Primero lo primero ¿Qué son las lolas?
Son una acumulación de grasa, ligamentos, tejidos conjuntivos y lóbulos mamarios. Todo para cargar ahí con la responsabilidad del primer alimento de algún potencial nuevo individuo de la especie.
Se dice fácil pero sobre las lolas se han hecho infinidad de estudios desde distintos puntos de vista. Hoy, recogemos y te servimos los datos que creímos que te parecerían más interesantes:
Mientras más pobre, más grandes te gustan
Esto es nuevo: el pasado julio publicaron en PlosOne un estudio que dice que los hombres de una clase social más baja -que por ende, son “circuntancialmente más hambrientos”- prefieren pechos más grandes. Deducen los investigadores que esto se debe a una relación pechos grandes=mayor reserva de grasa. Lo gracioso es que el estudio también arrojó que mientras más alto es el nivel socioeconómico de la persona, más chiquitas las prefieren.
Están ahí para que ellos jueguen
¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué hacen y a dónde van? Bueno, hay expertos que sugieren la posibilidad de que a los muchachos les gustan nuestros pechos para que los masajeen mientras tienen sexo. Resulta que cuando te tocan las lolas, liberas oxitocina (la “hormona del amor”), que aumenta tu deseo sexual. Entonces para los tipos es como “se las toco para que me desee más y entonces yo la deseo más, entonces yo la toco más, para que me desee más” y así, todo el mundo tripea.
El tamaño sí importa
¿Es verdad que nos gustan los pechos grandes? Pues sí, y según un par de experimentos sociológicos realizados en Francia y en Nueva Zelanda, los hombres están destinados a aceercarse a aquellas que tengan con una mayor talla de busto. Tanto en un estudio como en otro, la misma mujer con diferentes tamaños de pecho recibía más miradas furtivas y la atención de más hombres cuanto más alto era el número en la etiqueta de su sostén.
El mismo estudio en el que se descubrió que los hombres hambrientos prefieren a las mujeres exuberantes señalaba además que las personas más machistas suelen preferir también los pechos de mayor tamaño. Sin embargo, los que tienen una visión más igualitaria sobre el rol en la sociedad de hombres y mujeres en suelen preferir los pechos más pequeños.
¿Te presta más atención ahora que te las hiciste? Mosca, yo que tú… no me caso.
Los sostenes hacen que se caigan
¡¿QUÉ?!
Esta es de una de las discusiones más recurrentes pero un estudio publicado este mismo año parece haberle dado un punto y final definitivo (o un punto y seguido… por ahora). Según señala Jean-Denis Roullon de la Universidad de Besançon en Francia tras haber realizado un estudio de 15 años de duración, los sujetadores debilitan los músculos que contribuyen a la firmeza del pecho, por lo que aquellas mujeres que no hacían uso de dicha prenda tenían unos pezones de media siete milímetros más altos que aquellas que sí lo hacían.
Le pregunto al francés ¿has visto fotos de nativas que nunca han usado brassieres?
Alargan la vida de los hombres
La justificación definitiva para decirle a tu pareja que ver porno es bueno: según una investigación publicada en Hot Topics in Hypertension, observar cada día durante diez minutos pechos femeninos de gran tamaño puede aumentar la esperanza de vida entre cuatro y seis años.
La razón aducida por la investigación es que aquellos que seguían a rajatabla esta estricta dieta tenían una menor presión sanguínea y su corazón funcionaba mejor. Quizá los resultados de la investigación sean un tanto exagerados, pero no pierdes nada con intentarlo 😉 Mejor prevenir, que lamentar ¿no?
Es lo primero que te ven
Todos sabemos lo que va a responder un hombre cuando se le pregunta qué es en lo primero que se fija en una mujer. Probablemente, la respuesta sea “en su sonrisa”, “en sus ojos”, “en su pelo” o alguna pendejada por el estilo. ¡Paja! Según una investigación realizada en la Universidad de Wellington, en Nueva Zelanda, el 80% de las miradas masculinas se dirigen instintivamente al escote de las mujeres cuyas fotografías les habían sido presentadas. No sólo miraban primero, sino más tiempo.
Su tamaño está determinado por los genes
Un estudio publicado en julio de 2012 señaló los siete marcadores genéticos que determinan el tamaño del busto y que pueden ser heredados de madres a hijas. Sin embargo, lo más interesante de la investigación llevada a cabo por Nicholas Erickson y la empresa de test genéticos 23andMe es que ponía de manifiesto que existe una relación entre el tamaño del pecho y la posibilidad de sufrir cáncer de mama.
Los pechos grandes son algo exclusivo de los seres humanos
Quizá muchos no hayan reparado en ello, pero en pocas especies animales existe tanta diferencia entre el tamaño de unos pechos y otros como en la humana. Como indican científicos evolucionistas, otros homínidos simplemente hacen crecer su pecho durante la lactancia y posteriormente retornan a su estado plano. ¿Por qué el hombre no? Porque para los humanos se trata de un ornamento sexual, puesto que la forma de reloj de arena (ancha en pechos y caderas, estrecha en la cintura) es la más atractiva para el macho humano, algo que no ocurre con el resto de primates.
Una buena noticia: cada vez son más grandes
Y no, no se trata únicamente de la aparición de estos milagrosos sujetadores push-ups que permiten crear un peculiar efecto visual (de bolas que sí tiene que ver un poquito), sino que las estadísticas demuestran que los pechos están creciendo año a año. ¿Los motivos? Aparte del evidente incremento de las operaciones de cirugía estética, el aumento de peso en la población femenina occidental ha contribuido significativamente a este crecimiento. De hecho, la talla media en Estados Unidos ha pasado de ser una 34B en 1990 a una 36C.
¡Tenemos chance!
Fuente: Planeta Urbe