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¡Gracias, querido Henrique!

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¡Gracias, querido Henrique!

Escribo el jueves en la noche. Si supiera cómo amanecerá Venezuela hoy lunes sería multimillonaria, porque habría logrado lo que nadie: predecir el futuro. Tal vez estaría en Verona, en una casa con vista al río Adige, escribiendo mi novela hoy pospuesta ante tantas eventualidades. Pero como en vez me encuentro en Caracas, voy a decir lo que espero y quiero que suceda:

 

Espero que termine esta situación de confrontación política para que no reviente un conflicto social de gran envergadura. De ello serán responsables quienes de manera tan irresponsable han convocado y aupado los sentimientos más bajos, y quienes se creen superiores porque nacieron en cuna de oro, algo absolutamente fortuito. Estoy harta de escuchar descalificaciones por origen, oficio y color de la piel.

 

Espero que el énfasis del gobierno sea en la educación de calidad. No en misiones que entreguen diplomas que avalen la ignorancia. Que se erradique de nuestro ser y hacer la palabra mediocridad. Que levemos las anclas que nos mantienen en el subdesarrollo.

 

Espero que haya justicia. Que la honestidad se convierta en un valor y que su nombre no siga siendo -como en tantos casos- una fanfarronería para tapar chanchullos. Que quienes incurran en delitos se castiguen sin contemplación. Porque delincuente es delincuente, sea cual sea la marca o el color del cuello de su camisa.

 

Espero que los militares vuelvan a sus cuarteles y nunca más se involucren en política. Espero que sin demeritar a los próceres militares, nuestros modelos sean los próceres civiles.

 

Espero que haya igualdad de oportunidades. Que hayamos aprendido lo pernicioso que resulta que una parte del país viva de espaldas a la otra.

 

Espero que podamos re-conocernos como hermanos. Tendernos la mano y darnos un abrazo. Respetar nuestras diferencias. Coexistir.

 

Espero que retorne la alegría. Porque si hay una virtud venezolana, ésa es precisamente la alegría. Un país dividido es solo un terreno donde se cosechan tristezas. Quiero que haya esperanza, porque es muy triste vivir sin ella. Y quiero que haya paz.

 

Y quiero agradecer a Henrique Capriles Radonski por su valor, su humanidad y su entrega. Querido Henrique, desde mi corazón ¡gracias! Una vez más me hiciste soñar con que esta Venezuela sí es posible.

 

@cjaimesb

 

 

Fuente: EU

Por Carolina Jaimes Branger

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