Un cuerpo con celulitis es un cuerpo que se esconde y que, en muchos casos, sufre. Qué produce los odiosos «pocitos», en qué momentos de la vida se intensifica su aparición y qué podemos hacer para evitarlos y… ¡Dejar de taparnos!
Un cuerpo que se esconde señala a una mujer que sufre. Y muchas de las que padecen celulitis hacen lo posible -y lo imposible- por ocultar las zonas más afectadas. Sin embargo, esto tiene un costo emocional, vincular y afectivo ya que no brinda soluciones y sólo nos hace “salir del paso” con paliativos momentáneos que nos evitan la vergüenza ante la mirada de los otros. ¡Llegó el momento de cambiar y de tomar la celulitis por las astas! Estás en la época del año ideal para encarar cualquier tratamiento y hacer un cambio de vida que empiece en la hipodermis y se luzca en la epidermis.
Hormonas en el avance de la celulitis
El aspecto hormonal es el que más influye en las mujeres. Es así como el estrógeno y la progesterona son las hormonas que intervienen en su formación, afectando tanto a mujeres delgadas como a aquellas que tienen kilos de más. Ninguna está exenta de la piel de naranja en zonas como piernas, muslos, abdomen y brazos.
Las fluctuaciones hormonales y los altos niveles de estrógeno desencadenan la producción de celulitis. En este último caso, muchos métodos anticonceptivos juegan un rol fundamental, puesto que contienen esta hormona y agravan la disposición genética.
Pero, ¿cómo interviene la acción hormonal en el avance de la celulitis? El estrógeno estimula la retención de líquidos en los tejidos y, en consecuencia, se entorpece la circulación de la sangre; mientras que la hormona progesterona es la que predispone a la acumulación de grasas. De este modo, ambas hormonas hacen sus procesos en el organismo acumulando grasa localizada. En la formación de celulitis se pierde colágeno y sin él las células de grasa se almacenan en grupos y van hacia las capas más superficiales de la piel. Allí aumentan su tamaño y forman nuevos adipositos, lo que implica más celulitis.
Etapas de celulitis en alza
Si bien nuestras hormonas están actuando permanentemente, hay etapas en la vida de la mujer en las que tienen un rol preponderante:
Durante la adolescencia, ebullición hormonal. El cuerpo de niña comienza a transformarse para tomar las primeras formas de un cuerpo de mujer. Empieza a salir el vello corporal, la piel se hace más grasa y tiene acné, los pechos comienzan a crecer, las caderas se ensanchan y, por supuesto, aparece la menstruación. De todo este gran cambio son responsables las hormonas femeninas que hacen que la grasa se acumule en diferentes zonas. Durante esta etapa, el cuerpo se va acomodando a la influencia de las hormonas pero con sus fluctuaciones. Por eso, es normal desde que las reglas no sean regulares, hasta que haya un exceso de producción de grasa con consecuentes brotes de acné. La celulitis es la parte menos grata de todo este cambio ya que puede empezar a ser levemente visible durante estos años.
Embarazo. Es la segunda etapa en la que somos más propensas a desarrollar celulitis. El cuerpo atraviesa otro estallido hormonal para tener las condiciones necesarias para albergar al bebé durante nueve meses y luego poder amamantarlo. De este modo, se estimulan las glándulas mamarias y crece el útero para contener al feto, entre otras mutaciones. En este período, el estrógeno y la progesterona no son las únicas hormonas que trabajan, sino que se activan otras que influyen en la sensibilidad y los cambios de humor, además de generar transformaciones a nivel físico. En este caso, si ya teníamos celulitis, las hormonas que intervienen, harán su trabajo por aumentarla.
Menopausia. Este es el momento en el que las hormonas empiezan a interrumpir su normal funcionamiento. Entonces se preguntarán, ¿no deberíamos tener menos celulitis? Lamentablemente sucede lo contrario, porque la disminución de progesterona hace que los grupos de grasa que estaban en las capas más profundas, salgan a la superficie y, por ende, se hagan más visibles. Durante este lapso, la mujer pierde elasticidad en la piel y eso hace aún evidente la grasa acumulada.
La celulitis y nuestro complejo sexual
La celulitis es un problema estético que influye en otras áreas porque afecta la confianza personal y la autoestima. Por este motivo, muchas mujeres nos privamos de usar un traje de baño, no nos desprendemos del pareo ni del short, evitamos usar pantalones o polleras que nos marquen las zonas afectadas y, fundamentalmente, vivimos acomplejadas por el miedo a no gustar.
En este último aspecto interviene nuestra vida sexual. La celulitis incomoda y no nos hace ver sensuales. Por el contrario, nos inhibe, nos hace taparnos y ocultarnos, aún en situaciones en las que tenemos que hacer todo lo contrario, como durante el encuentro sexual.
Pero sucede que exponer el cuerpo en este momento de intimidad, nos hace sentir vulnerables porque sabemos que no estamos en óptimas condiciones estéticas y eso menoscaba nuestra seguridad y nos priva de disfrutar de un buen momento junto a nuestra pareja. Estamos más preocupadas por disimular la celulitis que concentradas en el placer.
Y así pasa el tiempo y esto se convierte en un círculo vicioso: cada vez tenemos más celulitis, nos avergonzamos más, nos exponemos menos y disfrutamos poco porque nos sentimos presas del cuerpo que intentamos esconder. Ante esto, lo mejor es buscar una solución estética que nos devuelva la autoestima para taparnos menos y mostrarnos más.
Las hormonas no son todo
Es cierto que las hormonas influyen notablemente en la aparición de la celulitis, y que por el solo hecho de ser mujeres estamos expuestas naturalmente a que, en algún período de nuestra vida, aparezca. Sin embargo, conociendo los momentos de mayor predisposición, podemos actuar de forma preventiva, influyendo sobre otros factores.
De esta manera, es ideal que nos preocupemos por acompañar ciertos cambios de hábitos que harán la diferencia entre una celulitis leve y tratable en pocas sesiones y una celulitis avanzada con la cual tendremos que batallar con procedimientos más intensivos y durante más tiempo.
Por eso, debemos asegurarnos de tener una buena alimentación (sana, variada y completa) y de hacer ejercicio de manera habitual. También es primordial beber agua en cantidad, eliminar el cigarrillo, tomar poco alcohol (o evitarlo totalmente) y descansar de manera adecuada.
Todo esto nos ayudará a disminuir los efectos de la celulitis en nuestra piel para sentirnos seguras y poder mostrarnos en cualquier situación, sin que el cuerpo nos avergüence. Eliminemos las excusas por lo inevitable y comprometámonos con nuestro cuerpo de manera sostenida. Las mujeres que lo logran son las que incluyen en su vida disciplina, y las que saben que los tratamientos estéticos son más efectivos cuando ellas hacen bien su parte del cuidado, todos los días.
Fuente: Entremujeres