Analizamos con Miguel Illescas, Gran Maestro Internacional y ocho veces campeón de España de ajedrez, cómo de rigurosa es ‘Gambito de dama’, la serie de moda de Netflix
Escena de ‘Gambito de Dama’. (Netflix)
Por Andrés Moraleda
Sí, me he enganchado a una serie que va sobre ajedrez. Es probable que no sea la primera vez que lees o escuchas esto, y es que ‘Gambito de dama’ se ha convertido en toda una revolución en Netflix. Y no es para menos. Con su ritmo, con una producción brillante y con una protagonista que deslumbra gracias a la presencia e interpretación de Anya Taylor Joy, esta miniserie de siete episodios consigue que no podamos quitar ojo de la pantalla y descubramos el fascinante mundo de los torneos profesionales de ajedrez.
‘Gambito de dama’ cuenta la historia de Beth Harmon, una huérfana que con apenas ocho años empieza a jugar al ajedrez en el sótano de su orfanato con el conserje y termina convirtiéndose en una joven prodigio de este deporte. Mientras intenta lograr convertirse en la mejor jugadora del mundo, tiene que luchar contra sus adicciones y contra la soledad del genio. Pero lo realmente apasionante de la serie es cómo consigue transmitir la emoción del juego haciéndolo accesible a todos los espectadores.
En ‘Gambito de dama’ se habla de maestros de ajedrez, de partidas históricas, de jugadas memorables, de aperturas (como la que da nombre a la serie)… Pero, ¿hasta qué punto es un producto fiel a la realidad de este deporte? Se lo hemos preguntado a Miguel Illescas, Gran Maestro Internacional, ocho veces campeón de España de ajedrez y director del portal especializado Ajedrez21, que nos ha contado que «quitando tres o cuatro cosas anecdóticas, es un producto muy logrado».
Anya Taylor Joy interpreta a Beth Harmon en ‘Gambito de Dama’. (Netflix)
PREGUNTA. ¿Tú también te has enganchado a ‘Gambito de dama’?
RESPUESTA. He visto la serie con mi mujer (Olga Alexandrova, que también es gran maestra de ajedrez y campeona de Ucrania y España) y ha sido muy interesante porque íbamos comentando en qué aspectos nos sentíamos más reflejados y cuáles eran más cinematográficos. Pero en general nos gustó mucho la serie. Creo que han hecho un gran trabajo, se han esforzado en no hacer el ridículo. Evidentemente hay cosas que yo, como ajedrecista, sé que no son verdad. Quitando cuatro anécdotas, es verdad que es un producto muy bien logrado.
P. ¿Anécdotas como por ejemplo?
R. Leí a Judit Polgár, la mejor jugadora de la historia, que decía que jamás nadie le había besado la mano después de una partida como aparece en una escena de la serie. En realidad, la parte técnica ajedrecística está muy bien resuelta desde el punto de vista de que las jugadas que hacen, las partidas que se presentan, son reales e históricas y ahí se ve la mano de los asesores.
«Hay movimientos de manos en la serie que parecen de profesionales»
P. ¿Pero no ha habido nada que te haya chirriado al ver la serie?
R. Tengo la curiosidad por saber si han usado dobles de manos. Hay algunas tomas donde se ven las manos sobre el tablero, moviendo las fichas, y no se ve a los actores. Y yo me atrevo a decir que esas manos no son de los actores, sino que son especialistas. Porque hay veces que esas manos se mueven como las de un profesional. Y es curioso porque al principio de la serie, la protagonista mueve las piezas de forma que yo sabía inmediatamente que era una amateur, pero al final de la serie, yo creo que después de tantas tomas grabando, se notan las horas de vuelo y entonces sí que da bastante el pego y se nota una técnica mucho más pulida. Parecen profesionales.
Escena de la serie ‘Gambito de Dama’. (Netflix)
P. ¿Y cómo se detecta con un simple movimiento de manos si alguien es profesional o no?
R. Si tú no sabes jugar al ajedrez y yo te digo «caballo a G5», aunque haya letras, ubicar la casilla te va a costar, y aunque seas un buen actor y lo hayas memorizado, vas a dudar. Un maestro nunca duda, y lleva la pieza con decisión, de manera limpia y segura a la casilla. Eso se nota también en las capturas. Es un movimiento muy elegante en el que yo agarro mi pieza, me como la tuya, intercambio las dos piezas, la mía queda en la casilla y la tuya va a mi mano. Todo se hace como un paso de baile, es muy limpio y rápido. Y con la pieza capturada en la mano le doy al reloj. Para un amateur no es tan fácil. La protagonista en alguna escena coge la pieza capturada primero, algo que nunca hacemos, pero es algo casi imperceptible. Pero al final de la serie, su técnica en este tipo de movimientos es mucho mejor. Eso se nota por ejemplo en cómo al final de la serie arrastra las piezas, las desliza, como hacemos los profesionales.
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