Los cristianos celebran la Navidad en Belén en un contexto de enfrentamientos entre palestinos e israelíes y la amenaza mundial de los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI).
Los festejos empezaron con la procesión del patriarca latino y culminarán con la Misa del Gallo en la basílica de la Natividad, donde nació Cristo según la tradición cristiana.
La plaza Manger está decorada con motivos navideños, cerca de la iglesia de la Natividad, en Belén. (EFE)
La ciudad se halla en Cisjordania ocupada, donde cuatro palestinos fueron abatidos en incidentes con tropa israelí (tres de ellos cuando intentaban atacar con armas blancas o embestir con un vehículo a miembros de las fuerzas de seguridad).
En tres meses, la actual ola de enfrentamientos en Israel y en los Territorios Palestinos causaron ya la muerte de 129 palestinos y 19 israelíes, así como la de un estadounidense y un eritreo, según un balance de la AFP.
Pocos peregrinos
Esta nueva espiral de violencia causó un duro golpe al turismo en Tierra Santa en general y en particular en Belén, donde el jueves eran raros los peregrinos extranjeros que esperaban la llegada del patriarca latino, quien comienza su peregrinación en Jerusalén y debe atravesar el muro de separación construido por Israel.
Para los que estaban en la plaza de la Mangeoire, centro turístico de Belén normalmente abarrotado en estos días de fiestas, Sor Donatella, una religiosa italiana, afirmó que era importante “estar aquí para reaccionar y enviar el mensaje de paz de Navidad” .
Linaras Oceani, una cristiana indonesia que repite los selfis delante de la Natividad, aseguró que no estaba asustada por las advertencias a los turistas. “Dios está conmigo, así que todo irá bien”, dijo esta joven, con gafas de sol y abrigo ribeteado de pieles, que se considera “privilegiada, pues no todo el mundo tiene la oportunidad de venir aquí”.
Una monja ora ante la gruta en la que nació Jesús según la tradición cristiana, dentro de la Iglesia de la Natividad, en Belén, Cisjordania. (EFE)
El patriarca latino de Jerusalén, Fuad Twal, anunció que la misa de Navidad estará dedicada este año a las víctimas del “terrorismo, esa ideología mortífera, fundada en el fanatismo y la intransigencia religiosa que extiende el terror y la barbarie entre los inocentes”.
En homenaje a las víctimas, la mayor autoridad católica romana en Tierra Santa invitó “a cada parroquia a apagar durante cinco minutos las luces del árbol de Navidad, en señal de solidaridad”.
En varios países, la fiesta de Navidad se verá en parte este año eclipsada por los enfrentamientos israelo-palestinos y las atrocidades de los yihadistas.
Peregrinas nigerianas oran ante la gruta en la que nació Jesús, en Belén, Cisjordania. (EFE)
En Siria, los cristianos de pueblos amenazados por el EI se disponen a pasar unas angustiantes navidades. En Somalia, país de mayoría musulmana, el gobierno ha prohibido las celebraciones de Navidad e incluso las de Año Nuevo, porque podrían suscitar ataques de los islamistas shebab.Ciudades refuerzan seguridad
En Francia, donde los atentados de noviembre reivindicados por el EI causaron 130 muertos, la seguridad ha sido reforzada en la entrada de las iglesias.
Aludiendo a “posibles amenazas contra los occidentales”, las embajadas de Estados Unidos y Gran Bretaña en Pekín pidieron a sus nacionales evitar un barrio animado de la capital durante las fiestas. Advertencias muy poco habituales en esta metrópolis.
En Belén, después de la procesión, el patriarca Twal celebrará la tradicional Misa del Gallo, en presencia de numerosos dignatarios religiosos y de representantes políticos palestinos, como el presidente Mahmud Abás.
En Roma, el papa Francisco la oficiará en la basílica de San Pedro.
Cristianos ortodoxos encienden velas en la Basílica de la Natividad, en Belén. (EFE)
En noviembre, el papa argentino deploró que el mundo no haya “comprendido el camino de la paz”.
“Habrá luces, habrá fiestas, árboles iluminados, también pesebres… todo falsificado: el mundo sigue haciendo la guerra, sigue haciendo las guerras”, afirmó.
“Por todas partes hay guerra hoy en día, hay odio (…) Y ¿qué queda? ¡Ruinas, quedan miles de niños sin educación, tantas muertes de inocentes! Y tanto dinero en los bolsillos de los traficantes de armas”, deploró el pontífice argentino durante la homilía en la residencia Santa Marta, donde reside.
Fuente: Agencias