Carolina Jaimes Branger: Un capítulo de historia para recordar

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Carolina Jaimes Branger: Un capítulo de historia para recordar

La llegada de Charles De Gaulle a París al final de la Segunda Guerra Mundial es un evento significativo en la historia de Francia, de Europa y del mundo entero. Después de años de ocupación nazi, la liberación de París en agosto de 1944 marcó un punto de inflexión no solo para la ciudad, sino también para la identidad nacional francesa y para quienes creemos que la libertad política -entre otras libertades- es un derecho de todo ser humano.

El general caminó a lo largo de los Campos Elíseos y sobrevivió a las balas de francotiradores nazis dispuestos en sitios claves como para alcanzarlo… pero no lo alcanzaron. Su llegada a París simbolizó no solo la culminación de la lucha contra la ocupación, sino también su afán de reconstruir y redefinir la nueva Francia en el contexto de la posguerra. A lo largo de los siguientes años, De Gaulle desempeñaría un papel crucial en el proceso de recuperación del país y en la formación de una nueva política nacional.

De Gaulle, quien había sido nombrado líder de la Francia Libre en 1940, había estado trabajando desde el exilio para agrupar a los franceses en la resistencia contra los ocupantes alemanes. Su figura se había vuelto emblemática en la lucha por la libertad y la soberanía de Francia. Con la entrada de las tropas aliadas en París, la ciudad había comenzado su proceso de liberación. El 25 de agosto de 1944, De Gaulle llegó a la capital francesa, cuando la ocupación nazi estaba en su fase final.

Su entrada a París estuvo marcada por un gran desfile militar, en el que se unieron las fuerzas de la resistencia y las tropas aliadas. De Gaulle pronunció un discurso en la Plaza de la República, donde enfatizó la importancia de la liberación y el papel de los franceses en la resistencia. En su discurso, subrayó la unidad y la determinación del pueblo francés, marcando el comienzo de una nueva era para el país.

“¡Viva la libertad!” fue la frase final del discurso que pronunció en la Plaza de la República. Demás está decir que fue muy significativo. En él destacó la importancia de la liberación de la ciudad y el papel de la gran mayoría del pueblo francés en la resistencia contra la ocupación nazi. Afirmó la necesidad de unidad y la determinación del pueblo francés para reconstruir el país y recuperar su soberanía. Fue un momento simbólico que marcó el regreso de la Francia libre y la formación de un gobierno legítimo.

La afirmación más famosa, «París está libre. ¡Viva Francia!», subrayó la culminación de la lucha por la liberación de la ciudad. Sus palabras, dichas en un momento tan significativo, fueron un llamado al pueblo francés con el objeto de insuflarle el deseo de reconstruir en la posguerra.

Ese discurso ha sido considerado un hito histórico, porque capturó el espíritu de lo que había vivido Francia. De Gaulle había expresado su confianza en la recuperación y el futuro de su país. Su famosa frase final se convirtió en el símbolo de la victoria y la esperanza.

Y la reconstrucción -no sólo de París- sino de Francia, nació de esa esperanza sembrada por el líder. De allí la importancia y la trascendencia de quienes son luz para sus pueblos, como lo fue el general De Gaulle.

 

Carolina Jaimes Branger

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