El quinto Año Santo extraordinario, el de la Misericordia, ha sido el primero convocado por el papa Francisco y coincide con el cincuenta aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II (1962-1965).
El pasado 29 de noviembre Francisco anticipó el comienzo del Jubileo al abrir la Puerta Santa de la catedral de Bangui, en la República Centroafricana, durante su viaje a África como gesto simbólico de anticipo a este Año Santo que comienza hoy.
El primer Jubileo católico fue convocado en el año 1300 por el papa Bonifacio VII y es un periodo especial dedicado a la remisión de los pecados, a la reconciliación y a la conversión. En ese tiempo el papa concede a los fieles la indulgencia plenaria, un perdón general con diversas condiciones.
El término Jubileo proviene de la palabra hebrea «yobel», nombre que recibía un cuerno de cabra cuyo sonido inauguraba cada 50 años un periodo en el que se condonaban las deudas.
Se pueden convocar dos tipos de Jubileos, el ordinario y el extraordinario. Desde el 1475 se celebra uno ordinario cada veinticinco años para permitir a cada generación vivir uno.
El convocado por Francisco es extraordinario, no responde a una calendario concreto sino a su voluntad de rememorar un evento significativo, en este caso el cincuenta aniversario de la clausura del Concilio Ecuménico Vaticano II (1962-1965).
Este Jubileo durará hasta el 20 de noviembre de 2016, cuando se celebra la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo.
Los Jubileos carecen de tema, pero Francisco ha consagrado el suyo a la misericordia, un concepto que ha definido como «la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida».
El papa considera que «la propia Iglesia a veces sigue una línea dura y cae en la tentación de subrayar únicamente normas morales» excluyendo a muchas personas. Su voluntad es crear una Iglesia que sea un «hospital de batalla» en el que «los heridos sean sanados».
Para iniciar este periodo se promulga una bula y comienza con el rito solemne de la apertura de la Puerta Santa de la basílica de San Pedro, una puerta tapiada que solo se abre en este tiempo.
Se trata de un gesto simbólico con el que la Iglesia católica ofrece a los fieles una vía alternativa hacia la salvación.
Para que pueda participar un mayor número de personas, el papa ha autorizado la apertura de puertas en templos y santuarios de todo el mundo.
Además enviará a los conocidos como «misioneros de la misericordia», sacerdotes con la potestad de perdonar los pecados reservados a la sede apostólica.
El teólogo Giulio Maspero explicó recientemente en Radio Vaticano que para obtener la indulgencia es preciso confesarse, comulgar, rezar por el papa y cumplir un gesto de beneficencia.
Asimismo Francisco, en la bula jubilar, llama a los fieles a «cumplir un breve peregrinaje» hacia una de las Puertas Santas abiertas en todo el mundo.
Las fechas más importantes del Jubileo tendrán lugar el próximo domingo cuando el papa abra la Puerta Santa de la catedral de Roma, San Juan de Letrán, y de la basílica de San Pablo Extramuros. El 1 de enero de 2016 hará lo propio con Santa María la Mayor
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El 10 de febrero el pontífice enviará a los «misioneros de la misericordia» y durante todo el año se dedicará el Jubileo a diferentes colectivos como los jóvenes, los enfermos o los encarcelados.
La clausura de las Puertas de las basílicas romanas será el 13 de noviembre de 2016 y la de San Pedro se cerrará el 20 de noviembre.
Durante este tiempo en Roma y la Ciudad del Vaticano, que cuentan con una gran presencia policial e incluso militar, las autoridades han impulsado medidas como la prohibición de transportar materiales explosivos o sobrevolar el centro de la capital italiana, entre otras cosas.
Para cruzar la Puerta Santa vaticana los peregrinos deberán registrarse en la página web www.im.va o acudir a la Oficina de Recepción de peregrinos para solicitar el acceso.
Fuente: EFE