No hay nada de malo en tener una alimentación saludable, el problema se presenta cuando te hace perder la cabeza. La ortorexia comienza con el simple deseo de procurarse una dieta sana. Sin embargo, hay quienes se obsesionan y enferman.
Muchos se preguntarán: ¿comer sano puede ser catalogado como una enfermedad? Pues sí, cuando la alimentación saludable se convierte en una obsesión enfermiza los médicos lo llaman ortorexia. Las personas que la padecen se enfocan no solo en el tipo de alimento que comen, sino también en su calidad y pureza. Su vida gira en torno a comidas orgánicas y libres de compuestos químicos. Están constantemente preocupados por lo que consumen. Pasan días investigando, planificando y preparando lo que llevan a la boca. Tienen reglas muy estrictas y si las llegan a romper, se sienten culpables.
A diferencia de otros trastornos alimentarios, como la bulimia, a los ortoréxicos les gusta compartir sus hazañas. Se enorgullecen de lo que comen y no se abstienen de decírselo a los demás. Además, suelen menospreciar a quienes no siguen sus normas dietéticas. Debido a estas conductas poco amistosas, quienes sufren la patología suelen quedarse aislados socialmente.
La página web de la Asociación Americana de Psiquiatría explica: “El ortoréxico impondrá reglas cada vez más estrictas en su esfuerzo por mantener un estado ‘puro’. A veces pueden llegar al extremo de que su dieta sea bastante limitada, pues han eliminado gran mayoría de los alimentos por no cumplir con sus estándares de calidad. Y si estos no están disponibles, prefieren no comer aunque eso implique un riesgo de desnutrición e incluso hasta la muerte”.
Posibles causas
Para nadie es un secreto que los estándares de belleza en la sociedad son cada vez más altos y para unos inalcanzables. Por otro lado, la cantidad de información acerca de que los alimentos son alterados genéticamente pulula en los medios. Ambos aspectos, sumado a esas dietas de moda que se fundamentan en la supresión por completo de un grupo de alimentos, podrían ser las causas que azuzan en el desarrollo de la ortorexia.
Aunque esta patología —definida por el médico norteamericano Steven Bratman en el año 2000 en su libro Health Food Junkies— aún no ha sido reconocida oficialmente en los manuales terapéuticos de trastornos mentales, los escasos estudios sobre ella parecen confirmar que detrás de la obsesión por un menú escrupulosamente saludable subyace con frecuencia un trastorno psíquico. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la clasifica dentro de los trastornos alimentarios no especificados y calcula que 28 % de la población de los países occidentales la padece.
Según la página web del Centro de Psiconutrición en Chile, el epicentro de este trastorno se encuentra en naciones desarrolladas como Estados Unidos y algunos países en Europa. Lugares donde la moda por lo natural se ha multiplicado exponencialmente —hasta el punto de crear tiendas especializadas con productos de la agricultura ecológica: libres de componentes transgénicos, sustancias artificiales, pesticidas, herbicidas, entre otros—.
Se estima que 2 % de los norteamericanos la padecen y, aunque en Venezuela no hay reportes oficiales de ortorexia, se están comenzando a registrar en las consultas psiquiátricas algunos casos a raíz de este “boom fitness”. Para el nutricionista Rubén Bravo del Instituto Médico Europeo de Obesidad, la cifra a nivel mundial podría aumentar progresivamente.
Fuente: Estética y Salud