebrar un referendo constitucional el 31 de octubre y elecciones en febrero de 2022.
En tanto, el mayor sindicato del país convocó el lunes a una segunda semana de huelga tras el colapso de las negociaciones salariales con el gobierno interino.
AFP