Esta es la guía imprescindible para salir victoriosa de una noche entre sábanas, ¡por fortuita que sea!
1. Conoce su nombre.
Y su apellido, por supuesto. No por una cuestión clasista ni interesada, sino porque eso garantiza que al menos pasaste media hora platicando con él. No te recomendamos, para nada —por muy aventurero que sea—, lanzarte sobre la pelvis de un tipo que apenas te preguntó: “¿Vienes sola?”, y acto seguido ya estabas con él en un motel.
2. Descubre si es soltero y si está sobrio.
No querrás regar cuernos que a ti no te gustaría que te pusieran. Además, qué flojera lidiar con un tipo luchando contra su mareo y falta de erección. Además de sus eructos con olor a cerveza. ¡Guácala!
3. Averigua a dónde los llevará.
Pueden llevar semanas entre coqueteos y palabritas, pero no estás clara sobre si están saliendo, se están “llevando bien”, le interesas como novia o qué demonios. Porque así somos y en ocasiones aunque las reglas se vean claras, o sus señales de: “Esto va de sexo y no más”, nos vemos vestidas de novias. Si no quieres descalabros, es información vital. Para muchas mujeres, tener sexo corresponde a complicidad y deseo de darle continuidad. No te quedes esperando que vuelva a llamar, si todo pinta para sexo de una noche. O, claro, en sentido opuesto, él ya te invitó a cenar con sus padres para formalizar y tú sólo quieres darte un gustito de vez en vez.
4. Lee las señales.
Llama muy de vez en cuando o se le olvida que quedaron de verse y pone pretextos tontos o cínicos. Lo acabas de conocer, ya están en los besos y los primeros deslizamientos de ropa, cuando recuerdas que no le has dicho nada de ti ni te ha pedido tu teléfono, o siquiera cómo puede encontrarte en Facebook.
5. Toma tus precauciones.
No pretendo que tengas ojos de análisis de laboratorio para saber si pudiera tener una ITS, pero si ya están quedando o están, incluso, sin ropa y no tiene la menor intención de usar condón, te habla de que es cero responsable.
No te tragues el cuento de que siempre usa preservativo pero tú (y sólo tú) le causas tanta confianza que lo evitará (sobre todo, si ya le dijiste que tomas anticonceptivos). Si no lo usa contigo, no lo ha hecho con otras. No se te ocurra jugártela, el condón femenino existe, así que lleva uno contigo. O más simple: si no quiere ponérselo, no merece acostarse contigo.
6. ¿Cómo lograr que sus estilos sean compatibles?
Desde los besos, puedes darte una idea de su estilo amatorio. Si es el típico que casi te succiona el cerebro y manosea sin control, ya sabes que las dinámicas serán más bien frenéticas. Si quieres bajar su ritmo, porque te van más los juegos lentos y los besos suaves, y no quieres apenas llegar y que te esté arrancando los jeans a la velocidad de su incontrolable testosterona, durante las caricias, acerca tu boca a uno de sus oídos y susurra: “Lento, siente”, mientras deslizas la punta de tus dedos con suavidad en todo su rostro.
¡Ojo! Si no pretende bajar el ritmo y más bien comienza a hacerte sentir incómoda, incluso si te está lastimando, detenlo. ¡No es no! Y sal de ahí.
Si, por lo contrario, está más lento de lo que desearías y se mueve cual marioneta, no lo des por perdido o comiences a poner pretextos, como que olvidaste sacar a tu perro. Puedes regalarle un poco de potencia mostrando confianza y, sobre todo, que puede abrirse contigo. Usa más tu lengua al besarlo, bríndale caricias con ligera presión. Y míralo a los ojos y sonríe, hazle ver que todo lo que suceda será más que perfecto.
7. Lo más importante es saber tú que quieres.
Descifrar al galán servirá, pero no bailes al son de él, sino de tus deseos e intenciones. Lo ideal es que surja la compatibilidad entre la información que tienes y lo que estás buscando, antes de compartir tu sexualidad con ese chico. Ten claro qué es lo que estás esperado, antes de caer en su colchón. Y maneja las dinámicas a tu favor. Sólo tienes que ser honesta contigo y con él, divertirte y mantenerte segura en todos los aspectos. ¡Disfruta!, lo mereces.
Fuente: Cosmopolitan
