Carolina Jaimes Branger:¿Existe la “supremacía blanca”?

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Carolina Jaimes Branger:¿Existe la “supremacía blanca”?

La lucha contra la supremacía blanca no es solo una cuestión de justicia social, sino de evitar un nuevo genocidio, que hoy luce más probable que posible. Y también de construir un futuro en el que todos los individuos puedan prosperar sin importar su raza u origen.

Estados Unidos, 2025: un grupo de fanáticos grita consignas en un acto cuando Richard Spencer, el jefe máximo del grupo “Supremacía Blanca” saluda “Hail, Trump!” (el equivalente a “Heil Hitler!”), seguido por “Hail, Victory!” (equivalente a “Sieg, Heil!”, que traducido al español significa “¡Salve, Victoria!”. Fue el “grito de guerra” y saludo de los nazis, que ahora es el de los neonazis estadounidenses, también conocidos como la “alt-white” (“alternativa blanca”). Según ellos, los “blancos” (entrecomillas a propósito, que explicaré después) son los que se han esforzado, los cruzados, los exploradores, los conquistadores, los constructores… en pocas palabras, quienes dieron origen a la civilización.

Pero hay videos peores que el de los gritos histéricos de Spencer y su gente. Pienso en una intervención en particular de Stephen Miller, el principal asesor y arquitecto del programa de Donald Trump en materia de inmigración. Miller es judío, y sus mismos familiares dicen que parece un oficial de las SS de la Alemania nazi. Sí, esos mismos que masacraron a seis millones de judíos, probablemente hasta a miembros de su propia familia. Pues ese señor Miller en uno de sus discursos, fue todavía más radical (y patético) que Spencer, tanto, que varios medios de comunicación han considerado sus palabras un plagio de un discurso de Joseph Goebbels, el jefe de propaganda de Hitler, en 1932, llamado “Viene la tormenta”.

Por estas cosas es tan necesario conocer la historia. La supremacía blanca es un concepto sociocultural que ha resurgido en el debate público en los Estados Unidos. Para entender su significado y las falacias que la sustentan, es importante explorar sus orígenes y su evolución hasta el presente. La idea se remonta a la colonización europea en América del Norte, donde los colonizadores justificaban el dominio sobre las poblaciones indígenas y la esclavitud de africanos, basándose en la noción de que las razas blancas eran superiores. Este pensamiento se consolidó durante los siglos XVIII y XIX, en parte gracias a pseudociencias que promovían la idea de jerarquías raciales. A lo largo de la historia, estos conceptos se han utilizado para justificar políticas de opresión, discriminación y exclusión.

Pero el siglo XX trajo consigo no sólo avances científicos, sino también movimientos de derechos civiles que comenzaron a desafiar activamente la supremacía blanca, promoviendo la igualdad racial y el reconocimiento de los derechos de diferentes grupos. Sin embargo, aún hoy existen segmentos de la población que buscan mantener y promover ideas de esa supremacía, alimentándose de miedos y prejuicios.

Pero… ¿quiénes son los “blancos” y acaso son ellos los “creadores” de la civilización? Vuelvo a la Historia:

Las civilizaciones más antiguas no fueron de “blancos” como conocemos el término hoy, referido generalmente a personas de ascendencia europea o de características físicas asociadas con esta ascendencia, como poseer piel clara. Los sumerios, por ejemplo, eran un pueblo del Medio Oriente y es probable que tuvieran características físicas diversas, como ocurre en esa región. Los etruscos, aunque se asentaron en Italia, su origen exacto es objeto de debate y su apariencia física probablemente reflejara la diversidad del Mediterráneo y sus influencias. Los fenicios, por su parte, eran un pueblo del Mediterráneo oriental, y sus características físicas variaban considerablemente.

Hay más y contundentes ejemplos: los egipcios, los mayas, los incas, los chinos, el Imperio de Mali en África y los árabes, todos con grandes avances en matemáticas, medicina, astronomía y filosofía, centros de comercio e inteligencia, con personajes destacados preservando y ampliando el conocimiento de civilizaciones anteriores.

Y si hablamos de los griegos antiguos, su clasificación en términos de raza moderna puede ser problemática y a menudo es objeto de debate. En aquella época, su apariencia física variaba considerablemente entre las diferentes regiones de Grecia. A menudo se les describe como personas con características típicas del Mediterráneo, que pueden incluir una amplia gama de tonos de piel, cabello y rasgos faciales.

Ante esto, resulta una sobresimplificación hablar de los “blancos” como la raza superior y una manipulación imperdonable en el contexto de políticas migratorias.

Es un hecho demostrado científicamente que las premisas sobre las que se fundamenta la supremacía blanca no tienen fundamento y son éticamente problemáticas. La diversidad racial y étnica no solo es una característica inherente de las sociedades, sino que también enriquece la cultura, la economía y el tejido social del país.

La lucha contra la supremacía blanca no es solo una cuestión de justicia social, sino de evitar un nuevo genocidio, que hoy luce más probable que posible. Y también de construir un futuro en el que todos los individuos puedan prosperar sin importar su raza u origen.

 
Carolina Jaimes Branger

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