Antonio José Monagas: ¿Podría agonizar la inteligencia humana?

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Antonio José Monagas: ¿Podría agonizar la inteligencia humana?

Las realidades han cambiado drásticamente. No hay duda de todo lo que ha ocurrido para que cuantiosos cambios hayan ocurrido y otros más estén en el fragor de tales procesos. Las realidades económicas, políticas, sociales y culturales fueron objetivos centrales de los consabidos cambios.

Implicaciones de la IA

Ya lo decía Peter Drucker, reconocido profesor de la escuela Claremont de Postgrado de la Universidad de California, en su libro Las nuevas realidades: A este respecto, refiere que: “las realidades son distintas de las cuestiones sobre las cuales se escribieron libros y haciéndose discursos (…) Prueba convincente de esto es el profundo sentidos de la irrealidad que caracteriza gran parte de la política y de la teoría económica de nuestro tiempo” (Aut.cit. Ob.cit.)

Esta disertación, si bien no busca agudizar el problema que pareciera asomar la incursión de la Inteligencia Artificial (IA) en la mitad de un mundo conmovido por razones de distinta naturaleza, entonces pudiera presumirse que la entrada de la IA se valió de las circunstancias dominantes al inicio del siglo XXI para dominar como lo ha logrado. Es decir, contextos usurpados, situaciones confusas y realidades degradadas. Quizás, fueron debidamente calculadas en algún ejercicio de escenarios en los que lidiar con la incertidumbre fue objeto de una definición que venció las complejidades que corresponden a su esencia epistemológica y carácter operacional.

Incluso, cabría suponer que la introducción de la IA ante las acontecidas realidades que para entonces estaban convertidas en enredados laberintos, y peor aún, fusionadas con las situaciones que hoy existen, provocó que se diseñara un mecanismo de perversión para que actuara con la potencia suficiente que, desde la complejidad del sistema político-económico y del ámbito socio-cultural, enfrentara cualquier incertidumbre carente de una definición consistente. La ocurrencia de sorpresas que pudieron desfigurar toda estructura de gobierno y planificación fue capaz de entorpecer que la IA, en su intrínseca particularidad, no fuera aceptada como sus desarrolladores la imaginaron en su fase de modelación.

Consideraciones cardinales

Aún así, la IA ha venido siendo cuestionada por psicólogos, pedagogos y educadores. Mas no, por quienes buscan en su adaptación y arraigo no sólo la facilitación de procesos de planificación, resolución de problemas no bien estructurados y de proposición de estructuras viables y potentes que soporten procesos decisionales de difícil construcción. También la consecución de pingües ganancias basadas en la manipulación del arrollador negocio o comercio que se apalanca en la economía especulativa.

Incluso, se ha hablado de la democratización de la IA. Al igual que de su socialización. Aunque en ambos casos, la IA podría enrarecerse por causa de la injerencia de intereses políticos sectarios, alineados con mezquindades o impositivas determinaciones. Sin embargo, en cualquiera de los casos, la IA podría verse repudiada. Inclusive, impugnada.

De hecho, su utilización ha inculcado amenazas en virtud del desplazamiento que su empleo ya ha animado. Particularmente, en oportunidades que juegan a la cabida o ingreso de la IA en áreas técnicas, principalmente. Lo cierto es que, a pesar de los miedos que sus potencialidades inculcan, sería injusto negar que la IA, a pesar de los retos y desafíos que en verdad está ocasionando, es una herramienta cuyo alcance tiene la potencia para llegar más allá de lo imaginado. Incluso, de lo calculado. Pero cuidado, con lo que sus efectos puedan ocasionar.

A modo de finalizar

Hay tantas expectativas que, por ejemplo, hay opiniones que hablan de cuán peligrosa podría ser la IA. “(…) tan peligrosa como nuestros propios temores o tan útil como nuestra propia inteligencia” Al menos, así lo comentó Marvin Minsky, científico norteamericano, considerado como uno de los padres de la IA. O como lo refirió el científico inglés Stephen Hawking que “la IA podría ser la mejor o peor cosa que le haya sucedido a la humanidad”

Aun cuando acá valdría animar una reflexión que incite a determinar hasta dónde la IA representa o no el peligro arriba comentado. Porque pareciera que todo dependería del grado en que los humanos se subordinen o sometan a los antojos de la IA.

De dejarse avasallar  por la potencia que  su empleo acarrea, el ser humano podría sucumbir como especie. O de conformarse a dejarse arrastrar  por ella. De manera que de dejarse superar por la IA, o despreocuparse ante su raudo avance, no habría duda de que la pregunta que abre esta disertación, podría responder cada lector.  O sea que, por causa del paso opresor de la IA, efectivamente ¿podría agonizar la inteligencia humana?

Antonio José Monagas

 

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