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Estudiantes a Yare y al Inof

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Estudiantes a Yare y al Inof

Estamos viendo actuaciones de las autoridades realmente crueles e inhumanas. En varias protestas realizadas en Caracas, en particular en Santa Fe y Chacao, fueron aprehendidos por la policía y la Guardia Nacional un grupo de jóvenes, varios de ellos menores de edad, quienes fueron trasladados a dependencias policiales, permanecieron detenidos un par de días y luego salieron bajo esta figura odiosa que se llama la libertad condicional.

 

Otros permanecían detenidos mientras la Fiscalía los acusaba y el tribunal decidía. Como resultado de ese proceso, los estudiantes varones detenidos fueron enviados a la cárcel de Yare y las muchachas al Inof, en Los Teques. Cárceles terriblemente peligrosas.

 

¿De qué estará constituido el corazón de un fiscal que acusa y el de un juez que decide recluir a un muchacho de 18 años en una cárcel de esa peligrosidad? Jóvenes sin antecedentes cuyo único delito ha sido la protesta porque no ven futuro y quieren que las cosas cambien. Internar a una chica en el Inof y a un estudiante en Yare es exponerlos a todo tipo de vejámenes en esos centros de despojos humanos en que se convirtieron las cárceles de Venezuela.

 

Pero hay otros casos de tratos inhumanos. Un muchacho de 18 años, Marcos Coello, lleva más tres meses preso sin que el juez decida si otorga libertad o lo condena. Esta situación terrible no había sucedido en Venezuela.

 

La saña con la cual actúan los cuerpos policiales llama la atención. Al ver a un estudiante creen que tienen enfrente no a un ciudadano que tiene derecho a protestar, sino a un hampón. Las palizas en manos de la policía y elementos militares que han recibido los detenidos son preocupantes y deben crear alarmas en los organismos defensores de los derechos humanos. Lo extraño e indignante de esta situación es que quienes hoy dirigen y justifican la represión son aquellos que más autobuses quemaron, encapuchados muchos de ellos, y ahora en el poder se les olvidó que es propio de la juventud el ser rebelde. Mientras estas violaciones a los derechos humanos suceden, la Defensora del Pueblo guarda un silencio que la hace cómplice. Venezuela tiene que diseñar una nueva política de derechos humanos, donde la capacitación de los policías y de los integrantes de la Fanb sea un elemento fundamental. Ser policía es un oficio difícil. Pero quien escoge esa profesión debe saber que el rolo y la ofensa no son los principales instrumentos para someter a una persona.

 

@JoseAGuerra

Por José Guerra

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