Claudio Nazoa: José Antonio Abreu es el agua del Santo Ángel

Claudio Nazoa: José Antonio Abreu es el agua del Santo Ángel

 

Estimado José Antonio Abreu:

No sé en qué parte del universo te encuentras. Espero que no sea en el cielo porque me han contado que allí todo es tan tranquilo, que la vida eterna se vuelve fastidiosa. No te imagino sentado en una nube, con una bata blanca y unas incómodas alitas, fastidiado, mirando para abajo, hacia el purgatorio y el infierno, lugares a donde han llegado muchos de tus amigos quienes seguramente estarán inventando vainas buenísimas. En lo personal trato de no portarme tan bien para ver si me sale purgatorio con la esperanza de obtener un pase hacia el infierno porque, yo sí que no tengo dudas de que todos mis amigos, los que ya se han marchado, están divirtiéndose muchísimo por esos lares.

José Antonio, qué difícil lograr lo que lograste y continúas logrando. Qué increíble no solo que tu sueño se haya hecho realidad, sino que además está cumpliendo medio siglo. No te voy a decir que es una lástima que no estés aquí para celebrarlo porque, mi estimado y querido amigo, tú estás aquí. Todos los días estás en el corazón de un millón de niños y jóvenes que estudian en el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e infantiles de Venezuela. Cuando cada uno de ellos se levanta y comienza a practicar con su instrumento, allí estás tú, en espíritu, cuerpo y alma. Son 1 millón de José Antonios Abreus quienes, diariamente, amanecen llenos de alegría, conocimientos y sentido de pertenencia por ser parte de algo tan importante como lo es El Sistema.

José Antonio, insisto, sigues vivo en el trabajo diario de cada miembro de la junta directiva, en los porteros que reciben y despiden a los niños, en la eficiente señora que limpia, en el corazón de nosotros los embajadores. Todos somos José Antonio Abreu.

Vivimos momentos difíciles en el mundo y Venezuela no escapa de ellos. Algunas personas, inconscientes, mal informadas o maledicentes, cuestionan desde la irracionalidad, que El Sistema continúe funcionando a pesar de esos problemas. Pareciera que algunos, solo algunos, no han entendido que existen un millón de niños atendidos todos los días de la semana y todos los meses del año, en esta cosa inédita llamado El Sistema y, aunque nació en Venezuela, supo conquistar el mundo.

A lo mejor no todos esos niños llegarán a ser Gustavo Dudamel, Glass Marcano, Clara Rodríguez, Elisa Vegas, Gregory Antonetti, Gabriela Montero, Diego Matheuz, Christian Vásquez o Edison Ruiz, entre tantos otros. Quizás no. Pero el acercarlos a la música, les está enseñando que la vida puede ser bella, que un pedazo de madera y cuerdas, trabajado por un Luthier formado en El Sistema, se convierte en un instrumento asombroso con el que se puede crear una melodía.

Interpretar un tema musical, es una forma de meditación extrema, de interioridad, de gozo íntimo y máximo, comparado solo con el orgasmo. Eso siempre lo has visto en la cara de los músicos cuando tocan, ustedes se transportan a un mundo sublime que aman y que los separa de la maldad que los rodea.

José Antonio, te tocó y ahora les toca a quienes están a la cabeza de este proyecto mundial, “surfear” las críticas, las envidias y las maldades de quienes, inexplicablemente, no entienden que El Sistema no es de Carlos Andrés, ni de Lusinchi, ni de Caldera, ni de Chávez, ni de Maduro, ni del próximo presidente de Venezuela, es de los niños y es que, El Sistema es como el Salto Ángel, no importa quien dirija la política de Venezuela, el Salto Ángel siempre estará echando agua para asombrar al mundo y hacer felices a los venezolanos. Pongo este extraño ejemplo porque no faltará alguien que diga que hay que secar el Salto Ángel hasta que venga un gobierno que a él le guste.

Ay, querido amigo, quiero que sepas que te escribo estas líneas desde la emoción al ver esta belleza que has creado. Vamos a estar pendientes para buscarte un defecto y pedir hablar con Dios para lograr que te bajen de esa nube. Me encantaría que, por esos misterios de la eternidad, te encontraras con Aldemaro Romero, otro músico grande y buen amigo. Ustedes dos, diferentes en personalidad y estilo, con el talento y la tenacidad que los caracteriza, seguramente cambiarán el sentido de la vida del más allá.

Me despido a sabiendas de que tu presencia, espiritual y física, acompañarán a El Sistema por otros cincuenta años más, formando a los venezolanos buenos del futuro.

José Antonio, tú sin saberlo, te has convertido en el agua del Salto Ángel de Venezuela.

 

Claudio Nazoa

 

 

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