De los “dioses” de la actuación venezolana, Gustavo Rodríguez destilaba una fuerza tan titánica que instalaba su propio reino sobre los escenarios que tocaba: teatro, televisión y cine. Desde la noche del miércoles 2 de abril, un escenario infinito recibe al titán del histrionismo.
“Si debe subir al más allá en hombros de los personajes interpretados, va a llegar, más allá del más allá”, trató de describir así Orlando Urdaneta ayer, la dilatada experiencia de Rodríguez, el inolvidable Pedro Estrada de la telenovela Estefanía que lo llevó a la cúspide de la televisión venezolana en 1979, aunque los primeros papeles fueron con Boves, El Urogallo (1973), Doña Bárbara (1975) y La Trepadora (1975). Tiempos en que la luz de intelectuales como José Ignacio Cabrujas, Salvador Garmendia y Julio César Mármol iluminaban la pantalla chica.
Fue a las 10:15 de la noche del miércoles cuando el primer actor falleció, y una hora más tarde, Héctor Manrique, dramaturgo y director del Grupo Actoral 80, dio a conocer por su cuenta de Twitter la noticia: “Acaba de morir mi admirado amigo y extraordinario actor Gustavo Rodríguez. ¡Soy menos!”.
“Él es uno de los más grandes actores que hemos tenido en este país. Lo vi en diciembre en la obra Mátame y recibí de nuevo una lección actoral. Era monumental lo que hacía. Sutileza, profundidad, sentido poético en escena, cosas que pocas veces ve uno en un actor, y sobre todo, se divertía como un niño rebelde en la miseria de su personaje”, detalló el mismo Manrique tras conocer la noticia, el 4 de enero, de que el primer “Boves” de la televisión padecía de adenocarcinoma en el pulmón derecho, por lo que fue internado en el Hospital de Clínicas Caracas, donde fue dado de alta, pero hace una semana fue ingresado y falleció.
En enero, con la misma gallardía de tantos de sus personajes, el histrión dio a conocer públicamente lo que sufría: “Me es obligante informar a los amigos, seguidores y a toda la ciudadanía que el año 2014 me ha deparado una experiencia de vida extraordinaria”.
El 25 de enero, tras difundirse por las redes sociales que el primer actor necesitaba donantes de sangre, PANORAMA, lo contactó y contó que sus dolencias de espalda comenzaron en noviembre de 2013 y se lo achacó al cansancio, debido a que estaba en las grabaciones finales de la telenovela de Venevisión De todas maneras Rosa, en la que interpretó a Anselmo Macho Vergara; más la obra ¡Mátame! de MartIn Hahn y dirigida por Javier Vidal, en la que escenificó a Peter, un alcohólico maltratador de su esposa e hijo.
La tercera de sus cuatro hijas, Giuliana Rodríguez, confesó que el gran error de su padre era tomar calmantes y acostarse sin darle importancia al dolor.
“Fue el 26 de diciembre cuando ya no podía levantarse del dolor, cuando aceptó ir al médico y se le dio el terrible diagnóstico —apuntó Giuliana—. Jamás imaginamos lo que padecía”.
“Yo viví una niñez muy feliz —describió el actor en entrevista a PANORAMA— el encuentro inicial con ese ángel secreto de todo actor como lo es el desdoblamiento. Me viene a la mente gente muy cálida, mi familia y el extraordinario Orinoco”.
Sus hijas: María Fernanda, Alexandra, Guiliana y Grecia, junto con todos sus seres amados verán como luego de ser velado en la Funeraria Vallés de Caracas, sus cenizas serán esparcidas en la caudalosa arteria del Orinoco y desde allí recorrer desde Apure hasta el Delta, a toda Venezuela.
http://panorama.com.ve/ Yesenia Rincón Castellano