A 18 años del 11 de abril de 2002, el imaginario del venezolano recuerda los hechos que marcaron un punto de quiebre en la historia política del país.
Después de la huelga general de convocada por Fedecámaras y la Confederación Venezolana de Trabajadores (CTV), para manifestar el descontento frente a las acciones del gobierno nacional, una marcha de trabajadores petroleros desencadenó una de los hechos más importantes del registro contemporáneo venezolano.
La marcha, sin precedentes para la oposición venezolana, fue permitida desde Parque del Este hasta la antigua sede de Ppetróleos de Venezuela en Chuao, (actualmente sede de la Unefa), fue desviada hacia el Palacio de Miraflores, donde se congregaban manifestantes oficialistas. El encuentro de ambos bandos causó un enfrentamiento que causó víctimas de lado y lado.
Cerca de las cuatro de la de la tarde, el entonces presidente Hugo Chávez se dirige al país en cadena nacional de radio y televisión. En medio de su discurso y ante los acontecimientos, los medios de comunicación privados deciden dividir en dos sus pantallas y transmitir lo que paralelamente estaba ocurriendo en el centro de Caracas.
La cifra oficial es de 19 muertos y más de 100 heridos, por la cual fueron condenados a 30 años de prisión Iván Simonovis, Lázaro Forero y Henry Vivas, ex comisarios de la Policía Metropolitana, por ser considerados culpables de los hechos ocurridos en las inmediaciones del palacio presidencial. el tiempo decidio que esa decisión fue injusta
“La cual aceptó”
El entonces comandante general del Ejército, Efraín Vásquez Velasco, se pronunció en nombre del alto mando militar venezolano, pues supuestamente, el jefe de Estado había decidido activar el “Plan Ávila”, lo que desencadenó el descontento de un sector de la Fuerza Armada Nacional: “Hasta hoy le fui fiel, Presidente” decía Vásquez Velasco
Poco después de la medianoche, efectivos militares trasladan a Hugo Chávez hasta Fuerte Tiuna y seguidamente, el entonces general Lucas Rincón Romero pronuncia palabras que Venezuela jamás olvidó “Deplora el Alto Mando Militar los lamentables acontecimientos sucedidos en la capital el día de ayer. Ante tales hechos, se le solicitó al señor Presidente de la República la renuncia de su cargo, la cual aceptó”.
La carta que presuntamente firmó el fallecido presidente separándose de su cargo, no volvió a ser vista, una incógnitas que se suman a la lista de dudas que aún no han sido respondidas.
Aún sin certeza de la renuncia del primer mandatario, el presidente de Fédecamaras, Pedro Carmona Estanga, asume públicamente la Presidencia de la República. En su “investidura” se lee un decreto en el cual se disuelven todos los poderes públicos.
“Volvió, volvió, volvió”
Al conocerse la noticia, fuertes protestas por parte de los simpatizantes de Chávez vieron la luz del sol el 13 de abril y -ante las presiones internacionales por el no reconocimiento del gobierno de Carmona-, los militares leales al Gobierno retomaron el poder y éste reasumió la Presidencia en la madrugada del 14 de abril de 2002.
Manifestantes oficialistas exigían saber del paradero del jefe de Estado, la zozobra y un descontento por el nuevo gobierno que era percibido hasta en el aire de quienes tenían más de 30 horas sin dormir. La hija de Hugo Chávez, María Gabriela Chávez, recibe una llamada, de su papá quien le dice que difunda el mensaje ‘que no ha renunciado, que está preso y que tienen ordenes de matarle’. Ella cumple con la misión, al igual que su esposa María Isabel de Chávez a través del canal internacional de noticias CNN.
Al caer la noche del 13, Carmona Estanga puso el cargo a la orden y el general Raúl Isaías Baduel dirige un operativo con el que Hugo Chávez Frías regresaría a la presidencia de la república.
Persiste el debate sobre si el 11 de abril hubo golpe de Estado o vacío de poder en el país.