¿A dónde puede llegar el estancamiento de un país? Especialmente, si entre los responsables de dinamizar el desarrollo económico en medio de una situación de crisis económica, hay quienes se atreven a declarar que, por razones de los embrollos que atascan el «fortalecimiento» de la economía de la cual se supedita el crecimiento de sus rubros, estamentos y precisiones, “no recomiendan su estudio” (el de la Economía).
Insinuación ésta, justificada con el burdo pretexto anclado en los libros de la Escuela de Economía, de que “no sería entendida”. Crasa contradicción. Sobre todo, cuando hacen creer que dicha incoherencia es la razón por la cual presumen de relevante o grandioso, lo referido por la absurda e irracional recomendación.
Aunque lo más grave de todo lo que tan obtusa sugerencia encubre, es casi una sentencia dirigida a condenar al rezago capital o insensato aplazamiento de todo cuanto la teoría económica incita a destacar y adelantar en pos del desarrollo al cual toda realidad persigue.
Falaz argumento, el pretendido
De manera que, delante de lo que los preceptos del desarrollo dan cuenta, expuestos por la teoría de la Planificación del Desarrollo, cualquier parecido a tan ridícula invitación y torpe justificación, públicamente pronunciada, resulta un prominente disparate de grado 33. Es decir, una insensatez cuya imprudencia podría considerarse como razón de agravio o de peligroso atentado contra derechos económicos, culturales, sociales y políticos.
Aunque la Economía, está estructurada sobre otras teorías cuyo conjunto, se denomina “teoría económica”. Sin embargo, se tienen otras teorías que, a decir de los vaivenes que le infunden movilidad a las arbitrariedades y cotidianidad política, no son conocidas. Teorías que estudian ámbitos de suma importancia que coadyuvan a la construcción de realidades complejas. Entre otras, está la teoría de la dependencia, Igualmente, la de la globalización, del desarrollo sustentable, de la modernización, etc.
Aunque por la forma del anuncio público divulgado en ocasión de hacer del conocimiento público la falacia pronunciada, el problema adquiere connotación de un peligroso “deslave político”, provocado por la desmedida execración e inmoral fulminación de los criterios que enfoca la Teoría Económica. Los mismos, dedicados al estudio serio y comprometido de las realidades que afianzan el andamiaje del desarrollo económico y social de toda realidad. Bien sea nación, país o territorio, indistintamente de la ideología política que suscriba la gestión de gobierno llevada a cabo en el espacio de dicha realidad.
Propuesta imposible de pautar
Ningún efecto indigno en nombre de la economía, podría provenir de leyes que fundamentan “políticas públicas” relacionadas, por ejemplo, con la oferta y la demanda. Asimismo, con los Rendimientos del mercado. O con aquella materia dirigida a revisar y controlar factores relacionados con el Costo de la Producción, del Empleo, del Trabajo, de la Competencia, de Contraloría, del Comercio. O de otros, de igual o mayor importancia para el empuje de una economía ganada con esfuerzo.
Aun cuando, lo referido a instancia de la Ley Magna o Constitución Política, podría verse zarandeado a instancia de una abusiva y extemporánea insinuación que trate la idea de abandonar cualquier indicación que exalte toda materia relacionada con el desarrollo de la economía que envuelve a una completa realidad.
Pareciera que tan controvertida insinuación, igualmente dirigida a execrar la Economía de los programas de formación que competen al tercer, cuarto y quinto nivel de educación universitaria, desconoce o carece de los fundamentos que avivan el desarrollo de una población en todas sus expresiones.
Más aún, cuando cualquier programación de gestión público-administrativa, por trivial que pareciera, convoca capacidades académica-universitarias de la economía tanto como de otras áreas compenetradas con desarrollo esperado. Entonces, si acaso la conducción de una realidad nacional, regional o local se atiene a considerar como medida el grueso de un manifiesto indigno del valor necesario y ausente de una auténtica laxitud intelectual, académica y profesional, tomado como dictamen de gobierno, entonces ¿¿¿qué podría esperarse del desarrollo declarado como objetivo de progreso, bienestar y crecimiento que luce toda oferta político-electoral en cualquier lugar???
A manera de conclusión
De atender lo que alude un absurdo pronunciamiento, desarticulado de toda realidad, posiblemente podría interpretarse como una descarada confesión de inculto analfabetismo. Ello dejaría ver a la economía cual narrativa de política barata. Apostada sobre la incapacidad para comprender lo que revela el contenido conceptual y práctico de la Economía.
De ser así, las realidades, se verían vacías de todo cuanto regula, y promueve el discurrir económico. Sería una realidad tan lerda, que carecería de comercio, mercado, costos, beneficios, etc. Casi imposible de imaginar. Un mundo sin vida. Es como pensar en un mundo sin política. Carente de todo lo que define un organismo social.
En consecuencia, ¿cómo podría calificarse el tamaño de semejante aberración política? Sino de ¿atrevida ignorancia o pervertido interés?
Antonio José Monagas