Si te apasiona la cocina o simplemente eres un fan de la fruta en general, seguro te has preguntado por qué la banana es denominada como plátano en otra región, o viceversa. ¿Será un tema cultural o efectivamente existe una diferencia estructural entre ambos frutos (si es que son diferentes)? Es momento de develar el misterio detrás de una de las preguntas más evidentes que no te harás jamás.

Si bien ambos frutos provienen de la familia de las Musaceae, una hierba perenne de gran tamaño, tanto su color como su sabor, propiedades y nutrientes son notoriamente distintos.

Banana

La banana (voz de origen africano que deriva de «wolof banaana» y del guineo «bename») se refiere al fruto cubierto de una cáscara amarilla cuando está madura (verde cuando la fruta es inmadura), de pulpa blanca, rica en almidón y de gusto dulce. Suele consumirse cruda, aunque puede ser horneada y usada en postres o como colación. También es conocido como «guineo» en Ecuador y «cambur» en Venezuela.

Plátano

El plátano conocido en países como España y México es similar a la banana y puede consumirse crudo, sin embargo, la variedad más grande de este fruto, denominada «plátano macho», de color amarillo con marrón (o negro) al alcanzar su madurez, no puede ser ingerida sin cocinar.

Referida también como «banana grande», «banana para guisar», «plátano hartón» o «plátano verde», al consumirse en crudo posee un sabor amargo y de hecho no es digerible. No obstante, al ser cocinada adquiere dulzor y su textura se suaviza. En puré, a la plancha o frito, el «plátano macho» es una muy buena fuente de almidón y fibra.

Así que quieres reconocer sus diferencias a simple vista tendrás que concentrar tu atención en su color y tamaño: los plátanos son más largos en comparación con las bananas y la cáscara de los plátanos es más gruesa, con un amarillo más oscuro ocasionalmente ennegrecido.

Vix