Cuando estalla algún tipo de conflicto entre dos naciones, es bastante frecuente que una de ellas convoque al embajador de la otra para transmitirle sus quejas. Esto es algo que sucede con bastante frecuencia en todo el mundo, ya que es el procedimiento habitual que tienen los gobiernos de cada país para comunicarse su malestar por alguna acción o política determinada.
En la mayoría de los casos, el problema no va a más y acaba solucionándose de algún modo. Pero si la escalada de tensión prosigue en ascenso, el estado que se considera ofendido puede decretar como medida de aviso, la expulsión de algunos funcionarios de la otra nación.
Si aún así, sigue sin haber un acuerdo entre ambas partes, dicho estado puede tomar la decisión de expulsar al embajador de la otra nación. Para ello, primero llama a consulta a su propio embajador en dicho país. Oficialmente, dicho trámite tiene como fin buscar posibles soluciones alternativas antes de tomar la decisión final. Aunque hay casos en los que se hace por puro trámite.
La Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas, que está en vigor desde 1961 en casi todos los países que forman parte de la ONU, permite que una nación pueda declarar persona non grata al embajador o a cualquier funcionario de una legación extranjera. Puede hacerlo por causas tangibles, como haber violado las leyes nacionales, o realizar tareas de espionaje. o simplemente como medida simbólica de protesta. En cualquier caso, esa legislación permite que la nación que adopte dicha decisión no tenga que explicar sus motivos.
Es entonces cuando, de acuerdo con dicho tratado, se decreta formalmente la expulsión del embajador extranjero, al que se le declara persona non grata. Y lo habitual es concederle 72 horas para que salga del país. Dar ese paso supone una crisis grave, pero no implica la ruptura total de las relaciones diplomáticas entre ambas naciones. De hecho, la embajada afectada continúa generalmente abierta, aunque con el personal muy reducido y al cargo de ella queda un funcionario de menor rango. Eso sí, sus funciones quedan reducidas únicamente a prestar apoyo a los ciudadanos de su nacionalidad que se encuentren en dicho país.
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