Durante seis horas los bancos recibieron el cúmulo de órdenes de empresas que hoy sabrán si recibirán una porción de los 200 millones de dólares que subastará el Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad), destinados a cubrir importaciones.
A pesar de que las condiciones para participar constituyen un filtro que deja por fuera a las pequeñas empresas, las compañías que poseen suficiente músculo financiero introdujeron órdenes de compra por montos que, de acuerdo con fuentes bancarias, fácilmente duplican el monto de la oferta.
La urgencia de las empresas es comprensible. Las cifras oficiales desnudan que la oferta de dólares para comprar insumos, maquinaria, repuestos, registra un descenso de 27% al contrastar los dos primeros meses de este año con el mismo lapso de 2012.
«Si las condiciones no fuesen tan exigentes la demanda de divisas hubiese sido astronómica», dice el tesorero de una importante entidad financiera.
La principal traba es que una vez la empresa es notificada de que ha salido airosa en la subasta y recibirá divisas para importar tiene que tramitar una carta de crédito confirmada, es decir, una garantía que recibe el exportador de que en caso de cualquier contratiempo, un banco del extranjero le pagará en la fecha convenida el costo de la mercancía enviada a Venezuela.
¿Cómo se obtiene? La empresa venezolana necesita que su banco en el país tenga líneas de crédito con entidades financieras del exterior para que éstas emitan la carta al exportador.
Si ocurre algún contratiempo el banco en el exterior le cancela al exportador pero le quita las divisas a la entidad financiera venezolana. Por lo tanto, la mayoría de los bancos privados del país están exigiéndole a sus clientes garantías que cubran este riesgo y tratan de trabajar con compañías importantes que tienen suficientes recursos propios.
En teoría, después de revisar que el precio del producto importado es el correcto, y la mercancía que ha llegado a puerto venezolano es la adecuada, el Banco Central le depositará las divisas a la entidad financiera venezolana para que haga el pago antes de que sea necesario que el banco extranjero cancele al exportador, pero el riesgo está presente.
Otro factor a tomar en cuenta es que los bancos pequeños no tienen líneas de crédito con entidades financieras del exterior y no pueden ofrecerle el servicio a sus clientes.
Para acudir a la subasta las empresas también necesitan estar inscritas en el Registro de Usuarios del Sistema de Administración de Divisas (Rusad), un trámite que de acuerdo con empresarios en el mejor de los casos puede tardar dos meses y requiere la consignación de 16 recaudos, entre ellos, solvencias certificadas de ministerios donde los procesos suelen ser bastante lentos.
Esta exigencia ha dejado sin opciones en el corto plazo, salvo el mercado ilegal, a un grupo de empresas que acudía al Sitme, un sistema clausurado el pasado 8 de febrero donde las compañías obtenían divisas a través de bonos sin estar inscritas en el Rusad.
La apertura
Los estudiantes en el extranjero que no reciben divisas en Cadivi y personas naturales en general que acudían al Sitme también se encuentran sin alternativas legales para comprar dólares, pero el presidente encargado Nicolás Maduro afirma que pronto podrán acudir al Sicad.
«Estamos terminando de pulir la resolución para que cualquier venezolano pueda acceder a las divisas», afirmó Nicolás Maduro y agregó a manera de ejemplo que «si una persona tiene un familiar enfermo en Argentina, y tiene que salir de emergencia podrá ir al Sicad y obtener sus dólares por ahí».
Los venezolanos no tienen ningún tipo de mecanismo que les permita protegerse de la inflación ahorrando en divisas.
Fuente: El Universal
