El sándwich es uno de los menús favoritos de la mayoría de las personas que tienen que comer en el trabajo. Son fáciles de preparar y de llevar, pueden hacerse con los ingredientes que uno desee, y resultan cómodos de comer mientras se está manejando el ordenador. Además, es un tipo de alimento que se considera más saludable que el resto de la llamada comida rápida. Pero, ¿son dañinos para el medio ambiente?
Un equipo de investigadores de la Universidad de Manchester ha calculado la huella de carbono que dejan cuarenta tipos de sándwiches, teniendo en cuenta todo el proceso que comienza con la producción de cada ingrediente, el envasado, la conservación en frigoríficos… Y la verdad es que el resultado es bastante desolador.
Según este estudio, el menos ecológico de todos sería uno que los anglosajones denominan All Day Breakfast, que contiene entre otros ingredientes, tomate, queso, huevo, bacon y carne de cerdo. Todo el proceso de producción de uno de estos sándwiches provocaría una emisión de unos 1.141 gramos de dióxido de carbono, el equivalente a la de un coche que recorre 19 kilómetros.
Y el segundo más contaminante sería el tradicional sándwich de jamón y queso, que produciría una emisión total de unos 1.350 gramos de dióxido de carbono. Aunque hay que especificar que estos datos se refieren a productos que se compran ya preparados. Y que las cifras de las emisiones se reduce a la mitad o más si se hacen en casa.
Por si interesa, dejamos aquí una selección de lo que contamina algunos otros tipos de sándwich. Siempre, según los datos del estudio de Manchester.
Gambas y mahonesa. 1.255.
Huevo y bacon. 1.182.
Jamón solo. 1.119.
Queso y tomate. 1.067.
Pollo y bacon. 1.030.
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