Una definición sencilla de la inflación es la pérdida del poder adquisitivo de la moneda. La inflación es un gran enemigo a vencer, nos impacta a todos y en especial a los más pobres. La primera pregunta que nos debemos hacer, es si es posible derrotar a ese flagelo llamado inflación? La respuesta es que sí, aunque no existen fórmulas mágicas, milagrosas o rápidas.
La producción es un elemento importante, por lo que un factor fundamental es el diálogo, ya que me refiero a inversión privada productiva, en ese sentido, el Gobierno se tiene que entender y poner de acuerdo con empresarios y trabajadores, por ejemplo, los aumentos salariales se deben pactar en base a la inflación futura, y no con la pasada, lo que conlleva sacrificios, que no se pueden llevar adelante sin un gran pacto o acuerdo social en donde todos entendamos que sacrificios para hoy y mañana son para un futuro mejor.
Si por el contrario, los ajustes de salarios van alineados con la inflación pasada, a cada ajuste seguirá un incremento salarial y se entra en un círculo perverso. Los efectos negativos de la inflación en una economía son diversos, incluyen la disminución del valor real de la moneda a través del tiempo, el desestimulo del ahorro y de la inversión debido a la incertidumbre sobre el valor futuro del dinero, y la escasez de bienes por los desequilibrios que genera. La inflación impacta en el crecimiento, el desarrollo y la distribución del ingreso. Muchos factores pesan sobre la inflación, hasta las expectativas de la gente de que los precios seguirán subiendo y ello, los motiva a comprar antes de que vuelvan a subir. De alguna manera, con la inflación, perdemos todos, decir que es el gran enemigo a vencer es cierto.
¿Cómo combatir la inflación?
Muchos hablan de problemas poco de soluciones. Existen muchas recetas para combatir la inflación, pero muchas veces, el remedio, puede resultar peor que la enfermedad. Las medidas que se adopten, deben ser económicamente efectivas y además política y socialmente aceptables o razonables. Por ejemplo, medidas dirigidas a restringir el dinero, que generen recesión y mayor desempleo son inaceptables y se convierten en una forma muy inequitativa de combatir la inflación ya que terminan siendo medidas que afectan a los más débiles. Un buen ejemplo, de esos programas de errores los hemos visto en varias recetas en países europeos para salir de la crisis internacional, donde se han hecho cosas, que además, de ser medidas inequitativas muchas veces tampoco han sido efectivas.
Todas las medidas para controlar la inflación tienen un costo. Para combatir la inflación es necesario resolver problemas mediante transformaciones estructurales de la economía, diversificando la estructura de la actividad económica y logrando más y más producción que, por ejemplo, reduzca las necesidades de importar en los volúmenes que lo hacemos en la actualidad. Es decir, se debe buscar estimular el crecimiento y, a la vez, combatir la inflación. Insisto en que el problema es gerenciable y en la producción está la clave y para ello, deben hacerse los necesarios acuerdos entre el Estado y el sector privado. Lo que para mí, hace evidente, la necesidad de la concertación y el diálogo.
La inflación se combate con más producción, con políticas económicas, que orienten la liquidez hacia la economía real y aumenten la oferta de bienes y servicios. Lograr resultados de un política antiinflacionaria requiere de años e implica políticas fiscales, manejo del gasto público, políticas monetarias e incremento de la producción, buscando un equilibrio entre lo que se puede comprar y el dinero en circulación y definitivamente trabajando más para producir más. La próxima semana daremos recomendaciones de cómo ganarle a la inflación en sus finanzas personales.
Fuente: http://www.finanzasdigital.com