Del apartamento 1-C del edificio Gaviota, perteneciente al Conjunto Residencial El Morro, ubicado en la vía Petare-El Llanito, ningún vecino había escuchado gritos y peleas de por parte del núcleo familiar que la integraba. Sin embargo, la paz del inmueble fue interrumpida por seis detonaciones y un incendio que dejó a los miembros de la familia Martínez-Villegas carbonizados.
Las víctimas de la combustión que se originó a las 9:30 a.m.respondían a los nombres de Gibraín Manzano (26), Elvis Villegas (45), María Martínez (56) y Jiddu Martínez (23). Este último era Teniente de la Guardia Nacional. Se conoció de manera extraoficial que María y Elvis tenían impactos de bala. La policía científica abrió una investigación para determinar si los disparos se originaron por una disputa familiar, o fue en medio de un robo o venganza.
Jennifer Chacín, vecina de la zona, reseñó que 40 minutos antes de la combustión vio que Jiddu bajó a su perra, una Rottweiller, a pasear por la zona y luego subió a la residencia. «Luego de dar unas vueltas él subió al inmueble. Diez minutos más tarde se escucharon los tiros. Veinte minutos después de las detonaciones, observamos el humo negro que salía de una de las ventanas. Enseguida bajé y desde la planta baja les grité que la casa se estaba quemando, pero nadie respondió».
Los Bomberos del Distrito Capital destacados en La Urbina no tardaron en llegar para sofocar la combustión. Tuvieron que desprender los marcos de la reja y de la puerta del inmueble afectado para entrar. Solo se salvó la perra Rottwailler que haciendo uso de su instinto, saltó desde el balcón del apartamento. Sufrió quemaduras leves.
El fuego destruyó todo el mobiliario. Uno de los cuerpos estaba en la entrada, otro tendido en la sala, el tercero en el pasillo y el cuarto en una de las habitaciones. Los apagafuegos iniciaron las averiguaciones para determinar qué provocó las llamas, cuya humareda afectó dos inmuebles del segundo y tercer piso.
La hermana de los jóvenes fallecidos se iba a encontrar con ellos y al ver que no contestaban el número, se acercó hasta el apartamento y se topó con la tragedia.
Los vecinos no pudieron ocultar su dolor por lo ocurrido. Aunque intentó contener las lágrimas, Luz Hernández estalló en llanto al recordar a una de las víctimas: Elvis Villegas, padrastro de Jiddu y Gibraín. Era barbero y ejercía el oficio en la Escuela de Comunicaciones de la Fuerza Armada.
«Aprovechaba sus ratos libres para cortarle el cabello a los vecinos. Hace tres semanas me acerqué a su apartamento para que me retocara las puntas y le dije que iba el 24 de junio porque, a modo de ritual, se estila cortarse el cabello para que crezca rápido. En la mañana, la novia de mi hijo que vive en la torre donde se produjo el incendio, me avisó que Elvis murió quemado. Él ayudaba a la gente. Si no tenías dinero para pagarle el corte, no había problema, se lo podías pagar en otra oportunidad. Sus hijos eran estudiosos», expresó.
NATALIA MATAMOROS | EL UNIVERSAL
