China es el líder mundial en ventas de vehículos eléctricos. Al interior del propio mercado chino marcas como BYD y Xiaomi han estado ganando terreno al superar en calidad y precios a los competidores extranjeros. Pero a pesar del enorme tamaño de la demanda doméstica, su saturación es visible y ha estado llevando a los fabricantes a aumentar sus exportaciones.
Al interior del país una feroz guerra de precios entre fabricantes ha incrementado las ventas: 23% más carros colocados en los 8 primeros meses de este año que en el mismo periodo del año 2024, pero los beneficios de una empresa del calibre de BYD han caído un tercio. Los valores bursátiles de estas gigantes automotrices también. Las utilidades en el sector de vehículos de turismo se han despeñado hasta que en junio estuvieron en el punto más bajo de la década.
Para atajar el deterioro las autoridades han estado impulsando, desde julio, un plan que denominan de “consolidación”, lo que no es otra cosa que un esfuerzo orquestado para detener la competencia irracional, que no merma y que ha traído deflación en los precios. El gobierno sabe que de estas guerras solo permanecerán sin daño las más fuertes. La consultora AlixPartners vaticina que, de las 129 marcas que vendieron vehículos eléctricos en China en 2024, tan solo 15 serán viables desde el punto de vista financiero hacia 2030 y se quedarán con 75% de la cuota total de mercado.
Así es como la gran salida de esta coyuntura ha sido la de privilegiar las exportaciones. Es que la capacidad de producción de VE supera los 15 millones de unidades y la demanda nacional ronda los 10 millones. El asunto no involucra decisiones ligadas a la eficiencia. Se trata de un programa estratégico de escala, innovación y de penetración de carácter global.
Así llegamos a Múnich. La presencia china en el Motor Show de Europa que acaba de tener lugar en esa ciudad alemana lo muestra flagrantemente: el número de firmas chinas excedieron por mucho la de los competidores de Europa.
La gran fortaleza de los asiáticos en Europa es y seguirá siendo la penetración con vehículos de nueva energía: los híbridos enchufables y los eléctricos. En 2024, las marcas chinas alcanzaron 3% del mercado automovilístico europeo.
La respuesta de Europa a esta arremetida comercial ultrasubsidiada se ha estado preparando desde hace un buen tiempo con aranceles o con tarifas compensatorias que varían en función del fabricante y oscilan hoy entre 27% y 36%. No pagan igual a la entrada en Europa los coches de BYD que los de SAIC o que Xiaomi. Pero los aranceles no parecen hacer mucha mella en las compras. Desde 2024 hasta 2025 la llegada a los puertos europeos se ha incrementado en 27%, tanto en vehículos eléctricos como de combustión. Y las ventas siguen viento en popa: los 22.547 autos vendidos solo en España, por ejemplo, durante el primer trimestre de 2025 -SAIC, Chery y BYD principalmente- suponen un incremento de 173% respecto al año anterior.
El show de Múnich ha puesto de relieve que la Unión enfrenta una seria amenaza para su dinámica económica por el importante componente que la industria del automóvil representa. Competir con subsidios estatales, menores costos de producción y control de la cadena de suministros de baterías erosiona la participación de mercado de los fabricantes europeos, obligados a enfrentar altos costos laborales, transición tecnológica lenta y regulaciones estrictas. Es esta una batalla que en la actualidad luce como perdida.
Beatriz de Majo