Ibrahim Al Asiri es un terrorista que diseña bombas que son implantadas en la ropa o el cuerpo del kamikaze, lo cual las hace casi indetectables, por lo que pueden causar grandes daños, según informó el diario francés Atlántico.
Este joven es el experto en explosiones principal de Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) y uno de los líderes más peligrosos del grupo terrorista. Nació en 1982 en Riad, Arabia Saudita, en una familia militar promedio. Al terminar la secundaria, se matriculó en la Universidad de Riad, en el Departamento de Química: su plan era convertirse en un especialista y trabajar en la industria petroquímica local.
Pero en 2003, tras la intervención de Estados Unidos en Irak, decidió dejar los estudios para combatir con Al Qaeda en Mesopotamia. Poco tiempo después, fue detenido en la frontera con Arabia Saudita y condenado a tres años de prisión.
Apareció nuevamente en la lista de los buscados por las fuerzas de seguridad sauditas en 2007, bajo la sospecha de preparar ataques terroristas a gran escala contra varias instalaciones petroleras locales.
Y en 2009 fue proclamado uno de los fundadores de AQPA, la nueva rama de Al Qaeda, y nombrado jefe de explosivos, cargo que fue autorizado por el mismo Osama Bin Laden, según un artículo de Rusia Today.
A modo de probar su lealtad y conocimiento, decidió utilizar a su hermano menor, Abdulá, como kamikaze contra el responsable de la lucha antiterrorista en Arabia Saudita, el príncipe y viceministro del Interior Mohamed Bin Nayef, quien solo resultó herido en el atentado.
El atacante logró pasar desapercibido porque la carga explosiva estaba oculta en su ropa interior. Se trataba de un tipo nuevo de explosivos sin un componente de metal. Cuatro meses más tarde, Al Asiri tuvo la oportunidad de experimentar con el mismo tipo de explosivo en el plano internacional.
El joven nigeriano Umar Farouk Abdulmutalab intentó hacer explotar un avión comercial con 300 personas a bordo que viajaba rumbo a Detroit el día de Navidad de 2009. El detonante falló y el joven fue sentenciado a cadena perpetua.
Un año más tarde, en octubre de 2010, Al Asiri intentó atentar contra dos aviones de correos enviando exactamente los mismos explosivos. Todo esto creó una situación de pánico en el transporte aéreo.
Tras recibir la luz verde, Al Asiri propuso a la cúpula de Al Qaeda organizar una serie de actos terroristas coordinados en vísperas del 12° aniversario de los ataques del 11-S para vengar la muerte de Bin Laden.
Los servicios de inteligencia norteamericanos consiguieron acceder a una conversación en la que Al-Zawahiri y el líder de Al Qaeda en la Península Arábiga, Nasir al-Wuhayshi, acordaban hacer “algo grande” el pasado 4 de agosto.
Occidente está ahora en un estado de alerta máxima, ya que a pesar de las medidas de seguridad, nadie sabe dónde y cuándo golpeará Al Qaeda usando su nueva arma.
Fuente: Infobae