Si hay algo por lo que esperamos durante todo el año es por el roscón de Reyes, ¿verdad? Seguro que cuando erais pequeños, a la mayoría de vosotros, os encantaba ir de casa en casa a comerlo mientras no le quitabais ojo a los regalos que los Reyes os habían dejado debajo del árbol. Eso y el insistir a vuestras madres para que cortase mil trozos hasta que tocase la sorpresa…
A nosotros es una de las recetas que más nos ha gustado probar y que más divertida nos ha parecido por todo lo que la rodea. Además, se trata de un roscón de Reyes sin gluten y apto para celíacos que no os dejará indiferentes, ya que, en nuestra opinión, este es uno de los pocos productos que aún no se ha terminado de conseguir dar forma en el mercado industrial.
¿Vamos con este roscón de Reyes sin gluten?
Ingredientes:
Para el roscón:
- 250 g de harina para pan sin gluten
- 75 g de mantequilla fundida
- 100 g de azúcar
- 2 huevos
- 15 ml de agua de azahar
- 60 ml de leche templada
- Ralladura de naranja
- 1 cucharadita de sal
- 1 cucharadita de miel (opcional)
- Masa madre (alrededor de 90-100 g)
Para decorar el roscón:
- Fruta escarchada para decorar
- Almendras crudas
- Azúcar
- 1 huevo
- Leche
Para la masa madre:
- 25 g de harina de trigo sarraceno
- 25 g de harina de garbanzo
- 50 ml de agua
- 1 cucharadita de levadura en polvo de panadería
Elaboración:
Como habréis visto en el listado de ingredientes, esta receta consta de dos preparaciones diferentes; la del propio roscón y la de la masa madre que compone el primero. Para esta segunda, existen dos tipos de procedimientos, y aunque nosotros hemos escogido el “más rápido”, podéis elegir el que más os convenza.
La elaboración de la masa madre es un proceso largo (aunque el resultado es, sin duda alguna, merecedor de ese rato) que oscila entre unas 18-24 horas. Pero si no disponéis de tanto tiempo, podréis usarla a las 3 horas, ya que a partir de ese momento será cuando comience a “activarse”.
Por lo tanto, comenzaremos preparando nuestra masa madre al estilo “fast”. Para ello, mezclaremos la cucharadita de levadura con el agua y cuando esté bien disuelta reservamos.
Unimos los dos tipos de harina, tamizamos y los añadimos a lo anterior. Removemos bien, a ser posible con la mano, hasta obtener una especie de papilla de textura homogénea y sin grumos.
Dejamos el resultado en un sitio calentito (por ejemplo cerca de un radiador) y lo mantenemos durante unas 2 ½ -3 horas.
Una vez lista, reservamos.
En un bol de tamaño grande pondremos la leche, los huevos, el agua de azahar, la miel, el azúcar, la ralladura de naranja y la sal. Removemos bien y agregamos la mantequilla fundida. Continuamos moviendo para que se integre e incorporamos la masa madre.
Tamizamos la harina un par de veces y la añadimos a todo lo anterior.
Amasamos bien con las manos hasta que la masa no se nos quede pegada en las mismas y le damos forma de bola. Tapamos con un paño limpio y ligeramente húmedo y dejamos reposar durante unos 30 minutos en un sitio cálido (podéis aprovechar que la calefacción sigue haciendo acto de presencia y ponerlo cerquita de un radiador).
Transcurrido ese tiempo, mojaremos los dedos en un poquito de aceite de oliva y volveremos a amasar durante unos 10 minutos más.
Cuando notemos que la masa es mucho más manejable, le daremos la forma característica del roscón. Siguiendo las indicaciones que en numerosos sitios recomiendan, pondremos la bola de masa sobre una superficie ligeramente enharinada y haremos un agujero en la parte central. En ese hueco echaremos un pelín de aceite de oliva e iremos moviendo los dedos suavemente para arriba y para abajo hasta que la pasta comience a extenderse y vayamos logrando esa forma de rosca. Recomendación: Notareis que cuando manipuléis un lado, el otro se irá metiendo hacia dentro intentando cerrar el agujero central que habíamos hecho en un principio, para evitar esto, podéis colocar en él algo redondo y de un grosor medio.
Cuando hayamos acabado de darle forma, lo taparemos con un paño seco y lo dejaremos reposar alrededor de 1 hora en un sitio cálido y seco sin corrientes de aire.
Mientras iremos preparando los ingredientes con los que vamos a decorar nuestro roscón. Podéis usar los que más os gusten, nosotros hemos optado por unas almendras, unas frutas escarchadas y el tradicional azúcar que todos hemos pellizcado alguna vez…
Es fácil encontrar las frutas escarchadas en cualquier supermercado, pero si queréis prepararlas de forma casera, podéis consultar la receta aquí, de esta forma le daréis vuestro toque personal a este riquísimo roscón de Reyes sin gluten.
Laminamos las almendras y reservamos. Recomendación: Es preferible elegirlas crudas porque al cocinar el roscón en el horno, adquirirán ya ese ligero tono tostado.
Cuando la masa esté lista, batiremos el huevo en un plato hondo, añadiremos un chorrito de leche y, con ayuda de un pincel de cocina, pintaremos toda la superficie (sin empaparlo).
Colocaremos las frutas, las almendras y el azúcar. Sugerencia: Si queréis conseguir un resultado igualito al de los roscones tradicionales, tan solo tendréis que decorarlo poniendo la fruta escarchada, unas cuantas láminas de almendra y, al lado, un montoncito de azúcar (que no quede dispersa). A continuación, de nuevo las frutas, las almendras y el montoncito de azúcar. Así hasta que terminemos de cubrir toda la masa. Finalmente, espolvoreamos un poquito de azúcar por todo el roscón y metemos al horno.
Esta vez no precalentaremos el horno debido a que si tiene demasiada temperatura, el roscón subirá mucho y terminará cayéndose antes de terminar de cocinarse.
Antes de introducirlo, taparemos la parte superior con papel de aluminio. Lo metemos y encendemos el horno a una temperatura de 170 grados únicamente por la parte de abajo. Mantenemos unos 10 minutos, destapamos con cuidado y modificamos la posición de cocinado a la modalidad superior e inferior.
Dejamos unos 40 minutos más (dependiendo de cada horno). Recomendación: Si veis que su parte superior se tuesta demasiado, comprobad si su interior está hecho y retiradlo.
Sacamos, dejamos enfriar y ya tendremos listo este delicioso roscón de Reyes sin gluten.
Sugerencia: Si preferís rellenarlo de algo como nata, chocolate o trufa, tan solo tendréis que abrirlo por la mitad y poner el ingrediente elegido. Y, si lo que más os gusta es encontrar esa sorpresita dentro, podéis colocarla antes de meterlo al horno, eso sí, siempre que se trate de un objeto no tóxico, que aguante bien las altas temperaturas, que no sea demasiado grande y que se encuentre envuelto en el papel más indicado para este tipo de cocinado (alguno que resista el calor).
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