Antonio Ledezma:El alba de una nueva era

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Antonio Ledezma:El alba de una nueva era

Antes del 22 de octubre de 2023, Venezuela parecía resignada a una noche sin amanecer. La oposición estaba fragmentada, sin un rumbo claro, atrapada en un laberinto de desconfianza. Las voces que pedían unidad se perdían entre desacuerdos, mientras el poder se regodeaba en la debilidad de sus adversarios. Faltaba un liderazgo legítimo que pudiera reunir las fuerzas dispersas de un pueblo cansado, pero aún sediento de libertad. Aquellos días estaban marcados por la sombra del desánimo, y muchos temían que la llama de la esperanza se extinguiera del todo.

Pero cuando cundía la incertidumbre haciendo sentir que los esfuerzos parecían perdidos, una chispa encendió el fuego de la esperanza. El 22 de octubre de 2023 —una fecha que ya pertenece a la historia— los venezolanos se levantaron como un solo pueblo. Contra el miedo, contra la manipulación, contra las trampas del poder y la traición de los llamados “alacranes”; más de tres millones de ciudadanos acudieron a votar en unas primarias autogestionadas. Fue un acto de dignidad colectiva, una jornada cívica que mostró al mundo que el alma de Venezuela sigue viva.

Esa fe en el poder de la gente no nació de la nada. María Corina Machado la venía sembrando desde mucho antes, cuando nos persuadió, con sólidos argumentos, de la necesidad de impulsar el Congreso Ciudadano fijado para el día 19 de julio de 2014. María Corina explicaba ese día que, “con este fin, venezolanos de distintos sectores y regiones del país hemos convocado al Congreso Ciudadano, un gran movimiento de movimientos en el cual organizaciones sociales y políticas confluyen en un inédito proceso de discusión y acuerdos para la reconstrucción nacional. El Congreso Ciudadano es un proceso social que arranca desde abajo, en las comunidades, en las Asambleas de Ciudadanos, sindicatos, grupos estudiantiles y culturales, partidos políticos. Queremos escuchar y ser escuchados. Cada organización debatirá y propondrá sus ideas a través de sus delegados, quienes se reunirán en sus municipios, después en sus estados, hasta llegar al gran encuentro nacional. De este primer Congreso vamos a lograr acuerdos y compromisos sobre nuestro programa de lucha pacífica para avanzar en la transición, sobre los objetivos principales de esta transición democrática y sobre los fundamentos de la Venezuela futura.”

Y el 22 de octubre, esa siembra dio fruto. Su coherencia, su confianza en la organización de base y en la fuerza de la ciudadanía, devolvieron sentido a la palabra política. Su liderazgo no se sostiene en el clientelismo ni en la imposición, sino en la convicción de que cada venezolano puede ser protagonista del cambio.

Con la fuerza de sus ideas y la claridad de su propósito, María Corina se convirtió en el rostro de ese despertar. Con un 93% de los votos, emergió como la líder indiscutible de una causa que ya no es de un partido, sino de una nación que quiere volver a ser libre. Su triunfo fue también el de todos los que resistieron: los precandidatos que mantuvieron viva la consulta y luego sumaron su apoyo; los miembros de la Comisión Nacional de Primaria que enfrentaron amenazas con entereza; los testigos que defendieron cada voto dentro y fuera del país. Todos ellos escribieron una página luminosa en medio de la oscuridad.

La reacción del poder no tardó en llegar. La inhabilitación arbitraria de María Corina fue el reflejo del miedo. Pero lejos de quebrarla, la fortaleció. Con serenidad y visión, ella siguió adelante, proponiendo el nombre de Corina Yoris, otra mujer íntegra que también fue bloqueada. Ninguna de esas maniobras logró detener la marcha de la esperanza. De esa firmeza nació una nueva etapa, con Edmundo González Urrutia como candidato de la unidad: un hombre de honor, prudente y decidido, que encarna la resistencia pacífica y la dignidad de todo un país.

El 22 de octubre no fue solo una fecha electoral. Fue un punto de inflexión. Un pueblo que se negaba a ser silenciado demostró que puede sobreponerse a la trampa y al miedo. Los pronósticos de quienes subestimaron su determinación se derrumbaron ante la evidencia: millones de venezolanos, dentro y fuera del país, participaron con una convicción que ningún poder pudo apagar. Y la falacia de que “María Corina solo busca su ambición personal” quedó desmentida por su conducta generosa y su decisión de acompañar, sin reservas, la candidatura de Edmundo González.

Esas primarias del 22 de octubre fueron una epopeya cívica. Un acto de soberanía popular que le devolvió legitimidad y esperanza a la lucha democrática. Ese día, Venezuela empezó a escribir otro capítulo de su historia: el capítulo en el que el pueblo volvió a creer en sí mismo.

Antonioledezma.net

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