Hojas de diario rodaban por las ventosas calles de la estadounidense ciudad de Boston la mañana del martes, sumida en el dolor y el enfado por los tres muertos y los más de 140 heridos que dejó enla víspera el doble atentado durante el famoso maratón anual.
La línea de llegada de la maratón más antigua del mundo seguía acordonada mientras la policía imponía estrictas medidas de seguridad en la calle principal y en toda la ciudad, disponiendo entre otras medidas el cierre de una estación de metro y el control de bolsos de pasajeros en trenes y autobuses.
La policía buscaba pistas en Boylston Street, una calle que seguía regada de vidrios rotos producto de la explosión de dos bombas, y barrida por el viento frío de la primavera en esta ciudad. Unos 27.000 corredores se acercaron tanto como pudieron a la línea de meta para rendir homenaje a las víctimas y sus familias.
«Dejo hoy la ciudad pero tenía que volver aquí», dijo Lea Elliasson, de 55 años, quien vino desde Suecia para participar en la 117 edición del maratón.
«Terminé 15 minutos antes de que estallaran las bombas, sé que tengo suerte», agregó la mujer, quien corrió para recaudar fondos para discapacitados en su pueblo. Muchos otros corredores presentes vestían las casacas celestes que identifican al maratón de Boston.
Las autoridades de la ciudad anunciaron que una atención psicológica estaría disponible en las escuelas y para los corredores que necesitaran recibir ayuda luego de los atentados. Boston lloraba en particular por la familia de Martin Richard, de 8 años, que murió en las explosiones mientras esperaba ver cómo su padre cruzaba la meta.
La hermana del niño, de 6 años, perdió una pierna en los ataques y su madre también quedó gravemente herida, informaron los medios citando a familiares. Una vela fue dejada sobre los escalones de la vivienda de esa familia en el barrio de Dorchester, y la palabra «paz» fue escrita con tiza sobre la acera de enfrente.
Otras historias trágicas salieron a la luz al tiempo que los médicos contaban los estragos que habían provocado los metales y clavos que contenían las bombas al impactar en las personas. Liz Norden, madre de cinco hijos, contó al Boston Globe que dos de ellos habían perdido una pierna. Ambos habían ido a Boylston Street para ver a un amigo terminar la carrera.
Norden recibió una llamada telefónica de uno de sus hijos desde la ambulancia que lo llevaba a él y a su hermano a un hospital, y en la que le dijo estar «muy malherido». Los médicos señalaron que muchas víctimas habían perdido una pierna en las explosiones y que algunos incluso tuvieron que ser amputados en el lugar.
La policía informó que la seguridad reforzada se mantendría varias días. Varios puntos turísticos destacados permanecían cerrados y eventos deportivos como el partido de básquetbol de los Boston Celticscontra los Pacers de Indiana el martes habían sido cancelados debido a la tragedia.
Sólo dos bombas
Sólo dos bombas fueron usadas en los mortales ataques ocurridos durante el maratón de Boston (Massachusetts, noreste), dijo este martes el gobernador del estado, desmintiendo informaciones según las cuales otros dos artefactos sin estallar habían sido encontrados en la zona.
Es importante «aclarar que sólo dos bombas fueron encontradas ayer» lunes, dijo el gobernador DevalPatrick, quien agregó que no se hallaron otros artefactos explosivos después del doble atentado.
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