Lleva tiempo meditando la idea de ser padre y cree que ahora es el momento de intentarlo. Boris Izaguirre asegura a Vanitatis que está analizando el papeleo que conllevan los trámites de adopción de un niño. Quiere vivir la gran experiencia de la paternidad y piensa que “ya es hora de convertirme en padre, porque el reloj biológico me aconseja adoptar”.
PREGUNTA: ¿Quién tiene más ganas de aumentar la familia, su marido Rubén o usted?
RESPUESTA: Yo tengo más espíritu paternal, pero hemos hablado sobre el tema y estamos de acuerdo los dos en tener un hijo lo antes posible. El proceso no es corto y habrá que tener paciencia. Pienso que ser padres será un gran lazo de unión.
P: La paternidad exige otro ritmo vital, ¿se lo ha planteado?
R: Ya, pero cuando tienes una ilusión no temes a los cambios. Todo es cuestión de mentalizarse, y yo estoy muy mentalizado desde hace tiempo.
P: ¿Se imagina cambiando pañales?
R: (Risas). Habrá que hacerlo…
P: Se casó usted con Rubén tras quince años de feliz relación de pareja, ¿por qué?
R: El matrimonio es un subidón, se lo recomiendo a todo el mundo. Hay que casarse…
P: ¿Fue una medida para evitar el desmadre?
R: No, hombre, no.
El presentador y escritor, en una imagen de archivo El presentador y escritor, en una imagen de archivo
P: ¿Entonces es usted un hombre fiel?
R: Yo siempre he sido fiel a mi pareja. Llevábamos viviendo juntos desde hace quince años y nunca le fui infiel en el amor. Y no me veía otros quince años llamando “novio” a Rubén.
P: ¿Cómo le llama ahora?
R: Pues marido… O Rubén, claro.
P: Es usted jurado de Mira quién salta, ¿se tiraría a la piscina?
R: Me conformo con ser juez. Yo sería incapaz de tirarme desde un trampolín tan alto, porque tengo mucho vértigo. La plataforma de siete metros y medio de altura es aterradora y la de diez ni te cuento. Soy un juez un poco loco y raro, y totalmente arbitrario, pero muchos jueces son así en la vida real.
P: Una de política: ¿qué le parece la caída del bipartidismo?
Estoy contento porque van surgiendo nuevas alternativas, no hay nada más sano para la democracia que sucedan momentos tan intensos como los que acabamos de vivir. Se necesitaban cambios y el panorama está cambiando.
Fuente: Agencia