José Gregorio Hernández dibujado por EDO
El médico de los pobres ha sido desde su muerte un incentivo para que escritores y artistas plasmen en obras de valor facetas nuevas, pero sobre todo cercanas a la vida cotidiana, que llevan a sentir que José Gregorio no es un extraño sino parte de la propia familia, que a él lo llevamos dentro de mil maneras.
La oficina de la postulación tiene trabajo ingente en levantar inventario de las obras que salen de la pluma o del ingenio de sus autores. Me referiré en esta ocasión a la publicación de tres libros en el marco de su canonización que merecen ser conocido por todos. Comencemos por la segunda edición de José Gregorio Hernández del lado de la luz, obra de varios autores en impecable y bella edición de la Fundación Bigott. Resalta el José Gregorio inabarcable. La proliferación de escritos, cada una resaltando el impacto de las diversas facetas de su vida: la expresión literaria, artística, musical y los números afiches en autobuses, en vehículos y en cualquier espacio libre, sobrepasa la de cualquier campaña publicitaria. José Gregorio convoca sin más a miles dentro y fuera de nuestras fronteras. No lo podemos encasillar, ni se deja, en quienes se quieren aprovechar de su figura para beneficios bastardos. Como nos recuerda la Escritura, no está cerca del Señor quien mucho lo nombra sino el que hace la voluntad del Jesús del Evangelio.
Una joya de colección es Un santo trotamundos del pincel y la pluma de EDO Sanabria. Después de la beatificación le envió una obra suya al papa Francisco que la contempló con placer. En este libro se hace realidad lo señalado por el Papa argentino: “Los artistas son aliados del sueño de Dios”. No se puede, mejor no se debe, hacer historia de un personaje o de una institución sin involucrarse con una pasión y un compromiso que no elige un lugar neutral y aséptico, sino que asume la convicción que tuvieron los miles de caraqueños que se dieron cita ante los restos mortales del médico de los pobres. No pueden ir sus despojos en una carroza fúnebre sino a hombros de quienes gritaban “José Gregorio es nuestro”. En siete pinceladas EDO nos presenta al médico, al científico, el religioso, el milagroso, el santo, y con aguda originalidad al ícono pop y al trotamundos. Estas pinceladas son un abrebocas que nos invita a la oración y al trabajo por los más necesitados.
En edición más modesta en su presentación tipográfica, pero de exquisito formato y mejor pluma, José Gregorio Hernández. Diálogos imaginarios a cuatro manos del jesuita Francisco Javier Duplá en llave con una madre de familia, Albe Pérez. A cuatro manos, la experiencia de un viejo jesuita, Javier Duplá, que ha escudriñado diversas facetas del santo de Isnotú y nos ha regalado sendos libros; en dupla, es decir, de la mano con una mamá catequista con jóvenes del este y el oeste de Caracas, comprometida con la fe heredada de sus padres y enriquecida a lo largo de intentar ser testimonio vivo para sus tres hijos y su marido. Albe Pérez Perazzo, con alma de artista y pasión por Jesús, también se ha enamorado de nuestro primer santo, caminando en sintonía con su vida y obra que la siente actual y vigente para la juventud de hoy.
José Gregorio rompe paradigmas. Se tiene la impresión de que un santo es un ser un tanto extraño y lejano a la realidad cotidiana. Nuestro santo es un hombre normal: le gustaba la música, la fiesta, el baile; cuidaba mucho su figura y es un modelo de hombre bien vestido y elegante. Puntual, exigente consigo mismo y con los demás; amante de su tierra, a la que quiso servir desde su profesión de médico. Pionero de la modernización de la medicina en Venezuela. Todo ello unido a su profunda fe y vida religiosa. Por eso es un santo de hoy, no del pasado.
Concluyo con la última y pequeña escultura que he recibido, Goyito influencer, regalo de EDO en el que compite con Carlo Acutis, pues nos lo presenta de mil colores con un celular en sus manos. Nos queda seguir recogiendo escritos y obras que nos llegan vía digital que formarán parte de un catálogo siempre inconcluso de la fe expresada a través del espejo de sus múltiples autores.
Cardenal Baltazar Porras Cardozo











