Antonio Ledezma: La diáspora vuelve con todo

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Antonio Ledezma: La diáspora vuelve con todo

Nueve millones. Una cifra que se pronuncia con un nudo en la garganta y un dolor lacerante en el alma. Nueve millones de venezolanos que no salieron del país «para turistear». Huyeron de la tragedia humanitaria, de la miseria impuesta, del colapso de un país que lo tenía todo y al que un régimen despótico le arrebató hasta la esperanza.

La Venezuela que conocimos, la Tierra de Gracia y oportunidades, se ha convertido en el epicentro de un éxodo sin precedentes en la historia reciente de nuestro continente. Un éxodo que nos ha despojado de nuestro talento humano más valioso. Millones de profesionales de las más variadas disciplinas: médicos, ingenieros, docentes, técnicos, científicos, emprendedores; gente trabajadora y decente que hoy brilla con luz propia en otras latitudes, pero con el corazón roto por la distancia.

Este drama es el desgarramiento de la familia venezolana. Madres que despiden a sus hijos en aeropuertos o terminales con la incertidumbre de no saber cuándo volverán a abrazarlos. Abuelos que envejecen en soledad, viendo crecer a sus nietos a través de una pantalla. Hogares fracturados, mesas vacías en Navidades, sillas que nunca más se llenaron con la risa de un ser querido. Es el costo humano de una dictadura que no conoce la compasión.

Pero que nadie se equivoque. Este doloroso exilio, esta forzosa diáspora, no ha sido en vano. Hemos aprendido. Hemos crecido en la adversidad. Hemos observado, estudiado, y en cada país de acogida hemos sembrado una semilla de conocimiento y experiencia. Llegará el día, y ese día está cerca, en que los venezolanos de la diáspora retornaremos. Y no lo haremos con las manos vacías. En nuestro equipaje, más que ropa y recuerdos, llevaremos proyectos extraordinarios, fruto de lo aprendido en estos años de destierro. Proyectos con nombre y apellido.

En el sector tecnológico, por ejemplo, se está gestando la iniciativa para crear una planta de ensamblaje de componentes electrónicos. Un hub que permita a Venezuela dejar de ser solo un consumidor de tecnología y convertirla en productora de bienes como semiconductores y los microchips. ¡Que Venezuela sea referencia en la electrónica avanzada! Fabricando las tarjetas madre, memorias RAM o procesadores de elaboración local, alimentando así el mercado de computadoras y teléfonos.

En turismo, impulsaremos proyectos como “Venezuela Ecotours 360”. Una red de empresas enfocadas en el turismo sostenible y de aventura, ofreciendo paquetes únicos que combinan la exploración de la Gran Sabana, la navegación por el delta del Orinoco y el trekking en los Andes, por las montañas, bosques selvas y costas e islas venezolanas, sin dejar de valorar los monumentos naturales con los que cuenta Venezuela en su cordillera andina, en sus medanales, manglares, arrecifes y los paradisiacos Esteros de Camaguán en “mi Guárico lindo y querido”. Todo con un alto estándar de calidad, seguridad y con un compromiso real con la preservación de nuestros parques nacionales, nuestra biodiversidad y nuestras reservas de fauna silvestre.

Y en el ámbito agroindustrial, se proyecta el desarrollo de complejos agropecuarios autosuficientes en las regiones con esa vocación y potencialidades, incorporando tecnologías de agricultura de precisión, sistemas de riego inteligentes y el uso de energías renovables para generar sus propios insumos. Un modelo que garantice una producción de carne, leche y cereales de altísima calidad para el consumo nacional y la exportación, para hacer florecer de nuevo las empresas avícolas, las porcinas y las lecheras.

Estos son solo tres ejemplos. Volveremos con planes para revivir nuestra industria petrolera y gasífera. Traeremos ideas para la instalación de enclaves tecnológicos, fuentes de generación de energías renovables, para modernizar el transporte, para restaurar un sistema de salud y educación que hoy yace en ruinas.

Volveremos para reconstruir la nación, codo a codo con los valientes que se quedaron resistiendo. Y para aquellos hermanos que, por las razones que sean, decidan continuar su vida fuera, sepan que su aporte será igualmente valioso. Su ayuda por las vías telemáticas, su conexión constante, su know-how a distancia, será fundamental para desarrollar proyectos y tender puentes con el mundo.

La diáspora no es el fin, es la antesala de un reencuentro glorioso. Volveremos con todo, con la fuerza de la experiencia y la pasión por nuestra tierra. Venezuela nos espera, y juntos la levantaremos.

antonioledezma.net

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