Marcos Villasmil: ¿Apocalipsis en el Medio Oriente?

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Marcos Villasmil: ¿Apocalipsis en el Medio Oriente?

Al momento de escribir estas líneas, y en un periodo de cuatro días Estados Unidos ha bombardeado Irán (“Operación Martillo de Medianoche”), Irán ha lanzado un amago de réplica (con ataques a Irak y Catar), mientras Trump decretaba luego que se había logrado la destrucción total del poder nuclear iraní, y “ordenaba” un cese al fuego que según su opinión conducirá a una paz final en el Medio Oriente.

Entonces llegaron los servicios de inteligencia norteamericanos para informar que nada de destrucción total; a lo sumo, se retrasa el programa nuclear iraní por pocos meses.

En esta montaña rusa de réplicas y contrarréplicas, los ciudadanos norteamericanos, iraníes y en general de todo el planeta estamos en una intranquila espera.  La palabra incertidumbre está mucho más vigente. El Medio Oriente es hoy una zona más impredecible e insegura que nunca.

Durante estas próximas semanas Irán, Israel, EE.UU. y la Agencia Internacional de la Energía Atómica, la organización de la ONU que ha vigilado el programa nuclear de Irán, harán sus análisis sobre los efectos reales de este ataque.

Mientras tanto, el secretario de Defensa declaró que «Esta misión no trataba, ni ha tratado, de buscar un cambio de régimen», sino de hacer frente a las amenazas que plantea el programa nuclear iraní.

Ahora bien, una pregunta que se han hecho algunos analistas es ¿se puede hablar de detener definitivamente las amenazas de un Irán terrorista y con voluntad de poseer armas nucleares sin lograr un cambio de régimen?

Algunos mensajes iniciales de la administración y del propio presidente en tuits y en sus comentarios públicos han dado la impresión de que esto es el fin de la guerra y el comienzo de la paz, pero sospecho que los iraníes piensan de otro modo. Tienen un programa nuclear en el que han gastado cientos de miles de millones de dólares, del cual el régimen -quizás no el pueblo, pero sí el régimen- se enorgullece, y ahora está al menos muy afectado.

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En los últimos días, las encuestas han mostrado que buena parte del pueblo estadounidense, incluida la mayoría de los partidarios del presidente, se oponía inicialmente a entrar en guerra con Irán. Sin embargo, la mayoría de los estadounidenses considera que el programa nuclear de dicho país supone una amenaza «inmediata y seria» o «algo seria» para EE.UU. Mientras tanto, en el mundo MAGA se está produciendo un intenso debate sobre cuál es el significado real del lema “America First” (y su implícito aislacionismo), recordando que el presidente hizo campaña prometiendo que EEUU no entraría más en guerras.

Al ordenar estos ataques, Trump actuó sin la aprobación previa del Congreso y en contradicción con su promesa electoral de evitar el tipo de desastres experimentados en Irak y Afganistán (y yendo más lejos, en Vietnam).

«Esta no es nuestra guerra», publicó en las redes sociales la representante Marjorie Taylor Greene (republicana de Georgia, y entre los líderes más conocidos del movimiento MAGA) después de que Trump anunciara los ataques, añadiendo que sentía que Trump había alterado su promesa de poner fin a las guerras en el exterior. «Sólo 6 meses y estamos de vuelta en las guerras extranjeras, el cambio de régimen, y la tercera guerra mundial», publicó.

¿Cómo responderá Irán? Un experto señala: «Si el ayatolá Jamenei responde débilmente, pierde prestigio y credibilidad», «Si responde con demasiada firmeza, podría perder la cabeza».

Una pregunta válida: ¿Paz duradera, o un nuevo espejismo, en una región con demasiadas promesas de paz fallidas?

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Recuerda Javier Ansorena (ABC) que “la última vez que EE.UU. ejecutó una operación militar contra Irán fue en enero de 2020, cuando Trump aprobó el asesinato con drones de Qassem Soleimani, el jefe de la Guardia Revolucionaria. Irán respondió con ataques a dos bases militares de EE.UU. en la región, que se saldaron sin víctimas mortales. EE.UU. tiene muchas bases militares, que juntan miles de soldados, en toda la región, desde los países del Golfo Pérsico hasta Irak, Siria, Jordania o Egipto”.

Trump había prometido que si Irán buscaba retaliar, EEUU responderá “con un ataque de mucha mayor fuerza”.

El mundo, en especial los vecinos de Irán, aguantan el aliento ante la posibilidad de una escalada sin fecha final previsible.

Por lo demás, China, una amenaza mucho mayor para Estados Unidos, está saliendo fortalecida de todo esto. Cada satélite, general, diplomático, espía, avión o portaaviones estadounidense adicional que ahora se concentra en Medio Oriente es un activo del que no se dispone en el Pacífico o en cualquier otro lugar de Asia.

Trump llegó al cargo creyendo que su sola presencia resolvería los conflictos mundiales en veinticuatro horas: Rusia-Ucrania, Israel-Palestina. Pero Vladimir Putin y Benjamin Netanyahu tenían una idea diferente. La combinación de la persistencia de Netanyahu y el desafío de Jamenei transformó a Trump de un autoproclamado pacificador a un belicista.

Apenas el mes pasado, en Arabia Saudí, Trump pronunció un discurso en el que criticó duramente las intervenciones militares y las aventuras de construcción de naciones en Medio Oriente. «Al final, los llamados constructores de naciones destrozaron muchas más naciones de las que construyeron», dijo Trump. «Y los intervencionistas lo hacían en sociedades complejas que ni siquiera comprendían».

En esas palabras resonaba el desastre de Irak en 2003. Y como se ha dicho muchas veces, la historia no se repite, pero a veces rima.

La operación estadounidense militar estadounidense «Martillo de Medianoche», para bombardear Irán, se realizó entre el viernes 20 de junio y el sábado 21. Sus repercusiones distan mucho de haber terminado.

¿Sobrevivirán a esta guerra el ayatolá Jamenei y la teocracia iraní? El futuro de la República Islámica puede depender más de la cultura y la política del país, su sociedad civil, sufrida, pero con esperanza de futuro, que de la destreza militar de sus oponentes.

Como afirma el experto en temas iraníes Abbas Milani (Universidad de Stanford), “Solo la democracia puede acabar con la amenaza nuclear iraní; Sin un cambio de régimen por parte del pueblo de Irán, para el pueblo de Irán, no puede haber estabilidad ni prosperidad a largo plazo ni allí ni en la región. Israel, Estados Unidos o Rusia no pueden ni deben determinar el futuro de Irán”.
Vale la pena repetir la pregunta hecha previamente: ¿se puede seguir hablando de detener definitivamente las amenazas de una Irán terrorista y con voluntad de poseer armas nucleares sin lograr un cambio de régimen?
Marcos Villasmil

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