Explorar las rugosidades del terreno que entorpecen el avance del caminante, es una necesidad que debe realizarse con sistemática periodicidad. Condición esta que podría calificarse de urgente o prioritaria. Todo, dependiendo de cuánto se vea comprometida la naturaleza del ámbito de análisis objetado respecto del uso que reciba.
Este problema, aunque no refiere casos de análisis al tiempo que busca hablarse de las inconsistencias académicas que padecen algunos programas de enseñanza a nivel de pregrado y postgrado dictados por universidades reconocidas, si tantea la idea de enfocar la condición académica que ha estado afectando la formación de postgrado toda vez que se advierten serias diferencias entre la oferta académica y el resultado del proceso enseñanza-aprendizaje recibido por el estudiante. Aun cuando el susodicho problema, afecta en igual medida, y hasta con mayor severidad, al pregrado.
Incidencias profundas
Si bien esta disertación no pretende señalar programas académicos de algunas instituciones de educación universitaria que pecan de la incidencia del problema referido, sí busca dar cuenta del error al que conduce la incidencia o resultado de ciertas inconsistencias académicas. Habida cuenta de que las mismas no escapan a señalamientos de insuficiencias o incongruencias reveladoras de brechas, incisiones y hendiduras de toda magnitud y sentido. Además, que dejar mal paradas universidades que incurren en tan abierta problemática.
Entre las distintas alusiones que podrían ejemplificar el problema de incoherencias entre la oferta académica y los efectos del proceso enseñanza-aprendizaje develados, cabría el que alude a incongruencias programáticas abordadas por la docencia universitaria y las expectativas que el mismo problema plantea de cara a los rigores que configuran la praxis profesional.
Entre estas dos situaciones, oferta vs. resultados profesionales es común observar áreas del conocimiento con marcadas insuficiencias. O respuestas vacías de componentes que son parte de la estructura cardinal que deben soportar las funciones y demandas operacionales a instancia de la oferta académica. Incluso, comprometida a instancia de la denominación que determina las especificidades formativas de los estudios cursados.
Ofertas académicas aparentes
En el abanico de ofertas de universidades que se precian de ser instituciones que gozan de una importante cuota de reconocimiento académico, público y profesional a nivel regional o nacional, la oferta de ciertos programas de formación, a nivel de pregrado y de postgrado, suele ser engañosa Inclusive, podría calificarse de “populista” dada las falseadas expectativas que aviva en el estudiante.
Precisamente, porque en dichos programas, hay variaciones entre lo que adelantan los procesos enseñanza-aprendizaje a través de la docencia, y lo que pone a prueba el estudiante graduado a nivel profesional. Específicamente, al momento en que se ve instado a resolver situaciones reales. Pero lo grave del asunto, es que para superar los desafíos que exhibe el problema en cuestión, el profesional no dispone del instrumental cognoscitivo suficiente para resolver el problema que expone la realidad problematizada.
Por ejemplo, se han visto casos de profesionales graduados en áreas específicas de ciencias sociales, administrativas, políticas, jurídicas y geográficas, entre otras igualmente importantes para el desarrollo nacional, sin la preparación necesaria para abordar una situación de crisis, incertidumbre o convulsionada.
Algunos casos de interés
Casos en que el profesional universitario no tiene el menor conocimiento sobre las posibles causas que desatan un problema que compromete el bienestar, sosiego o seguridad de comunidades o sus partes implicadas o imbricadas. Porque carece de respuesta útiles.
Son situaciones que avergüenzan. Aunque ejemplos en esa línea de impugnación sobrarían. Podría revisarse el caso de cuando un egresado en Derecho, no tiene la menor idea de realidades donde el abogado debe desenvolverse como conciliador, más que provocador. O como árbitro en conflictos para lo cual desconoce la teoría de conflictos, la teoría de gobierno o la teoría del caos. En consecuencia, y sin lugar a dudas, este profesional universitario hace el papel de ridículo sin que logre atenuar la intriga asumida por alguna de las partes conflictuadas. Igual sucede con licenciados en Educación quienes no advierten el daño de la desconexión que su formación padece al mantener al estudiante sin conocimiento alguno de “política”. A desdén de la íntima relación que guarda la política con la educación. (Véase “Política y Educación” Siglo XXI Editores o en “La educación como política de la libertad” según escribió Paulo Freire. O que bien refirió el reconocido educador venezolano Luís Beltrán Prieto Figueroa)
Es la desconexión que, en el marco de las dinámicas que tocan lo social, viene dándose. Ello, sin atinar que los mismos principios del comportamiento humano, se vinculan estrechamente con la esencia de toda ciencia que comprometa al desarrollo.
Es el caso del politólogo para quien la gerencia y la planificación política, incluso el análisis político, no entran en sus cuentas de acción. O el administrador empresarial, para quien la teoría científica de la Administración, fue un escarceo propio de un momento por razones de estudio ante la proximidad de alguna evaluación calificada. O del geógrafo para quien la matemática pareciera no importarle toda vez que su presunción del entorno profesional no tiene mayor relación con el cálculo matemático. O con la economía. Todos son casos que indican improvisación docente, apremio institucional por razones crudamente populistas, o marginamiento conceptual de disciplinas concebidas supuestamente insípidas, como equivocadamente muchos programas obvian la ética, la política, la sociología, la responsabilidad ciudadana, particularmente.
Especificidad en detalle
Es el caso del profesional -supuestamente- formado en Gestión de Riesgos, sin haber pasado por algún seminario que le dejara firmes conocimientos de Teoría de Organización por cuanto los responsables de conducir la preparación de estudiantes en las correspondientes áreas de estudio, alegan que lo primordial en la formación respectiva son contenidos relacionados con el carácter instrumental de la Gestión. Entonces les otorgan mayor importancia a aspectos relacionados con la Estadística Aplicada, estudios de amenazas geográficas, prevención y mitigación de riesgos, valorar condiciones riesgosas.
Aunque el propósito de esta opinión, no apunta a desconocer la significación de estas asignaturas. Pero sí las implicaciones que para un profesional universitario del área de Gestión de Riesgos, en aras del manejo de situaciones a las que deberá enfrentar, debe saber que, a partir del hecho de reconocer que existe una corriente humanística diferenciada dentro del comportamiento de toda organización, la formación de este profesional no debe desdeñar que el manejo de la organización que se forma ante cualquier contingencia, actúa con base en el interés y responsabilidad de los involucrados en el manejo de la emergencia.
Por lo tanto, que un egresado en Gestión de Riesgos, desconozca las percepciones y posibilidades de instrucción, sentimientos y objetivos de las personas integradas a la supuesta organización dentro de la cual labora, representa una cuestionable e intolerable carencia. Un profesional así, insuficientemente preparado, no tendría razón para preocuparse pues sabe que nunca podrá aportar respuestas útiles a las preguntas que habrán de surgir del contexto de la gestión operativa.
Al cierre
Entonces, ¿qué nivel de preparación podría sustentar la guía profesional de egresados con insuficiencias cognitivas para afianzar el rendimiento en caso de alguna urgencia que exija sus capacidades ante el evento? ¿Cómo podría dirigir el comportamiento organizacional, la estructura de la organización, o el diseño de puestos de trabajo y sus debidos procesos? Jamás podrá actuar como el líder que reclama toda contingencia.
Dado la brevedad que este espacio periodístico determina, a pesar de lo prolífico que casos así perfilan la educación de estos tiempos, no queda más que agregar a lo que ha buscado esta disertación al buscar explayar algunos tópicos de las presentes realidades que toquen algunas inconsistencias académicas tenaces.
Antonio José Monagas