El mal ambiente en el trabajo genera ansiedad y estrés que repercuten en el rendimiento laboral, tal y como afirma Elisa Sánchez, psicóloga y coordinadora del grupo de salud laboral del Colegio de Psicólogos de Madrid. “Es frecuente que un estrés prolongado derive en depresión y que en algunas situaciones conflictivas una de las partes tenga comportamientos que se consideren acoso laboral. Esto se traduce en una disminución de la productividad, un aumento de los errores, quejas de los clientes y absentismo, todo ello, con repercusiones importantes para la empresa”, explica Sánchez.
A estos problemas se suman otros como un aumento de la irritabilidad, relaciones deficientes dentro del equipo, menor comunicación y empatía y hasta un posible aislamiento, según Jorge Guelbenzu, director general de Infoempleo. “Esto puede producirse por el alto volumen de trabajo, la compleja conciliación, la posible inestabilidad laboral, el exceso de responsabilidad o incluso las relaciones con los compañeros”, detalla.
Consejos para lidiar con los malos compañeros de trabajo
1. Afrontar la situación
Cuanto existen problemas relacionados con la competitividad, el estrés y la envidia en la oficina “lo más importante es no obviar lo que está pasando porque es posible que las cosas se vayan agravando hasta que haga mella en la autoestima y el trabajo de la persona”, indica Guelbenzu. A su juicio, es necesario hacer un análisis del entorno laboral así como de las causas que estén dando lugar a los hechos y valorar la conveniencia de emprender cambios.
2. Mostrar empatía
A parte de tener una actitud activa ante los problemas laborales, el director general de Infoempleo aconseja “ser más empático y estar dispuesto a ponerse en el lugar del otro”. Además, en momentos de tensión recomienda “mantener la calma sin agobiarse o ponerse nervioso porque puede complicar la situación”.
3. Mantener la distancia
“Debemos ser capaces de mantener las distancias, sin tomárnoslo como algo personal ni comportarnos de la misma manera (que otros compañeros) como táctica defensiva”, recuerda Sánchez. Esta coach y mediadora laboral señala que para protegerse es mejor marcar límites: “Si observamos que hemos tenido otros incidentes con esa persona o vemos cómo se comportar con otros, a partir de ahí, hay que definir hasta donde estamos dispuestos a ceder”.
4. No dejarse manipular
Esta psicóloga sugiere que ante los malos compañeros de trabajo “no debemos dejarnos chantajear o manipular, sino mostrar una actitud firme de forma asertiva y tranquila, utilizando la técnica del disco rayado, es decir, repitiéndonos a nosotros mismos lo que deseamos”.
5. Acudir a un superior
Cuando las desavenencias entre compañeros no se pueden gestionar de manera individual o el conflicto se prolonga en el tiempo, “habría que acudir a un responsable para que pueda atajar lo que ocurre y resolverlo”, comenta Guelbenzu.
6. No criticar en la oficina
Quejarse no sirve para nada e incluso empeora las cosas. “Puede ser muy perjudicial de cara a otros compañeros a los que traslades tus quejas. Si lo haces fuera del trabajo, piensa cómo puede incidir que otra persona escuche de forma persistente tus comentarios negativos”, subraya.
7. Técnicas de relajación
Para controlar los momentos de tensión en el trabajo, la relajación puede ser un gran aliado aunque Sánchez advierte que “a cada persona le resultan más eficaces un tipo de técnicas que otras, por ello, hay que probar distintos ejercicios hasta encontrar los más adecuados para cada uno”. En este contexto, esta psicóloga apuesta por “la relajación muscular como la de Jacobson, las técnicas de relajación mental a través de visualizaciones o incluso la meditación con mindfulness”.
¿Y si tengo una mala relación o conflicto con mi jefe?
Los conflictos con un superior son una de las principales causas de abandono laboral según Guelbenzu. Antes de llegar a ese punto aconseja “conocer a esa persona y las razones que le llevan a actuar de esa forma, y así, intentar modular inteligentemente tu comportamiento con el fin de evitar confrontaciones”.
En la misma línea, Sánchez propone “buscar soluciones positivas para nosotros y valorar la situación como una posibilidad para aprender o mejorar nuestras habilidades”, pero mostrando una actitud “cautelosa, educada y firme sin ser agresivos”. Sin embargo, “si el problema traspasa los límites del respeto y en nuestra empresa hay un protocolo de prevención de conflictos o de acoso, hay que activarlo”, añade.
La comunicación para resolver conflictos laborales
Ambos expertos coinciden en que ante problemas con malos compañeros de trabajo o superiores siempre hay que huir de una actitud pasiva y, ¿cómo hacerlo? En este sentido la comunicación es la clave. “Siempre debe ser la primera opción ante cualquier situación de conflicto, pues evita la complicación de los mismos y ayuda al conocimiento de entre los miembros de equipos”, apunta Guelbenzu. Para mejorar la comunicación en el plano profesional, Sánchez recomienda:
Utilizar la primera persona: yo me siento decepcionado mejor que tú me has decepcionado.
Es mejor hacer preguntas que dar las cosas por hecho.
Hablar de los hechos y no de las características de una persona: es mejor decir has llegado 15 minutos tarde que eres un tardón.
Ser específicos y evitar a generalizaciones despectivas como, por ejemplo, es preferible decir faltan las conclusiones del informe que está mal, no te implicas en el trabajo.
En caso de desacuerdos, es más adecuado comentar que tenemos otro punto de vista y pedir disculpas que insistir en que tenemos la razón.
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Por Confirmado: MariGonz