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Richard Haass: El legado de Joe Biden que desaparece

Posted on: enero 29th, 2025 by Adrian Gonzalez No Comments

 

Todos los presidentes de Estados Unidos dejan legados mixtos. Los mejores cometen errores y los peores aciertan en algunas cosas. Pero el legado de Joe Biden es más mixto que el de la mayoría, aunque solo sea porque hizo algunas cosas grandes en su mayoría correctas y otras grandes en su mayoría equivocadas.

Empecemos por los aspectos positivos. La economía estadounidense se desempeñó extremadamente bien bajo Biden, superando con creces a sus pares. Al salir de la pandemia de covid-19, el PIB aumentó significativamente, de aproximadamente 21 billones de dólares en 2020 a más de 29 billones de dólares en 2024. La economía agregó más de 16 millones de puestos de trabajo y el desempleo cayó sustancialmente. Y las principales leyes —la Ley de Infraestructura Bipartidista, la Ley de Reducción de la Inflación y la Ley de Chips y Ciencia— aseguraron fondos significativos para mejoras de infraestructura, producción nacional de microchips y energía limpia.

Pero el aumento del gasto federal también provocó inflación, con un aumento de los precios al consumidor de 20% en 4 años. También contribuyó a un déficit creciente, con un aumento de la deuda pública de 7 billones de dólares a 36 billones de dólares a finales de 2024.

El mayor logro de Biden en política exterior fue, sin duda, Ucrania. Si bien la administración finalmente no pudo evitar la invasión del presidente de Rusia, Vladimir Putin, hizo un uso creativo y sin precedentes de la inteligencia para advertir a Ucrania y al mundo. También optó sabiamente por una estrategia indirecta, en la que Estados Unidos y sus socios de la OTAN proporcionaron a Ucrania los medios para defenderse mientras evitaban la participación militar directa, que podría haber desencadenado una guerra mayor, o incluso nuclear.

La política tuvo éxito en gran medida. Casi tres años después de que comenzara la guerra, Putin no ha logrado sus objetivos, a pesar de la disparidad en la fuerza militar y la población. De hecho, Ucrania ha luchado contra el ejército ruso hasta casi paralizarlo y ha mantenido su independencia.

La política no era perfecta. Con demasiada frecuencia pecó de cauteloso al proporcionar a Ucrania sistemas de armas avanzados o permitir que se utilizaran de la manera más probable que afectara a la acción rusa. Del mismo modo, enmarcar la guerra como una guerra entre las fuerzas de la democracia y el autoritarismo se interpuso en el camino de la construcción de una amplia coalición internacional para oponerse a la agresión rusa y apoyar las sanciones.

El equipo de Biden tampoco logró articular objetivos de guerra alcanzables. Temerosa de ser acusada de traicionar a un socio y de comprometerse ante la agresión, la administración se remitió a Ucrania, que hasta finales de 2024 insistió en recuperar todo su territorio perdido desde 2014, una posición que, si bien comprensible, no era realista militarmente. Permitir que los objetivos se definieran en términos que no se pudieron cumplir le hizo el juego a los opositores a la ayuda a Ucrania.

En términos más generales, Biden tomó medidas importantes para revivir alianzas que habían sido dañadas y debilitadas durante la primera administración del presidente electo Donald Trump. Básicamente, Biden reemplazó a America First por Allies First. Comprendió las ventajas estratégicas de reclutar socios en nombre de desafíos comunes regionales y mundiales. La OTAN sumó a Finlandia y Suecia bajo la supervisión de Biden y continuó modernizándose, mientras que Biden anunció una importante asociación trilateral con el Reino Unido y Australia (AUKUS) y negoció un acercamiento histórico entre Japón y Corea del Sur.

En el resto del Indo-Pacífico, sin embargo, prevaleció la deriva estratégica. Con respecto a China, Biden mantuvo los aranceles de importación de Trump e impuso una serie de controles de exportación relacionados con la tecnología. La reanudación del diálogo no detuvo la actual escalada militar de China ni su apoyo a la guerra de Rusia contra Ucrania. Del mismo modo, hubo escasa nueva diplomacia frente a Corea del Norte, que siguió siendo hostil a los intereses de Estados Unidos, continuó produciendo armas nucleares y misiles, y envió tropas a Rusia para luchar en nombre del Kremlin.

El agujero más evidente en la estrategia regional de la administración fue el económico. Biden anunció el Marco Económico del Indo-Pacífico, que no llegó a nada, y Estados Unidos no se unió a ningún pacto comercial regional, lo que permitió a China consolidar su posición como centro de gravedad económico de la región. Como regla general, el libre comercio dio paso a políticas proteccionistas que enfatizaban la costosa producción nacional y las disposiciones de «compre estadounidense».

En Afganistán, Biden implementó el acuerdo negociado y firmado por Trump en febrero de 2020 que allanó el camino para la toma del poder por parte de los talibanes. A pesar de que se podía argumentar que el pacto socavaba un statu quo que era asequible y mantenía a raya a los talibanes, no se hizo ningún esfuerzo por revisarlo. Después de años de financiación y entrenamiento estadounidense, el ejército afgano colapsó en cuestión de días y 13 soldados estadounidenses murieron durante la caótica evacuación.

Mientras tanto, los esfuerzos por poner a Oriente Medio en un segundo plano implosionaron el 7 de octubre de 2023. Biden apoyó adecuadamente a Israel en los días posteriores al ataque de Hamás, pero el respaldo casi incondicional hizo que Estados Unidos pareciera débil, ya que la posterior acción militar israelí en Gaza causó decenas de miles de muertes de civiles y creó una crisis humanitaria. La administración pasó la mayor parte de su tiempo tratando de negociar un alto el fuego entre Israel y Hamas que ninguna de las partes quería.

Si bien podría decirse que la región está en mucho mejor forma que hace cuatro años, esto tiene menos que ver con la política de Estados Unidos que con la decapitación de Hezbolá por parte de Israel, su aniquilación de Hamás, su decisión de atacar las instalaciones de defensa aérea y armas iraníes, y el derrocamiento de Bashar al-Assad de Siria, que debe atribuirse a la debilidad iraní. La distracción rusa y el oportunismo turco.

El mayor fracaso de la administración Biden fue en la frontera sur de Estados Unidos. La inmigración ilegal aumentó en 8 millones entre 2021 y 2024. Inicialmente, la administración buscó diferenciar sus políticas de inmigración de las de Trump, pero luego tardó en reaccionar cuando quedó claro que su enfoque no estaba funcionando. Biden y los demócratas lo pagaron caro, pues las encuestas indican que contribuyó significativamente a la reelección de Trump.

La decisión de Biden de postularse para la reelección, a pesar de los bajos índices de favorabilidad y las crecientes señales de que ya no estaba a la altura del cargo, también allanó el camino hacia la victoria de Trump. Si hubiera cumplido sus promesas anteriores de ser una figura de transición y hubiera optado por ser un presidente de un solo mandato, los demócratas podrían haber organizado un proceso de nominación competitivo, dando a los candidatos tiempo para desarrollar agendas y presentarse a los votantes. No hay forma de saber si la vicepresidenta Kamala Harris habría prevalecido, pero si lo hubiera hecho, habría sido una candidata mucho más fuerte por haber ganado la nominación y definirse públicamente en el proceso.

Los legados presidenciales dependen en gran medida de lo que conserven las administraciones sucesoras. No es solo la desgracia de Biden ser sucedido por Trump, quien está comprometido a deshacer gran parte de su política interna y exterior. También es en gran parte obra de Biden. Su mayor legado podría ser la falta de uno.

Richard Haass, presidente emérito del Consejo de Relaciones Exteriores, es consejero principal de Centerview Partners y académico distinguido de la Universidad de Nueva York.

Copyright: Project Syndicate, 2025.
www.project-syndicate.org

Las opiniones emitidas por los articulistas  son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de Confirmado.com.ve

 

Gustavo Coronel: Alberto Quirós Corradi: 10 Años de su muerte

Posted on: enero 29th, 2025 by Adrian Gonzalez No Comments

 

Alberto Quirós Corradi (1931-2015)

Espero firmemente que llegue el día en que en Venezuela se dé el debido reconocimiento a nuestros héroes civiles. Ese día habrá plazas y parques con los nombres de Uslar Pietri, Picón Salas, Briceño Iragorry, escuelas con los nombres de Isaías Ojeda y Rafael Vegas, hospitales con los nombres de Enrique Tejera Guevara y Arnoldo Gabaldón. Los venezolanos podrán visitar el Museo Jesús Soto y el Conservatorio Antonio Lauro. Como sucede en Lisboa, donde uno puede sentarse a tomar un café junto a una hermosa estatua de Fernando de Pessoa, en Caracas o Valencia los venezolanos del futuro podrán sentarse junto a una estatua de bronce de Rafael Cadenas o Rodolfo Izaguirre.

Habrá calles que llevarán el nombre de Franklin Brito, grandes avenidas llevarán el nombre de Andrés Eloy Blanco, el aeropuerto internacional Rómulo Betancourt recibirá a nuestros visitantes e iremos a ver deportes al Estadio Andrés Galarraga.

En esa Venezuela donde los héroes civiles tendrán su lugar, donde los padres civiles de la patria serán objeto de tanta veneración como sus héroes a caballo, también serán justamente reconocidos los gerentes petroleros que dieron lustre a nuestra industria, que la colocaron al nivel de las primeras del mundo.

La razón es sencilla: la grandeza de un país se nutre de la grandeza de sus hijos. Ningún país es producto de un hombre o una mujer. Venezuela no es sólo Bolívar, Bello y Sucre.

Cuando finalmente surja esa Venezuela de los grandes héroes civiles, los empresarios petroleros ocuparán el lugar que les corresponde. Y entre ellos, Alberto Quirós Corradi estará a la vanguardia.

Fui su amigo durante más de 50 años, desde que lo conocí en Lagunillas en 1962 hasta su muerte en 2015. Lo conocí cuando vino a ver un tocadiscos portátil que yo estaba vendiendo porque me enviaban a Indonesia y no podía llevármelo conmigo. Ese tocadiscos, por cierto, seguía funcionando treinta años después.

La trayectoria de Alberto en la industria petrolera fue ejemplar, pues empezó cargando tuberías en La Concepción y llegó a ser presidente de Shell Venezuela, Maraven y Lagoven. Hubiera sido presidente de PDVSA de no haber sido por la llegada de la política a la empresa.

En todo caso, Quirós Corradi representó un ejemplo extraordinario de la movilidad social que caracterizó a Venezuela en la segunda mitad del siglo XX. Salió de una Maracaibo de clase obrera para formarse en la Universidad del Zulia, el Politécnico de Londres y la Universidad de Cornell.

 

Pasó de cargar pipas en La Concepción a presidir las empresas más importantes de Venezuela en ese momento. Cenaba con presidentes y reyes sin abandonar nunca a sus amigos de adolescencia de los barrios más modestos de Maracaibo, con quienes compartía frecuentes domingos de billar y box en el Nuevo Circo de Caracas. Lo sé porque fui uno de sus frecuentes compañeros y rivales de billar. Alberto era una extraordinaria combinación de sencillez venezolana y sofisticación intelectual. Durante casi una década publicó un libro anual que contenía sus ensayos sobre los más diversos temas sociales y políticos, a uno de los cuales tuve el placer de escribir el prólogo.

Al momento de la nacionalización recibió una oferta del Grupo Shell para incorporarse a esa empresa en el exterior pero decidió quedarse a trabajar en PDVSA. Pudo haber llegado a ser el número uno de esa gran empresa internacional, ya que Shell de Venezuela estaba en el camino preferido para ascender a esa posición (Loudon, Pocock).

En un plano más frívolo, Alberto era un gran catador de vinos. Tenía una cava en su casa de La Lagunita, a la que yo iba a menudo, acompañándolo a elegir la botella que beberíamos ese día. Recuerdo haber visto allí los vinos más destacados, aunque no puedo precisar los años. Prefería los vinos de Borgoña, especialmente los Pommard y Gevrey Chambertain (tintos) y los Corton Charlomagne (blancos), preferentemente de la casa de Jules Regnier, aunque reconocía la supremacía última de los grandes vinos de Burdeos y apreciaba algunos grandes vinos italianos.

Tuve la suerte de tener grandes amigos durante mi juventud y mi vida profesional. Siento que cada uno de ellos me tomó de la mano para hacerme mejor. En orden cronológico: Antonio Pasquali, Alberto Quirós Corradi, Pedro Pick, los tres ahora ausentes pero siempre en mi recuerdo y en mi corazón. Luego, he tenido la gran suerte de tener otros amigos, tanto hombres como mujeres, que forman mi legión de ángeles guardianes y por cuya amistad siento una inmensa gratitud.

Los últimos años de Alberto le demostraron todo lo que valía. Obligado a tener largas sesiones de diálisis tres veces por semana, en medio de dolores y molestias, algo doloroso para alguien que había sido muy activo, decidió desafiar su situación inscribiéndose en la UCV para realizar un posgrado (maestría) en ética, el cual obtuvo. El día que lo recibió me envió un correo electrónico diciendo: “Y ahora, voy por el doctorado”. La muerte intervino.

A menudo recuerdo a Alberto, como hoy, y me consuelo pensando que, cada vez que lo hago, lo devuelvo a la vida.

 

Gustavo Coronel

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El papa Francisco sufrió una caída y le inmovilizaron el brazo por precaución

Posted on: enero 29th, 2025 by Adrian Gonzalez No Comments

El papa Francisco sufrió una caída y le inmovilizaron el brazo por precaución

FOTODELDÍA Ciudad del Vaticano (Estado Vaticano), 15/01/2025. – El Papa Francisco junto a un miembro de la guardia suiza durante la audiencia general semanal en el Salón Pablo VI, en la Ciudad del Vaticano, este miércoles.-EFE/ Alessandro Di Meo
El papa Francisco, de 88 años, sufrió este jueves una caída en su residencia, la casa de Santa Marta, se hizo un hematoma en el antebrazo derecho, sin fracturas, y se le inmovilizó como medida de precaución, informó la oficina de prensa del Vaticano.

A pesar de la caída, Francisco continuó con su agenda de trabajo – que consistía en cinco audiencias – sin problemas, aunque con el brazo inmovilizado con una venda blanca como se observa en las fotos distribuidas por el Vaticano, como la reunión que tuvo con el colegio de sacerdotes argentinos de Roma.

Se trata de la segundad caída del papa en poco tiempo, ya que el pasado 7 de diciembre, el pontífice, que tiene graves problemas de movilidad, apareció con un gran hematoma a la altura de la barbilla.

En aquel momento Francisco sufrió “una contusión cuando se golpeó con la mesilla de noche”, según el director de la oficina de prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni.

También en esa ocasión, el pontífice continuó con su agenda y la celebración del décimo consistorio, en el que nombró a 21 nuevos cardenales y en el que apareció con el vistoso moratón a un lado derecho de la cara.

Francisco sufre de una grave gonalgia en la rodilla derecha que le impide caminar por lo que usa una silla de ruedas o en algunas ocasiones se ayuda con un bastón. EFE

 

Héctor Schamis: La democratización de Venezuela

Posted on: enero 29th, 2025 by Adrian Gonzalez No Comments

De la euforia a la decepción en un puñado de horas. Del derroche de optimismo, por momentos el puro anhelo, a la aflicción desconsolada en un viaje sin escalas. Es comprensible, sí, salvo por el hecho que, en el proceso, varios aprovechan para practicar su deporte predilecto: el canibalismo. Como Saturno, Cronos, que se devoraba a sus propios hijos. En este caso, a los mejores.

Hablo del 9 y 10 de enero en Venezuela; la frustrada juramentación de quien fue abrumadoramente elegido y la nueva usurpación del dictador, derrotado en julio por 7.4 millones contra 3.3 millones de votos, 67% a 30%.

A pesar de ello, o quizás precisamente por ello, la democratización de Venezuela posee hoy más recursos, ha acumulado capacidad de acción colectiva, solidaridad y participación. Eso es mucho más de lo que se podía imaginar dos años atrás.

Esa democratización está más cerca que en 2016, cuando construir instituciones democráticas consistía en descolgar cuadros de Chávez. Más cerca que el 30 de abril de 2019, cuando la liberación de Venezuela ocurriría por la quimera de un golpe militar, idea que además distanció a la Administración Trump. Y más cerca que en mayo de 2020, cuando aquella invasión militar que rescataría al país, operación Gedeón, no fue más que la aventura de una empresa de seguridad privada.

Y más cerca que en cada una de las traiciones de una oposición supuestamente opositora, pero en realidad colaboracionista y normalizadora, si no encubridora, de la dictadura. Son los que pasaron años abogando por el levantamiento de sanciones con el argumento que “Venezuela es una sociedad dividida”. Pues Biden los escuchó, Chevron y Repsol exportan cada vez más. Y tenían razón sobre la división de la sociedad, sólo que es 70-30 en contra de Maduro.

Es que, en estos dos años, el liderazgo de María Corina Machado rechazó soluciones desde arriba para construir desde la base en todo el territorio. Así, su partido, Vente Venezuela, se transformó en un movimiento social para organizar las elecciones primarias, desplegar la campaña, superar las inhabilitaciones, resistir la represión, forjar consenso en la verdadera oposición, promover la participación, fiscalizar la elección con voluntarios y, finalmente, monitorear el cómputo de los votos y demostrar, con el 85% de las actas, quién ganó y por cuánto.

Todo lo anterior desde una cuasi clandestinidad, ocultándose de la represión del régimen. Por ello es que los normalizadores ahora jibarizan este movimiento social y sus logros con criticas baratas y descalificaciones inaceptables. Que Edmundo González no era un buen candidato, siendo que fue más que digno y que no había otro posible. Qué María Corina equivocó la estrategia, ya que el regreso y la juramentación del presidente electo no eran posibles. Eso mismo decían Maduro, Cabello y los Rodríguez, curiosamente.

Con el diario del lunes es simple, el problema es que en política hay que decidir antes, definir la estrategia con información incompleta y, particularmente en Venezuela, en condiciones inconcebiblemente adversas. Se trató de una elección en un Estado bajo la ocupación de un conglomerado de organizaciones criminales, el “gobierno” de Nicolás Maduro. Por ello también, lo logrado en términos de acumulación de capital social y capital democrático es sencillamente extraordinario.

Por lo dicho, Venezuela votó; la victoria fue abrumadora; el establishment de políticos colaboracionistas pasó a pertenecer al museo de la historia; la fiscalización de la ciudadanía no tuvo precedentes; la auditoría técnica fue colosal y las actas recorrieron el mundo. En estos 25 años el chavismo ganó elecciones, pero también las robó. Es sólo que no había manera de demostrarlo, hasta ahora. Maduro perdió en todas las comunas de Caracas, incluida Petare, la más humilde. Además de derrota, fue humillación para el régimen.

Todo lo anterior forma parte de ese capital acumulado. El “hasta el final” no era “hasta el 10 de enero”, sino hasta la construcción de una sociedad democrática, lo cual llevará más tiempo, y, desdichadamente, más sangre, sudor y lágrimas. La democratización de Venezuela apenas comienza.

Una anécdota. Hernán Siles Zuazo fue electo presidente de Bolivia en 1980, pero no pudo asumir debido a un golpe de Estado. Finalmente, el 10 de octubre de 1982, juró como presidente en una ceremonia en el Congreso Nacional, marcando el retorno de la democracia después de años de dictadura militar. María Corina y Edmundo tienen trabajo por delante: hacer contar los 7.4 millones de votos.

 

 

Héctor E. Schamis

@hectorschamis

Nelson Chitty LaRoche: Notas sobre la política y la personalidad del poderoso (I)

Posted on: enero 29th, 2025 by Adrian Gonzalez No Comments

 

“Lo que le da a la política su grandeza sombría (sombre grandeur) es que los hombres de Estado, sintiéndose responsables del destino común, acometan acciones que repelen a su alma y a su conciencia”. Raymond Aron, La querelle du machiavélisme (1943)

No puede negarse la significación que en la formulación de la política interior y exterior de un Estado tiene el temperamento del líder ungido del poder. De hecho, la historia está recargada de infinidad de evocaciones en esa dirección y no incurriré en mencionarlas, porque es vasta la lista de registros posibles.

Ciertamente también puede decirse, sin entrar a glosar la teoría del órgano desde Otto von Gierke en 1893 y sus evolutivas consideraciones, especialmente en la doctrina francesa, que es pacíficamente admitido que las instituciones son a la postre personificadas por aquellos que las encarnan.

La impronta de la personalidad, el sello, el distintivo se visibiliza desde que aparece en el espacio público el sujeto; pero se expresa en su ontología más genuina, en el ejercicio del liderazgo y la conducción. Cuando deja de ser un prometedor aspirante y se convierte en una realidad patente.

Dedico esta reflexión a la fenomenología que en este tiempo que vivimos y dentro de las complejidades del marco cuadro de actuación se cumple y ello, aun y a pesar de los esfuerzos que se acumulan por “controlar” el poder, limitarlo, educarlo, conscientes como somos de sus tendencias aviesas y abusivas.

De otro lado, hay que mencionar la política en una de sus acepciones, aquella en que el abordaje de la gestión de la cosa pública y el manejo de la conflictividad se combinan además de lo que es implícito al poder y la naturaleza de sus relaciones ora agonales y ora antagónicas y aún más, dentro y fuera del país, al que pudiéramos referirnos. Paralelamente, debe distinguirse los conceptos de Estado y de gobierno que, a veces, se confunden o se desnaturalizan.

Preciso, en otras palabras, la manera como el poderoso aun en una democracia constitucional gerencia su ascendiente y legitima racionalmente su conducta, apuntalado en su convicción e interpretación del alcance de su competencia legal y sesgado eventualmente por el yo profundo que lo habita.

Inicio esta sencilla cavilación, además, recordando el texto de Luigi Ferrajoli titulado Poderes salvajes. La crisis de la democracia (Trotta, 2011, Madrid, España) que contiene y analiza suficientemente, en un país como Italia, el desempeño sin frenos del hegemón de turno. Importante, tratándose del filósofo jurista más importante de ese país y de los más reputados del mundo. Lo he citado antes, pero cabe hacerlo de nuevo.

La democracia exhibe un momento de vulnerabilidades, universalmente, sin embargo. Un vistazo a Corea del Sur, Hungría, Nicaragua, Bolivia, Venezuela, El Salvador, Francia, España y los Estados Unidos de América, por citar solo unos de los países más afectados, nos lo evidencia irrefragablemente. Primero o tercer mundo, el asunto está evidenciado por doquier.

El populismo está en la base de la patología porque avanza desconstitucionalizando, desciudadanizando y acaso todavía, inficionando de anomia y desagregación el componente social y el cuerpo político inclusive.

Empero, aunque muy conectados fenomenológicamente, estoy apuntando ahora al perfil de los hombres de Estado – que no necesariamente puede, por cierto, llamárseles estadistas- y su propensión a desafiar el orden y despojar de predictibilidad sus ejecuciones.

Gobiernos y gobernantes que se permiten acciones a menudo contrarias al Derecho y lo hacen soportándose en su amplia popularidad. Se pretenden creativos y lo pueden llegar a ser, pero frecuentemente solo son caprichosos y hasta temerarios.

Entonces, hay una valiosa constatación de entrada, es el poder del liderazgo que se viene constituyendo en el agente más pernicioso que enfrentan las democracias y lo peor es que la socavan con un discurso que solivianta los espíritus y los somete al bajo psiquismo y a la demagogia. Al respecto, convoco a Guillermo O’Donnell y su texto sobre democracia delegativa, pertinentísimos.

Empero, traigo a colación a Bobbio: “…para un régimen democrático, el hallarse en transformación es su estado natural” (Bobbio, Norberto. El futuro de la democracia. México D.F.: F.E.C., 1994. p. 9.) ¿Muta la democracia, pero hacia la coexistencia con el autoritarismo? ¿Echamos atrás la democracia constitucional? ¿Acaso es la política la que asume las taras demoníacas del poder? ¿Sobrevivirá la constitucionalidad que cuida la democracia controlando al poder?

Escogeré algunos nombres para ver por dentro, pero desde afuera. Donald Trump es el ejemplo más reciente: sin que todavía se juramente (debe hacerlo el 20 de enero del 2025) ya llena de amenazas al mundo, aliados o no y no esconde que la fuerza está en su agenda. Interna o externamente, advierte que indultará a los que asaltaron el Congreso el 6 de enero de 2021, que tomará Groenlandia y el canal de Panamá, además de que arrojará del territorio estadounidense a 15 millones de inmigrantes ilegales. En ese menú no hay respeto a nada, ni a la soberanía de los otros Estados ni a los derechos humanos. Vaya usted a saber qué se le ocurrirá con Ucrania, Europa y la OTAN, China, Corea del Norte, Irán, Israel y pare de contar. Confieso que regresaré a algunas lecturas, añejas preferiblemente, para comprender un poco más. Raymond Aron a la cabeza.

La semana próxima, si Dios quiere, daré continuidad a estas meditaciones.

Nelson Chitty La Roche

@nchittylarochLas opiniones emitidas por los articulistas  son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de Confirmado.com.ve

 

Froilán Barrios Nieves:La enfermedad infantil del “cortoplacismo” en la oposición venezolana

Posted on: enero 29th, 2025 by Adrian Gonzalez No Comments

 

Por todos es conocido que la oposición en nuestro país y en la diáspora identifica a las diferentes expresiones del espectro político y social nacional, quienes por primera vez en el siglo XXI lograron milagrosamente ponerse de acuerdo en 2024, en torno a un solo candidato a presidente de la república en la persona de Edmundo González Urrutia.

Para concretar ese gran acuerdo nacional de una dimensión extraordinaria se debió superar numerosas emboscadas, apartar sigilosamente la paja del trigo, para que finalmente el poder electoral y su organismo el CNE no tuviera más excusas que inscribir al candidato a la postre triunfador el pasado 28-J, aun así el régimen le dio curso a candidatos de circo y oropel identificados como opositores para confundir a la ciudadanía, que no dudó en desecharlos con el peyorativo de “alacranes” y aventarlos al muladar de la historia.

Ahora bien, todo este titánico esfuerzo liderado por María Corina Machado por años, se pretende ahora desacreditarlo al no concretarse la toma de posesión de EGU el pasado 10 de enero bajo la excusa de no haber cumplido la promesa de “Hasta el final”, como si el fin de la historia de Venezuela concluye con la tétrica toma de posesión, que en realidad fue un ejercicio de usurpación del tirano Maduro.

Desde ese día profusamente han circulado hasta el presente por las redes sociales toneladas de mensajes de corte apocalíptico, citando el supuesto “fracaso rotundo” de MCM y EGU colocándoles una lápida en el cementerio de los fracasos opositores, de los cuales conocemos suficiente a lo largo de este cuarto de nuevo siglo.

Debo manifestar que la impaciencia no es el mejor argumento para el análisis político, quienes integran a esa nueva tribu de los “te lo dije que eso pasaría” calificándose como los nuevos gurús de la política nacional, al devenir en una suerte de inquisidores de quienes han acertado en su lucha contra el régimen tiránico. En resumidas cuentas, terminan como quinta columna de la propaganda oficialista.

Quienes mantienen esa ola de comentarios negativos ignoran que durante estos 25 años todos los experimentos desplegados desde la Coordinadora Democrática, la Mesa de la Unidad, La Salida, Frente Amplio y la Plataforma Unitaria no pudieron concretar una derrota tan aplastante como la obtenida el pasado 28 de Julio.

Ese día la oposición venezolana alcanzó el mayor capital político en su lucha contra el chavismo opresor y su actual versión madurista, con la obtención según el último conteo publicado por la dirigencia estudiantil universitaria de 7.493.584 VOTOS para Edmundo González Urrutia, hoy presidente electo por los ciudadanos de este país, cantidad que sería duplicada si hubieran podido votar los más de 8 millones de compatriotas hoy en el exilio.

Esta aplastante realidad ocasiona el insomnio y pesadillas al tirano y su camarilla, sabedores del repudio generalizado de la población han recurrido al único argumento de la galería de dictadores de la historia como lo fueron Hussein, Al Assad, Gadafi, Castro, Noriega y los actuales Putin, Ortega, Kim Yon Un, como lo es la represión despiadada.

Han desplegado a nivel nacional un efectivo aparato del terror propio de los estados policiales, en Guayana, Maracaibo, Caracas, en fin, en todo el territorio nacional como lo hiciera una vez la Securitat de la Rumania de Ceausescu, cuando otro Nicolás mordió el polvo de la ira popular.

Por tanto, resultaría conveniente citar las fuentes de esa campaña de la desesperanza, el pesimismo, pretendiendo crear un clima de resignación y de derrotismo. Proviene en primer lugar de impacientes ciudadanos fatigados de tanta miseria, lo que es comprensible, igualmente tras telones se esconde la infamia de los normalizadores, de los pasa páginas, de los cuales hablaremos en próxima oportunidad, y finalmente detrás de esta campaña está el vasto aparato publicitario del régimen quien disfruta con propagandizar el desencanto.

Todo le será inútil, ante un pueblo que a pesar del miedo y el terror se apropió de una decisión mediante millones de votos, de reconquistar la libertad y la democracia, que nos permitirá al mismo tiempo presentar nuestras coincidencias y divergencias ante un nuevo gobierno. Para llegar a ese estadio de cosas necesitamos primero desalojar del poder a la tiranía como lo señala nuestra Carta Magna.

Finalmente, el esfuerzo y sacrificio de este pueblo esperanzado al lograr la conquista de elegir soberanamente en unas elecciones, no quedara en vano.

 

Froilán Alejandro Barrios Nieves

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Carlos Sarmiento Sosa: Algunas nociones sobre legitimidad e ilegitimidad

Posted on: enero 29th, 2025 by Adrian Gonzalez No Comments

 

En tiempos convulsionados es común escuchar los términos legitimidad e ilegitimidad, especialmente cuando un dictador y sus aliados controlan de forma arbitraria el poder político de una nación, contando con la complicidad de los poderes públicos.

En conceptos jurídicos, Jose Luis Villar Ezcurra habla de legitimidad cuando una norma jurídica es obedecida sin que medie el recurso al monopolio de la ley y apela al ideal de ética o justicia que debe incorporar toda norma. A su vez, esta legitimidad se subdivide en dos especies: legitimidad formal y material. La formal se entiende como el correcto proceder del Poder Público con respecto a los procedimientos establecidos en el ordenamiento jurídico (con lo cual queda asimilada a la mera legalidad). La legitimidad material es, a su vez, el consenso (reconocimiento) del pueblo respecto de la ley creada o de la actuación del Poder Público y nos remite al contenido ético de la norma con referencia al contexto social en que ha de ser aplicada.

Fijado, pues, el contexto del tema a tratar, a continuación expongo algunas nociones sobre legitimidad e ilegitimidad, buscando que sean comprendidas por el ciudadano común y su uso sea más claro y ajustado a su verdadero significado. Conociendo el derecho podrá usted, amable lector, ejercer sus derechos.

¿Qué es la legitimidad?

La legitimidad se refiere a la aceptación general de un sistema político, una constitución o un gobierno como justo y válido. Esta aceptación surge del consentimiento de la población, quien percibe que el poder se ejerce conforme a los principios democráticos, el estado de derecho y el respeto a los derechos humanos.

La legitimidad también está vinculada a la legalidad, pero no se limita a ella. Un gobierno puede cumplir formalmente con las leyes, pero si actúa en contra de los valores fundamentales de la sociedad, puede perder su legitimidad. En este sentido, la legitimidad combina elementos jurídicos, sociales y éticos.

¿Qué es la ilegitimidad?

Por otro lado, la ilegitimidad ocurre cuando un gobierno, autoridad o acto carece de aceptación, ya sea por su origen antidemocrático o por ser ejercido en violación de normas constitucionales.

La ilegitimidad puede manifestarse así:

Origen ilegítimo: Cuando un gobierno llega al poder mediante un golpe de Estado, fraudes electorales u otros medios contrarios a los principios democráticos.

Ejercicio ilegítimo: Cuando un gobierno, aunque haya llegado al poder de manera legítima, actúa violando los derechos fundamentales, las leyes o los principios democráticos.

En ambos casos, la ilegitimidad socava la confianza de los ciudadanos en las instituciones y justifica acciones para restaurar el orden constitucional. En este sentido, y refiriéndome a Venezuela, la Constitución de 1999 contiene herramientas -a las que he aludido en ediciones anteriores- para proteger la legitimidad y enfrentar situaciones de ilegitimidad: Los artículos 333 y 350.

El artículo 333 porque garantiza la supremacía y continuidad de la Constitución, afirmando que no perderá su vigencia incluso si se deja de observar por un acto de fuerza o si es derogada por un medio inconstitucional. También establece el deber de todos los ciudadanos y autoridades de colaborar en su restablecimiento; y por su parte el artículo 350 porque consagra el derecho a la desobediencia civil y la resistencia frente a regímenes, leyes o autoridades que actúen contra la Constitución o menoscaben los derechos humanos.

En fin, la legitimidad e ilegitimidad son conceptos esenciales para entender la relación entre el poder político, el Estado de Derecho y los derechos humanos. Mientras la legitimidad refuerza la estabilidad y el consenso social, la ilegitimidad justifica acciones ciudadanas para restaurar el orden constitucional.

 

Carlos Sarmiento Sosa

Alexander Cambero: Valiente

Posted on: enero 29th, 2025 by Adrian Gonzalez No Comments

 

Pocas veces la nación conoció mayores dosis de valentía. Es un esfuerzo que se inició hace mucho tiempo cuando el respaldo era pequeño. Su coherencia fue haciéndola una líder que hizo de la credibilidad la punta de lanza de su desempeño público. La honestidad en sus rectos procederes logró que el ciudadano la percibiera en su justa dimensión. Memorable su incesante actividad parlamentaria. Una voz desafiante en medio de las mayorías balbuceantes de una ideología embalsamada sobre las efigies de un socialismo atolondrado. El haber cruzado fuertes palabras con la piedra roseta de la revolución hizo que la violencia preparara la hoguera. Años después, María Corina Machado era brutalmente golpeada ante la mirada indiferente de la mayoría de sus compañeros. Solo dos valientes parlamentarios: el larense Eduardo Gómez Sigala y el expresidente de Fedecámaras y representante del estado Guárico, José Manuel González, salieron en su auxilio. El resultado fue una fractura en la nariz. Fue el comienzo de persecuciones contra alguien que siempre mantuvo su criterio. En aquel tiempo se urdió todo un plan para ir reduciéndola con la anuencia de factores, dizque opositores acostumbrados a disfrutar de favores oficiales. Allí planificaron inhabilitarla porque sabían que en cualquier escenario los derrotaría.

La experiencia de la actualidad prosiguió la saga. A su paso cerraron vías. Grupos violentos al acecho para impedir que sus palabras abrieran cauce al despertar de la conciencia. Venció barricadas llenas de miseria humana. Atravesó ríos en canoas que después fueron incautadas como si se tratase de un alijo de drogas. Casi prohíben comer empanadas en el llano. Clausuraron posadas y hoteles adonde llegaba. Toda una torcida manera de querer aniquilar a la simiente de la libertad frente a la pretensión hegemónica. Su tenacidad levantó a Venezuela. Cada ciudadano fue llenándose de ella para asumirla como su voz.

Hace poco fue interceptada. La secuestraron derribándola de una motocicleta. La cobardía de unos funcionarios agrediendo a una mujer que simboliza libertad. La indignación mundial y las profundas contradicciones internas los hicieron retroceder. La amenaza de Donald Trump los llenó de miedo. El desasosiego que tuvieron al capturar a la joya de la corona los intimidó. Sentimos que, más allá de las órdenes, estuvo la admiración y el respeto que genera su trascendente figura. En el fondo, esos funcionarios saben que a ella le asiste la razón. Que su lucha es por una Venezuela libre en la que hasta ellos y sus familias pueden tener cabida.

Su esfuerzo nos tiene acá. No es momento de hacer que la duda siembre su ponzoña infecciosa. La libertad es una convicción que se construye cada día. Lo que hemos hecho es una verdadera proeza de dimensiones colosales. ¿A quién enfrentamos? Logramos vencer a todo el aparato del Estado y sus adláteres. Los derrotamos holgadamente en las elecciones del 28 de julio que hicieron a Edmundo González presidente legítimo de Venezuela.  Las pruebas se conocen. El mundo libre y también los miembros del terror lo saben. Nuestra fortaleza está en no retroceder en el empeño de lograr que la democracia regrese con los sueños de cada venezolano. Aquí nadie se rinde. Con ese ímpetu ha recorrido parte de América, nuestro primer mandatario. Cada día se suman más países que comprenden que debemos vivir en una sociedad libre. Su mensaje es lograr que la libertad regrese a la patria secuestrada con la fuerza de la constitucionalidad. Una nación moderna en donde todos podamos lograr cumplir nuestras metas. En donde no se persiga a quien piensa distinto. Libertad con crecimiento económico para lograr salir del abismo.

Venezuela cuenta con nosotros. Acompañemos a María Corina Machado y al presidente de la República, Edmundo González, a terminar como los buenos toreros la tarea encomendada por la historia.

Alexander Cambero

@alecambero

Asdrúbal Aguiar: No habrá otra etapa en Venezuela

Posted on: enero 29th, 2025 by Adrian Gonzalez No Comments

 

El título que precede es claro y sin medias tintas. Sigue la dictadura, lo que era previsible y cierra toda posibilidad de su salida en buenos términos. No existe otra opción, sino la misma, seguir avanzando hasta desalojarla. Pretendo, al decirlo, desnudar y con ello atajar a tiempo a una realidad que nos es genética y envuelve a los venezolanos e históricamente nos ha mantenido atados al mito de Sísifo: “Como castigo, fue condenado a perder la vista y a empujar perpetuamente un peñasco gigante montaña arriba hasta la cima, sólo para que volviese a caer rodando hasta el valle, desde donde debía recogerlo y empujarlo nuevamente hasta la cumbre y así indefinidamente.”

Ernesto Mayz Vallenilla, filósofo de luces y mucho fuste, rector fallecido, al escribir sobre nuestro ser inacabado y en permanente elaboración como venezolanos afirmaba que nuestro ser es un permanente No ser. Yo le llamo complejo adánico, pues, tras cada tropiezo personal o político siempre regresamos para reiniciar desde cero nuestro camino. No alcanzamos a entender que cada piedra con la que tropezamos es desafío y enseñanza, a la vez que indicativa de que avanzamos sobre el sendero correcto, hasta el final. La vía libre y atropellada, voluntarista, de disparos desde la cintura, como lo muestra y demuestra la experiencia, conduce al abismo, lleva hasta los infiernos.

Sentándonos a la vera, sedentarios, sólo observando y criticando a los caminantes, ni tropezamos con piedra alguna ni llegaremos a parte ninguna. Ulises, sabiendo de los tropiezos para su regreso al hogar, en Ítaca, pero dispuesto a encontrar a su mujer se hizo amarrar al mástil y tapar sus oídos para no ser distraído ni embrujado por el canto de las sirenas, durante su larga deriva. Y esto lo digo a propósito de los sucesos del 9 y 10 de enero pasados, aderezados con el cobarde atentado contra María Corina Machado – su victimario reincide como maltratador de mujeres – y dada la desangelada juramentación de Nicolás Maduro, autocoronado dictador en el restringido Salón Elíptico. Es un ánima sola este “ocupa” de Miraflores, rehén de los suyos.

La juramentación constitucionalmente pendiente y aún no realizada por el verdadero presidente electo – lo de electo es condición constitucional que ya le otorgan las actas electorales, como documentos oficiales y auténticos, hasta que logre su “real” juramentación – parece que no les basta o agrada a algunos opinadores. Les atrapa, como lo creo, la cultura de lo inmediato y el fatalismo, tanto como la devoción por los mitos. Quieren un gobernante jurado y exprés, para que mande y nombre ministros así sean de utilería, para el teatro de lo ineficaz; acaso mostrando una banda y collar simulados e impuestos en el salón de un hotel, o en una embajada tomada en préstamo, con público eufórico a su alrededor y aplaudiendo, oportuno para los “selfies”.

El caso es que González Urrutia es el primero, en 25 años, que tiene a mano unos cheques auténticos que valen casi 8 millones de votos. Son los que le confirman como el ganador indiscutible de las elecciones del 28 de julio, con más de 40 puntos de diferencia. Es el tope

más alto conocido en la región, que mal puede rematarse en pública almoneda o jugarse sobre una mesa de casino. La inconstitucional banda que se ha endosado el sátrapa Maduro es producto de una legalización de la ilegalidad, una mentira, y media una jura que nadie le reconoce. Aun así, sin embargo, ejerce un poder fáctico nada ficticio.

La Constitución está desmaterializada, sí, y habrá de ser restablecida sólo por quien la respete, y ella ordena que el presidente electo jure en territorio venezolano. Y lo hará Edmundo, si persiste y no le distraen aviesamente. Tendrá lugar ante los poderes reconstituidos una vez como quede derrotada y sea expulsada la dictadura. Sólo así preservará la sacralidad de su mando, que es veraz y le conservará en su seriedad como presidente electo ¿O acaso olvidamos que, por poseer tal cualidad, la de presidente electo, los presidentes de Argentina y de Estados Unidos, como el de Panamá, entre otros, le han dado su reconocimiento, luego de evaluarlo sus juristas y diplomáticos?

Quiénes se empeñan en un juramento en vano y apresurado, ¿no saben que los gobiernos que han desconocido a Maduro se debaten, justamente, entre reconocer o no reconocer como tal presidente electo a González Urrutia, por el valor definitivo que tiene su título de depositario de la voluntad mayoritaria de los venezolanos? Unos le titulan así, expresamente, presidente electo. Otros, como República Dominicana, evitan comprometerse con dicho carácter oficial y constitucional llamándole ganador de las elecciones; pero en los hechos le han tratado como jefe de Estado, y se les agradece. He sido testigo, como acompañante de circunstancia y junto a los expresidentes del Grupo IDEA, invitados por los gobiernos de José Raúl Mulino y de Luis Abinader, del manejo cuidadoso que hizo de esos hilos de Ariadna el embajador González Urrutia, avezado diplomático, gobernante electo de Venezuela.

Entiendo que la cultura de lo virtual y del café instantáneo sea la propia de la cosmovisión dominante en los espacios en los que se practica el narcisismo digital. Pero el poder real es el real y más el de mando, no su simulación para autocomplacencias. Y acerca de esto, cabe subrayarlo, tenemos acabada y muy lamentada experiencia los venezolanos. Es una cuestión que importa y demasiado en las cancillerías de las potencias que pueden ayudarnos a alcanzar nuestra libertad.

¿Quién le toma el juramento, fuera de Venezuela, a González Urrutia? ¿El inexistente TSJ en el exilio que fue eliminado por el Estatuto para la Transición, que no existe, y que no lo reconocen nuestros aliados para el camino que nos falta por recorrer, Estados Unidos y Europa?

Mas allá del problema de ánimo colectivo sobrevenido y que se justifica, pasado el 10E – yo mismo deseo, fervientemente, que todo acabe en un tris para mi vuelta a la patria y a mis libros abandonados – y que se mueve, ciertamente, entre la derrota y el optimismo, la esperanza y la desconfianza, la voluntad y el abandono y que, enhorabuena, también nos hace resilientes a los venezolanos; pero lo cierto es que los observatorios imparciales de América y Europa, los de inteligencia – no los financiados por los sectores globales de interés y en

pugna política o de intereses económicos – aprecian que la yunta María Corina y Edmundo González Urrutia le ha propinado otra derrota monumental al dictador.

A pesar del Estado policial y la fuerte militarización de ciudades y fronteras que aún se mantiene, Maria Corina y las gentes salieron a la calle. Desafiaron a los represores, bajo todo riesgo, dentro de un campo de concentración como lo es Venezuela. ¿Fueron pocos o muchos los asistentes?, es irrelevante. Salieron, y pusieron sus carnes sobre el asador. No estamos en una jornada electoral para dividir agrados o desagrados de opinión. Lo esperable y razonable es que nadie hubiese salido. Y tampoco que lo hubiese hecho Machado, abandonando su cueva y exponiéndose al asesinato. Pongámonos, pues, en el sitio de esta líder y libertadora, y en el del presidente electo, cuyo yerno fue secuestrado, llevado a los sótanos de la policía política donde se encuentra.

El dictador, es lo relevante para las cancillerías del mundo, hizo ingentes esfuerzos para que los gobiernos americanos y europeos le acompañasen durante su “tercer” auto juramento inconstitucional. Mas la gira internacional de González Urrutia le dejó como la guayabera, con la camisa por fuera. El “carómetro” de los militares lo confirmaba. El miedo llegó hasta el Palacio Legislativo, en Caracas. Artillaron aviones, militarizaron fronteras.

¿Qué esperábamos? ¿Que en arresto de civilidad Maduro se quitase la banda presidencial y la pusiese sobre los hombros del electo Edmundo? ¿Qué esperábamos? ¿Que dijese González Urrutia, desde antes, que había optado por el exilio en Madrid y que no seguiría en su esfuerzo por posesionarse, yendo a Caracas? Eso hubiese sido mentir, y la transparencia es lo ha caracterizado el éxito de esa jornada de liberación, paso a paso, que inauguraron las elecciones primarias en Venezuela. Allí quedó enterrada una forma perversa de hacer política. La finta la hubiesen celebrado, ni que dudarlo, quienes le dicen a González Urrutia que debió ingresar a como diese lugar, o al menos fingirlo. Las guerras e intervenciones reales – preguntémoselos a Israel o a Rusia – cuando son ciertas, ajenas a los fogonazos o el ruido de redes, jamás se anuncian. No se develan. Seamos serios.

A quienes buscan sumarse como actores políticos en la circunstancia – no es mi caso – y para el proceso de desenlace venezolano en marcha, si es que puedo sugerírselos y me lo permiten, le animo a aprender de lo vivido para mejor dominar nuestras tendencias; sobre todo para ponerle fin a la saña cainita que tanto denunció en vida el presidente Rómulo Betancourt.

Los venezolanos perdimos la península de la Goajira que nos concedió Colombia tras nuestra separación a partir de 1830, por creer nuestros políticos de sillón y de oficio que los colombianos nos estaban timando; que algo ocultaba su generosidad. Y mientras el congreso colombiano aprobaba el Tratado Pombo-Michelena, el nuestro optó por rechazarlo. Descuidamos un valioso espacio territorial.

Años después, en 1844, debatiéndose la cuestión del Esequibo en Londres, nuestro gran negociador Alejo Fortique, olvidado y hasta desconocido por nuestros escribamos, logra con los ingleses partir de por mitad el respectivo territorio en reclamación, entre las bocas del Orinoco y el Río Moroco. Conjuraba, con su fórmula, la pretensión británica de expandir su dominio hasta Amacuro. Antes de fallecer, en 1845, le escribe a Carlos Soublette y le dice tajante que, si no aceptamos, “temo que perdamos soga y cabra”. Y así fue.

Ha sido un milagro verdadero lo alcanzado por el pueblo al elegir a Edmundo González Urrutia como el presidente electo de Venezuela, tras el pedido de María Corina y en una saga de alcabalas, apoyada en una estrategia sin alteraciones que no cesa y todavía marca el derrotero para nuestra libertad. Salvo que se lo abandone.

Se impidió el voto de los venezolanos en el extranjero. Se quisieron montar unas primarias hipotecadas y controladas por el régimen, para direccionarlas en contra de Machado. El régimen y la Unidad, como la comunidad internacional, sujetaron a Machado a los Acuerdos de Barbados, y esta los aceptó y cumplió. Electa candidata por el 90% de los electores, su victoria fue desmontada por los violadores de los Acuerdos de Barbados, que la obligaron a acudir al TSJ y este la inhabilitó. Pero su plan por escalas y de mirada de largo aliento se sobrepuso y dejó de lado el aventurerismo. No cedió ni bajó la guardia ante el empeño de querer dejarla fuera de juego y es lo que hizo lugar a la candidatura de González Urrutia, cuya historia se conoce por partes. Llegado el 28J, tras las proclamaciones de Maduro, los narcisos y los adanes señalaban, como ahora y pasado el 10E que, que o es todo o es nada. Dicen que la historia llegó a su final, que otra etapa se inicia. Son los discípulos de Sísifo.

Sólo en el mundo del mal radical o absoluto se hace política con la vida y la muerte de los enjaulados y los desaparecidos. Eso no puede ni debe ocurrir en Venezuela. Calma y cordura, repetía el general Eleazar López Contreras en los momentos más agonales.

En Bolivia, en 1980, lo recuerdo nítidamente pues me tocó hacerle seguimiento desde mi oficina en la cancillería venezolana, Hernán Siles Suazo fue electo presidente. Un golpe militar – previo un atentado frustrado contra su vida, que perdieron otros – impidió que asumiese. Se desconoció a la soberanía popular – la única que vale y da legitimidad de origen al poder en las democracias; esa que no otorgan servilletas de ocasión o sentencias por jueces que legalizan la ilegalidad – y le siguieron sucesivos golpes de Estado. Tras la caída de la dictadura, pasado un año, Siles Suazo asumió el poder, al lograrse la transición. La Historia magistra vitae est, dice Cicerón.

 

Asdrúbal Aguiar

Rodolfo Izaguirre: Carlos Canache Mata

Posted on: enero 29th, 2025 by Adrian Gonzalez No Comments

Carlos Canache Mata (1927-2023), médico, abogado, político ejemplar y parlamentario, sirvió durante años como Presidente de la Cámara de Diputados de la República de Venezuela porque dentro de su amplia trayectoria pública fue destacado dirigente de Acción Democrática. Fue venezolano de temple y testigo de excepción cuando El Barcelonazo, y el estado Anzoátegui lo conoció y admiró la vez que le tocó ejercitarse allí en las alturas del magisterio.

Mientras AD disponía del poder o se activaba fuera de él nunca fui partidario ni amigo fervoroso de los adecos, pero tampoco de los copeyanos ni de ninguna otra organización política, porque he preferido siempre mantener mi libertad de pensamiento, una manera solapada o indirecta de mencionar al ego que se alimenta de nuestra personal vanidad. Cogía la acera de enfrente cuando veía venir a algún adeco o copeyano, pero nunca los consideré enemigos porque además de ser consecuentes con sus ideas, eran demócratas como yo.  No sabría decir, además de mi ignorante inocencia, por qué sentía que había algo de justicia social en el marxismo y me producía cierta reticencia la poca simpatía de Betancourt, su físico ingrato y su descarrilado timbre de voz.

Pero descubrí a tiempo el andar fascistoide de los comunistas, pero no me percaté que el Techo de la Ballena, no obstante su vibrante e irreverente dadaísmo tardío y tropical, fue un movimiento políticamente equivocado y de alevosa inspiración cubana que trató despiadadamente a Rómulo Betancourt, un hombre que mantuvo en todo momento una firme conciencia democrática. Yo también he sido y seguiré siendo demócrata y asistí a los funerales de Canache Mata porque fue durante su larga vida un verdadero demócrata! Y los que son igual y decididamente demócratas como Canache y yo, sufren el despiadado autoritarismo y la alta mediocridad de un enajenado pensamiento único que de manera ilegal está cimentándose en el país.

Estuve también, acompañado de Jesús Peñalver, en el homenaje que se le rindió con motivo de su último aniversario de vida y Canache dio muestras de una memoria portentosa y en un determinado momento de su discurso me miró y mencionó mi nombre y me sentí desbordado por el privilegio. En esa oportunidad y luego, durante los funerales, fui recibido con inmerecido afecto.

Si asistí a los funerales de Román Chalbaud, mi amigo de largos años de fascinante vida cinematográfica, antes de abrazarse feroz y voluntariamente al chavismo ¿por qué no puedo unirme a los socialdemócratas venerados y decididos amigos y seguidores de Carlos Canache Mata, distanciados como muchos de nosotros del autoritarismo y los desplantes dictatoriales?

Lo que ha cambiado en mí es que a mi avanzada edad me he impuesto la obligación de borrar de mis nuevas perspectivas o apreciaciones políticas, las calificaciones de adecos o copeyanos y referirme como demócratas a los militantes de los partidos políticos tradicionales, exceptuando al Partido Comunista y a los que surjan del pantano populista.

Al imponerme esta tarea es como si dedicara lo que me queda de vida a eliminar los arrecifes en las costas y permitir que el mar, al no estrellarse contra las rocas, descubra y encuentre su propia libertad.

Rodolfo Izaguirre

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