Beatriz De Majo:El abanico electoral colombiano 

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Beatriz De Majo:El abanico electoral colombiano 

La justa electoral colombiana prevista para dentro de un año debería concitar a los ciudadanos a votar bien sea por un candidato de corte derechista y liberal o bien por uno de inclinación controlista y de izquierda. Como en muchos otros países del planeta, la disyuntiva no debería ser mucho más complicada que eso. Pero en Colombia soplan otros vientos. La naturaleza atrabiliaria y las rocambolescas ejecutorias de Gustavo Petro ocupan la mayor parte del escenario político actual y están poniendo al país frente a dos salidas: decidir con el voto si continuar con un gobierno que lo emule o de seleccionar a uno que se le diferencie radicalmente.

Una sola opción diferente de lo anterior es que desde lo alto del poder se suspenda el proceso, lo que en la era Petro también entra dentro de lo posible.

Es complicado imaginar, entonces, cómo se decantarán en los meses que hay por delante todas las tendencias, aspiraciones, propuestas políticas existentes para los comicios. Los partidos con opciones presidenciales ciertas son cinco: Cambio Radical, Pacto Histórico, Centro Democrático, Partido Liberal y Partido Conservador y todos saben lo que se están jugando en estas presidenciales. Para la oposición entera, si la contienda sale mal, es claro que el país se va al cuerno.

Cada partido tiene frente a si una panoplia de políticos interesados en participar en la contienda y cada uno con un grupo significativo de seguidores. Así que el primero de los movimientos tiene que ser que cada tolda lleve a un solo candidato para lo cual tendrá que dibujar con líneas claras el perfil de quien les representará en las presidenciales al tiempo que se concite a los afiliados a seleccionarlo internamente como un primer paso al proceso nacional y para evitar, a toda costa, que el desinterés se manifieste a través de una abstención masiva. Este no parece ser el elemento que más priva en la actualidad, pero las encuestas sí reflejan confusión al interior de los partidos sobre la selección de su propio candidato.   Luego, lo ideal sería que, dada la cohesión de las izquierdas en torno a su líder, el resto de las tendencias que aspiran a la magistratura vayan unidas con un solo candidato.  Esto se repite hasta el cansancio y sin duda que esa meta es alcanzable, pero aún queda mucho terreno por arar.

La dinámica electoral está muy marcada por una fuerte polarización que va mas allá de los límites de cada partido y hay dos claras tendencias contrapuestas: una es el propetrismo que mantiene su impulso gracias al uso del aparato gubernamental, presencia territorial y una narrativa populista activa. La otra es el rechazo frontal al petrismo: sectores de la derecha, especialmente desde el Centro Democrático, están rearticulando sus estrategias como reacción.

La coalición Pacto Histórico, liderada por el gobierno de Petro, sobresale en las encuestas más recientes como la fuerza política con mayor apoyo: cerca de 25,8 % en intención de voto, por encima del Centro Democrático (18,9 %) y de las fuerzas del centro (14,6 %).

En resumen, el voto de los colombianos parece estar más movilizado por un posicionamiento en contra o a favor del petrismo, antes que un apoyo exclusivamente basado en plataformas programáticas. Para un país como Colombia donde la dinámica partidista ha estado históricamente en el centro de la política, pensar en unir a la oposición en torno a un rechazo es complejo, mas no imposible, dados los desaciertos crecientes del actual presidente, su temperamento errático, su discurso incomprensible, su descompuesta personalidad.

El reto electoral colombiano es colosal, pero repito: para la oposición entera, si la contienda sale mal, es claro que el país se va al cuerno.

 

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