Alrededor de 800.000 jóvenes en Guatemala ni estudian ni trabajan, lo que supone un «riesgo» para la sociedad y para ellos mismos, impidiéndoles acceder a un empleo.
Así lo alertó en una entrevista con Efe Verónica Spross, directiva de Empresarios por la Educación, una de las trece entidades que conformar la no organización gubernamental Red Latinoamericana por la Educación (Reduca), que coordina el próximo martes en Guatemala un seminario internacional sobre abandono escolar.
Actualmente, en el país centroamericano 9 de cada 10 niños empiezan la educación primaria, frente a los 6 que lo hacían hace 25 años, pero sólo 7 de ellos concluyen el sexto grado.
Además, sólo un 46 % de los menores en edad escolar accede a la secundaria y apenas un 24 % completa su formación de diversificado (Bachillerato).
La carencia de oferta, porque «no hay suficiente servicio de secundaria en el país», especialmente en las áreas rurales, apunta Spross, y las tradiciones de algunos sectores que minusvaloran la importancia de la educación, están detrás de buena parte de este abandono escolar en Guatemala.
Hay municipios, como Panzós, en Alta Verapaz, donde sólo hay un centro educativo de diversificado, lo que obliga a muchos estudiantes a desplazarse a otras regiones: «Esto tiene costos monetarios para las familias», señala Spross.
En el caso de las mujeres, muchos padres prefieren que no se alejen de la casa familiar y piensan que «es suficiente que aprendan cuestiones básicas» para luego ya «dedicarse a labores domésticas». Esto provoca, afirma la responsable de Empresarios por la Educación, que la tasa de deserción escolar de las niñas al terminar la primaria sea superior a la de los varones.
No obstante, «las que logran llegar a la secundaria tienen muy buen resultado. Rinden muy bien», apunta.
Pese a los esfuerzos realizados por Guatemala en los últimos años, la realidad es que el país tiene una importante cifra de «ninis», jóvenes que ni estudian ni trabajan, lo que dificulta su integración en el mercado laboral favoreciendo su exclusión social y abriendo la puerta a los tentáculos de las pandillas.
«Es una preocupación muy grande», afirmó Spross sobre la situación de este colectivo.
Para garantizar la retención y permanencia escolar, eje del seminario en el que participarán expertos nacionales e internacionales en La Antigua Guatemala, los especialistas apuestan por mejorar la capacitación del profesorado y las infraestructuras educativas, dotando a los colegios de tecnología.
Empresarios por la Educación impulsa una campaña para elaborar una propuesta de ley que obligue al Gobierno a incluir en la subasta de bandas radioeléctricas una cláusula para que las compañías se comprometan a llevar conectividad y equipamiento tecnológico a las escuelas para ayudar así a cerrar la brecha digital: actualmente sólo el 17 % de los guatemaltecos tiene acceso a internet.
Asimismo, es imprescindible mejorar el proceso de selección y la capacitación de los profesores de secundaria: «No todos los docentes están debidamente preparados», afirma la directiva.
Paralelamente, en Guatemala se debe afrontar el problema de la desnutrición: 1 de cada 2 niños menores de cinco años la sufre de manera crónica, lo que impide que desarrollen sus capacidades físicas e intelectuales.
«Cuando hay desnutrición se torna difícil el futuro de una persona: No adquiere todo su potencial cognitivo», advierte Spross.
Para hacer frente a este problema, los expertos abogan por poner en marcha un programa paralelo de atención sanitaria y nutricional a los estudiantes, especialmente en sus primeros años porque «la primera infancia es una etapa prioritaria para el desarrollo humano».
Pese a las dificultades, existen en Latinoamérica ejemplos que están ayudando a frenar el abandono escolar, iniciativas que serán premiadas durante el seminario.
Entre ellas, se distinguirá al proyecto del centro educativo Fe y Alegría de Guatemala, que logró reducir al 0 % la tasa de abandono escolar en el centro gracias a un programa de refuerzo educativo, prácticas culturales y servicio de alimentación.
Fuente: espectador