Algunos se preguntarán por qué la insistencia con el asunto de la inflación y el problema económico. Y la respuesta es muy sencilla, porque es lo único que le interesa al venezolano, además del problema del agua, la falta de electricidad y la poca asistencia de salud. Cada vez que el Cendas publica el costo de la canasta alimentaria, la gente se angustia, pero también entiende por qué su nevera está más vacía cada día.
De acuerdo con el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros, para octubre la canasta alimentaria pasó de los 385 dólares. Hay que agradecer una vez más a este organismo que se preocupe por mantener informados a los venezolanos sobre este asunto que tanto los golpea, y sobre todo a los maestros que, como la mayoría de los profesionales, ganan una miseria. Ninguno de ellos llega ni a 10% de ese requerimiento para mantener a una familia de 5 miembros.
Ni siquiera con los bonos que da la empresa privada que mantiene los pocos empleos formales en el país puede un trabajador comprar todo lo que se requiere para alimentar a los miembros de su hogar. ¿Y qué dirán los pensionados y jubilados? Que ni siquiera cobran extra ni tickets para la alimentación y a la mayoría se le suma la cuenta de las medicinas. Esto es sencillamente un crimen que no puede obviarse, porque es como condenar a todos a morir de hambre.
Y esto se traduce en la desnutrición de buena parte de la población, aunque muchos fijan su atención en los más vulnerables, los niños y los ancianos. No hay un programa gubernamental dirigido a salvarlos de las secuelas que este mal conlleva. Lo único que reparten es la dichosa bolsa CLAP que sirve para llenar el estómago de calorías vacías.
Precisamente lo que más aumentó el mes pasado fueron los cereales, las carnes, los lácteos y los huevos, lo más necesario para asegurar el crecimiento adecuado de los venezolanos menores de edad. Este sí es un problema que hay que atacar, y pronto. No se puede esperar por elecciones mágicas, nuevos liderazgos ni nada que se les parezca. Esta es la verdadera emergencia humanitaria por la que están preocupados muchos países y por lo que han huido tantos.
Lo peor es que estas cifras son del mes pasado. El panorama para noviembre no es más esperanzador. Se trata de un problema estructural que implica desde el precio del diésel para transportar las cosechas hasta la comercialización final. Hay que enfocarse en este asunto de manera urgente. Si tan solo hubiera alguien en el gobierno chavista que quiera pasar a la historia por algo bueno.
Editorial de El Nacional