Ya son siete meses del restablecimiento de las relaciones entre Colombia y Venezuela. Aunque en la lista figuran varios avances, aún hay temas por resolver, como la llegada de un cónsul a Caracas o la regularización de los vuelos comerciales.
También temas por aclarar, como por ejemplo si Colombia va a importar gas venezolano, o si por el contrario de momento va a pasar de largo sobre este punto en particular.
Desde su residencia -notablemente recuperada y con obreros trabajando tras años de abandono- el embajador colombiano Armando Benedetti conversó con EL TIEMPO. Hizo un balance y proyección de estas relaciones.
En una de las oficinas del primer piso y teniendo como formal solo el traje azul que llevaba, Benedetti se hace un lugar en el sillón y narra con emoción cómo La Quinta Colombia ahora sí es habitable, no como cuando llegó en agosto. Eso le da paso a enumerar lo que considera logros de su gestión.
Sin caer en la vanidad, creo que lo que hemos hecho desde el día cero es bastante. Aquí no empezamos de cero, empezamos de menos 10 para llegar a 10. Pero nos faltan los consulados”, dice mientras se escucha de fondo a los obreros que trabajan en la recuperación de las paredes externas de la casa.
Benedetti asegura que Gustavo Petro y Nicolás Maduro mantienen una conversación permanente. “Los puse a hablar tanto que ahora me entero de lo que hablan es por Twitter”, dice bromeando.
En la oficia, iluminada por luz natural, con algunos libros y sillas parecidas a las que se pueden encontrar en la Quinta Bolívar en Bogotá, el embajador continúa enumerando las bondades del restablecimiento.
“Se abrieron las fronteras, se inauguró un puente, se hicieron las vías. Creería yo que por primera vez le estamos quitando la frontera a las mafias. Alcanzamos a detectar 200 trochas, de las cuales en 10 pasaban tractomulas”, dijo.
Y añadió: “Hay una cooperación judicial muy fluida. Devolvimos Monómeros. Se instalaron las mesas de paz con el ELN aquí. El transporte aéreo todavía me sigue pesando. Tenemos que ponernos de acuerdo Venezuela y Colombia porque le estamos haciendo el favor a Copa y no a nuestras aerolíneas”.
Antes de empezar la entrevista el embajador entrega un documento en el que se muestran datos económicos. Según el texto, hasta finales del año pasado Colombia exportó 36.871.589 dólares, lo que representa 33.639 toneladas de productos.
Desde Venezuela, Colombia importó 5.504.915 dólares, o lo que representa 17.283 toneladas de productos. La mercancía hacia Venezuela se ha realizado a través de 1.587 camiones, mientras que Colombia ha recibido 552 vehículos de carga pesada.
Benedetti también opina sobra la política venezolana y cree que el buen suceso de las negociaciones que se están llevando en México entre la oposición, el gobierno y Estados Unidos, también le compete a Bogotá.
“Estaremos siempre prestos a servir a que cualquier avance que dependa de nosotros lo haremos”, aseguró.
¿Cuáles son las nuevas realidades económicas?
-Venezuela, como era el rico del barrio, siempre negoció mal sus convenios. Ahora está más atenta. Ahora Venezuela está en el plan de producir y está en una economía postpetróleo. Por eso el convenio 28 es muy importante. La vocación de Venezuela es ser productiva, por lo tanto debemos asociarnos, eso es lo que yo he aprendido desde que llegué aquí. Venezuela está cuidando su dinero y por eso la relación con Colombia debe ser paulatina.
-¿Cómo va el tema de las trochas?
Petro la primera vez que viene llega molesto por eso. Petro ha sido insistente en que hay que buscar una solución para ese tema, eso se va dando, pero falta mucho más.
-¿Por qué ha sido tan difícil?
-Siguen las mafias…
-¿Qué es lo que pasa con el tema del gas y la posible exportación de Venezuela hacia Colombia?
Aquí hay un oleoducto que se llama Antonio Ricaurte. Eso lo hicieron en 2008. Salía desde el lago de Maracaibo y llega hasta Campo Ballena. Son 85 kilómetros. Parece que eso no está en buen estado, entonces lo que se ha pensado es recuperarlo con empresa estatal, pero Petro dijo que no iba a importar gas y lo dijo de forma tajante. Ahora, me he enterado que hay privados que quieren transportar el gas. Todo el mundo me pregunta por eso, yo no tengo nada que ver con eso, eso es un problema de la ministra de Minas.
El Tiempo