Los venezolanos no podemos acostumbrarnos a tanta violencia, ni podemos permitir que el miedo se convierta en el mejor aliado para resguardarnos de ella. No podemos ver como normal que todos tengamos un familiar, un amigo o un conocido asesinado producto de la violencia que reina en nuestro país. Tampoco tenemos por qué ver como normal que un efectivo, de cualquier cuerpo de seguridad, pierda la vida por una granada que le lanza un grupo hamponil. Hace aproximadamente un mes, en la Gran Caracas se reportaron por lo menos 7 arremetidas en dos semanas contra diferentes comisiones policiales en servicio, y en 4 de ellas utilizaron granadas.
Esa violencia de la que hablamos, el año pasado, cegó la vida de casi 25.000 venezolanos. No es posible que el auge del hampa común y la consolidación del crimen organizado sea parte de nuestro día a día. La inseguridad es una de las principales preocupaciones de los venezolanos y nos lo manifiesta nuestro pueblo a diario. En cada asamblea popular y recorrido casa por casa que hacemos, se nos acerca alguien para plantearnos ese drama y la respuesta no puede ser: “Qué Quieres tú que yo haga”, como dijo Nicolás, a una humilde señora que le imploró frenar la violencia, demostrando su clara incompetencia.
Y es que en nuestro país se producen más homicidios y crímenes violentos que en cualquiera de las naciones que hoy están en guerra. Esas lamentables cifras rojas, no son un invento del imperio, ni una película de ciencia ficción, son una realidad. De hecho, nuestra Venezuela, es la segunda nación en la que ocurren más asesinatos en América Latina, con 82 muertes por cada 100.00 habitantes, solo superada por Honduras, con una tasa de 104 por cada 100.000 habitantes.
Mientras tanto, vemos a un gobierno que no tiene la menor idea de cómo resolver el problema de la inseguridad, sólo hace bochinches todos los días. Allí está esa campaña que desplegaron para recoger firmas contra un fulano decreto que, por cierto, no afecta a los venezolanos sino a 7 enchufados que tienen propiedades afuera. Para eso sí destinan cifras mil millonarias, tiempo y esfuerzo. Cómo les sobra la voluntad para defender lo indefendible. ¿Pero lo importante? ¿Qué pasa con lo que es verdaderamente prioritario para nuestro pueblo? ¿Alguien los ha oído hablar últimamente de la seguridad de los venezolanos? ¿Alguien los ha escuchado decir que están construyendo escuelas, para alejar a nuestros niños y jóvenes de la violencia?
De lo que sí los hemos oído hablar es de unas supuestas guerras: guerra imperial, guerra económica y guerra psicológica. Todas utilizadas para intentar tapar tanta ineficacia y la profunda crisis económica, política y social, que ellos mismos generaron. Son tan predecibles que ya sabemos que la respuesta a un problema es echarle la culpa a otro. Y eso ya lo sabe nuestro pueblo, que cada día está más claro, porque según la última encuesta de Datanalisis -encuestadora que el propio Nicolás afirma que es seria-, 87,9% del país califica como negativa la situación que vivimos, mientras que 70,8% de los venezolanos califica negativamente la gestión de Nicolás Maduro y 73,6% evalúa negativamente el modelo económico del gobierno.
Otra de las contradicciones de un gobierno que se jacta de ser humanista y al que este país le quedo grande, es ver cómo durante los últimos años, ha malgastado más de 11 mil millones de dólares en comprar armamento militar, que es exhibido en desfiles. Con esos recursos perfectamente se pudieron haber construido 5.000 escuelas que necesitan nuestros estudiantes en todo el país.
Se ha hecho habitual que los que gobiernan hagan uso discrecional de los recursos del pueblo, mientras a los cuerpos de seguridad regionales y municipales casi no les asignan recursos ni para adquirir un vehículo para patrullar. Ellos lo único que saben hacer es poner trabas y alcabalas. Tal como ha pasado con nuestra Policía de Miranda, que, como muchos otros organismos policiales, no cuenta con los recursos para adquirir las unidades e implementos necesarios para hacerle frente a unos delincuentes que ya hasta utilizan fusiles y granadas para atacar; armas que en teoría deben ser de uso exclusivo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Mientras tanto, las policías estadales y municipales solo pueden tener una escopeta por cada 10 funcionarios.
La pregunta que nos hacemos es ¿cómo van a parar estas armas a manos de delincuentes? Por supuesto que hay complicidad por parte de este gobierno, que también fracasó en materia de seguridad. El mejor ejemplo de ello es que ahora les dio por pedir ayuda a un gobierno regional para buscar soluciones a este problema. ¿Con qué moral ellos piden?, ¿no les da pena? Este es otro ejemplo de que no pueden con el país. La situación se les fue de las manos. Vergüenza debería darles. Ellos que controlan todas las instituciones, los tribunales, la Fiscalía, la Contraloría, la Guardia Nacional, el Cicpc, la Policía Nacional y el Sebin, le achacan a otro una responsabilidad primordialmente suya.
Pero para que nosotros aportemos a las soluciones de nuestra Venezuela no es necesario que vengan a preguntarnos, ya nosotros hemos entregado nuestro plan de seguridad y nuestras propuestas para combatir los niveles de violencia, incluso en manos de quien era el ministro de Interior, Justicia y Paz. No tenemos ningún tipo de prejuicios ni complejos para reunirnos con quién sea y aportar nuestras ideas para brindar seguridad a nuestro pueblo.
Ya lo hemos dicho y no nos cansaremos de repetirlo, la seguridad es un tema integral, hay que fortalecer los cuerpos de seguridad, pero también hay que invertir en el fortalecimiento de la educación y hay que formar valores, porque lamentablemente quienes más caen víctimas de la violencia son los más jóvenes. Esos jóvenes a quienes este gobierno ha negado oportunidades y se han desviado del camino del bien.
Para resolver el problema de la inseguridad también se requiere voluntad política y la depuración del Sistema de Justicia y Penitenciario. No olvidemos que más del 90% de los homicidios quedan sin castigo. Pero además, el gobierno debe desarmar a los grupos paramilitares y desmontar las llamadas “zonas de paz”, que en la práctica demostró que son guarida de delincuentes y se han convertido en áreas de impunidad.
Nosotros siempre hemos trabajado para brindarle tranquilidad a nuestro pueblo, no solo con la formación de nuestros agentes de seguridad y la calidad profesional que brindamos desde nuestra Policía de Miranda, sino también dándole oportunidades a todos los mirandinos, con nuestros distintos programas que van desde garantizar la asistencia escolar a los niños y jóvenes, hasta la preparación para un oficio a los adultos, para que se vuelvan independientes y puedan progresar
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Nosotros vamos a seguir luchando para resolver el problema de la violencia. Y aplaudiremos el día que en nuestra Venezuela haya un gobierno comprometido con la paz y la seguridad de nuestro pueblo. Para ellos, insistiremos en la unión de todos para impulsar un cambio que permita a nuestro país abrirle las puertas del futuro.
Hoy Domingo de Resurrección, recordemos que Cristo venció el pecado y la muerte y nos abrió las puertas al cielo. La resurrección es una luz para los que creemos en Dios, aprovechemos este día para reflexionar y encontrar el camino para tener una Venezuela sin violencia. ¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!
Henrique Capriles Radonski