Antonio José Monagas: La Política en la Perspectiva Bíblica

Comparte esta noticia:

Antonio José Monagas: La Política en la Perspectiva Bíblica

(Al Dr. Julio Belisario, eximio estudioso del “Orden Político de Dios”)

El estudio de la Ciencia Política, no ha sido fortuito. Tampoco, ha mostrado la continuidad de otras ciencias. Su importancia comenzó a incitar disertaciones, una vez que las realidades, al despertar el siglo XX, mostraron la esencia política que sus hechos encubrían.

Aunque, no pueden negarse sus profundas raíces históricas las cuales indujeron las premisas que suscribieron el conocimiento humano sistemático que evidenció cada evento que comprometiera las decisiones sustanciales que, en el tiempo, fueron determinando la construcción del mundo en su más definida expresión. Por supuesto, indistintamente de las sinuosidades que configuraron su discurrir.

La politología en el constructo de la realidad

En su aventurado devenir, la politología corrió una suerte crítica. Comparativamente, muy distinta de la línea de eventualidades que forjó el andamiaje de la Biblia. Tanto que, de su acompasado discurrir, bien podría decirse que ocupó el sitial no allanado por la Ciencia Política. Particularmente, debido a las circunstancias que permitieron a la Justicia, al Derecho y a la Soberanía, facultar a los gobiernos -en cualquiera de sus modalidades funcionales- proceder en virtud de la implantación del “orden” social necesario.

Asimismo, esa trilogía: Justicia-Derecho-Soberanía, debió fungir como el estamento legislativo necesario para actuar desde la legitimación y decisión de medidas que mejor conviniera a la necesidades e intereses predominantes en un espacio y tiempo profundamente necesitado de arreglos que apostaran a la consecución de una relativa convivencia.

Tal como expone, Albert Batlle en la introducción del libro: “Diez textos básicos de Ciencia Política”, Editorial Ariel S.A. Barcelona-España, 2001; p.10, “(..) desde la antigüedad clásica hasta finales del siglo XIX, el estudio de la realidad política no constituyó objetivo de una disciplina autónoma en sentido estricto”. Es decir, la realidad política en cuestión, era casi siempre vista como razón de análisis fundamentalmente filosóficos. Podría decirse que la Ciencia Política “(…) era entendida como equivalente a la historia y justificación de las instituciones democráticas y su desarrollo, desde la Grecia clásica, hasta la modernidad” (Ibidem; p.12).

 Revisión de la Biblia

La dinámica social que vino caracterizando el desarrollo de las sociedades, en cualquier ámbito del poder, fue motivo para mantener la suficiente confianza en la consistencia y perennidad de la praxis religiosa. Las coyunturas arreciadas por los cambios culturales, por radicales que fueron, no tergiversaron estructuralmente esa confianza. Razón suficiente para inferir, dos consecuencias primordiales, a saber: Primeramente, en las necesidades que históricamente las sociedades han tenido para repensar la religión y sus modos de concienciar la experiencia religiosa a modo de conocimiento para así vislumbrar el valor categórico de las correspondientes realidades.

En segundo lugar, haber reconocido en la Biblia, la palabra que mejor pudo aportar respuestas a problemas de su tiempo. No solamente por considerarse referencia de toda práctica cristiana. Sino también, porque además de reconocer las fuentes bíblicas tan legítimas y pertinentes, como riesgosas en términos de su interpretación, valieron apreciarse como instancias fundamentales frente a toda vivencia cristiana asida al contexto de la política.

Sobre todo, como recurso intelectual capaz de acuciar y consolidar el soporte ideológico necesario al propósito político de construir realidades en asociación con valores tan primordiales como la democracia, las virtudes cívicas y la praxis cristiana. De hecho, impulsó una ciudadanía activa, cultivada y educada como hábito, por la cual pudo potenciarse la actitud política necesaria que orientaría la vida misma.

El poder de la verdad

De ahí la razón para asentir y declarar la Biblia en su justa y necesaria visión de la vida. Es así como en la Segunda Carta de Pablo a Timoteo, Cap. 3, versículos 16-17, manifiesta: “Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para corregir, enseñar, rebatir corregir y guiar en el bien. La Escritura hace perfecto al hombre de Dios preparándolo para toda obra buena”. Aun cuando, una lectura de la Biblia lleva a distintos textos los cuales evidencian el carácter político que radica en ellos.

Sin duda, situaciones de gobierno, poder y política que plasman el mundo actual, pueden pasar por el tamiz de la Biblia, toda vez que la Biblia bien vale ser utilizada como un verdadero manual para el análisis político de la actualidad.

Al cierre

Cuando las realidades en las que descansa la temática que explaya la trascendental relación “gobernanza-poder-fe”, desde el enfoque bíblico, fue abordada con la recurrencia que la historia universal confiere a las circunstancias políticas propias en la vida del ser humano. Y que en la Biblia, son recogidas como claras lecciones políticas observadas y debidamente analizadas a lo largo de sus evangelios, esclarecidas indicaciones y principios fundamentales de las leyes de Dios.

Aduce el doctor Julio Belisario, en sus investigaciones sobre la política en la Biblia, que la misma “(…) se compone de un  29% de principios espirituales dirigidos a la  persona. Y 71% de principios políticos dirigidos a la sociedad”.

Ese 71% resguarda  explicaciones y concepciones de la funcionalidad de la política en su ejercicio más vigoroso. Lo cual deja ver que, en efecto, la lectura de la Biblia abriga no sólo “profecias”. También es un texto de “política” contentivo de reglas de justicia, honestidad, ciudadanía, derechos humanos y civismo. Y que aún así, la lectura de la Biblia lleva a concienciar las manifestaciones de la Ley de Dios, tal como las suscribe la Biblia. O como bien dedujo el filósofo y catedrático español, Fernando Savater cuando advirtió que que el ser humano está dotado de la capacidad racional sustentada en razones expuestas en leyes que, al igual que las leyes bíblicas de Dios, buscan animar los propósitos de Dios en correspondencia a la conducta y relaciones humanas. O sea, alcanzar una vida “en sana y santa convivencia”.

Es entonces cuando Savater justificaba que “la política no es más que el conjunto de razones para obedecer y de las razones para sublevarse…”. Es justo lo que induce la idea de esta disertación, a intitular: La Política en la Perspectiva Bíblica.

 

Antonio José Monagas

Las opiniones emitidas por los articulistas  son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de Confirmado.com.ve