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La triple torta de Delcy

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La triple torta de Delcy

 

Como si fuera poco el ridículo mundial ocurrido en Margarita al nombrar como presidente del Movimiento de los Países No Alineados a un mandatario cuyo fracaso es de tal magnitud que su propio pueblo lo quiere revocar lo más pronto posible, es decir, antes de que Venezuela termine de una vez en el abismo más oscuro e interminable de su historia, la canciller Delcy Rodríguez se empeña en decir que el despelote ocurrido en la isla “fue todo un éxito”.

 

 

 

Si a ese disparate diplomático se le puede calificar de “éxito”, pues no queda otra que plantearle al gabinete que remita a esa señora a un examen psiquiátrico lo más pronto posible para que recobre, si para ello hay tiempo, algo de sus cabales. Y debe hacerse de manera urgente si se busca evitar un efecto dominó en nuestra política exterior, que ha entrado en una espiral de fracasos, al punto de que no queda ni siquiera la empuñadura de la espada de Bolívar, la cual ya no camina por América Latina sino que se arrastra lastimosamente, empobrecida y oxidada, por cada vez menos países.

 

 

 

A esta canciller parece importarle poco la herencia que dejó el galáctico y, con fervor más propio de un enemigo que de una admiradora, se ha dedicado a destruir los planes inconclusos del fallecido comandante y que constituían hasta no hace poco motivo de orgullo para el chavismo ortodoxo. La famosa Alba ya parece un fantasma de lo flaca que está, sometida a la dieta Maduro, y sus países integrantes apenas son tomados en cuenta en las citas internacionales.

 

 

 

 

Los señores y señoras de los países del Alba van de capa caída y en desgracia cada vez mayor. Algunos han perdido el poder, mientras otros están siendo investigados y juzgados por corrupción y oscuros manejos de los dineros públicos. Y como si esto fuera poco, la ministra venezolana se ha dedicado a insultar a los nuevos mandatarios y a sus cancilleres como si ellos tuvieran la culpa de que los pueblos escogieran una alternativa diferente a la corriente del socialismo del siglo XXI.

 

 

 

Lo mismo sucede en el Mercosur, donde el tsunami de insultos de la canciller no ha hecho otra cosa que estrechar los lazos entre los cuatro países que, prudentes y sensatos, no consideran conveniente meter a un inconsistente Maduro para que deshaga lo que tanto tiempo ha tomado construir.

 

 

 

Al etiquetar a Brasil, Paraguay y Argentina como la Triple Alianza (con todas sus connotaciones históricas) se ha metido ella misma en la boca del lobo, pues ahora Uruguay se ha pasado al enemigo y acudió, en Nueva York, a una reunión de cancilleres de Mercosur, donde Venezuela fue públicamente excluida. Y es que con locos ni a misa.

 

 

 

Cuando la canciller afirma, sin que se le mueva un músculo de la cara, que 17 jefes de Estado visitaron Venezuela con ocasión de la XVII Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, el mundo se da cuenta de que Delcy no está en sus cabales, y que no logra distinguir entre un jefe del Estado y uno de gobierno.

 

 

 

Y Maduro se la lleva a Nueva York junto con una comitiva de doscientos funcionarios e invitados, lo que nos cuesta otra millonada en dólaresque se le niega al pueblo que clama por alimentos y medicinas.

 

 

Editorial de El Nacional

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