La idea de celebrar el día mundial de la creatividad y la innovación, surgió en Canadá en el año 2001, cuando se puso de manifiesto que la valoración de la creatividad e innovación individual no sólo genera el bienestar de las personas que la practican sino que repercute en el crecimiento social.
La finalidad de celebrar este día consiste en recordar que todos somos creativos y que cada persona en su medida puede encontrarse con sus aptitudes creativas. La creatividad es la generación de nuevas ideas o conceptos, o de nuevas asociaciones entre ideas y conceptos conocidos, que habitualmente producen soluciones originales.
Durante el festejo de este día se invita a las personas, grupos e instituciones a proponer su idea original y creativa con el fin de hacer nuestras vidas y la de los demás, más plenas, más ricas, más estimulantes, más llenas y completas.
El máximo creativo e innovador hace también su aporte
“Así como el hierro se oxida por falta de uso, también la inactividad destruye el intelecto”, es una frase conocida de Leonardo da Vinci, para muchos el máximo creativo e innovador de la historia reciente de la Humanidad, y que viene siendo empleada por los promotores de la fecha como una de las síntesis más acabadas de su misión. Difundir la necesidad de explotar el mayor legado que todo humano ha recibido –su mente- ha sido desde 2001 una de las consideraciones motrices para el movimiento.
Un nuevo impulso para los ODS
En el Día Mundial de la Creatividad y la Innovación, se invita al mundo a hacer suya la idea de que la innovación es esencial para aprovechar el potencial económico de las naciones. La innovación, la creatividad y el espíritu empresarial de masas pueden dar un nuevo impulso a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Puede favorecer el crecimiento económico y la creación de empleo, al mismo tiempo que amplía el abanico de la pobreza oportunidades para todos, incluidas las mujeres y la juventud. Puede aportar soluciones a algunos de los problemas más acuciantes, como la erradicación de la pobreza y la eliminación del hambre. La creatividad y la innovación humanas, tanto a nivel individual como de grupo, se han convertido en la verdadera riqueza de las naciones en el siglo XXI.
Repensar las políticas para la creatividad
La cultura y la creatividad constituyen el 3,1 % del Producto Interior Bruto (PIB) mundial y el 6,2 % del total del empleo. El valor de las exportaciones de bienes y servicios culturales se ha duplicado con respecto a 2005, hasta alcanzar 389.100 millones de dólares en 2019. Además de ser uno de los sectores económicos más nuevos y de más rápido crecimiento en el mundo, hay obstáculos, tanto nuevos como persistentes, que hacen que la economía creativa sea también uno de los sectores más vulnerables y suela verse ignorado en las inversiones públicas y privadas. El informe de la UNESCO, Repensar las políticas para la creatividadPlantear la cultura como un bien público global presenta nuevos datos ilustrativos que arrojan luz sobre las pautas que están surgiendo a nivel mundial, además de ofrecer recomendaciones para unas políticas que impulsen ecosistemas creativos capaces de contribuir a un mundo sostenible para 2030 y más allá.
La Universidad británica de Central Lancashire, se ha identificado con el movimiento y apunta algunas de las actividades que pueden estimular la capacidad creativa de quien desee hacerlo: Escuchar música, ver videos cómicos o de fantasías y contar chistes, son actividades simples que estimulan básicamente la creatividad. Los videojuegos, son una forma moderna de estimulación cerebral, necesaria básicamente para desarrollar otras aptitudes. En la fase opuesta de la escala –pero no por ello menos efectiva- está el realizar una actividad sumamente aburrida: el desestímulo obligado al cerebro puede “encender” el lado creativo.
Por Confirmado: Oriana Campos