No hablar de peso sino de dieta saludable recomiendan pediatras para prevenir trastornos alimentarios en niños y adolescentes.
Niños y adolescentes suelen ser muy vulnerables a todo aquello que sus padres hablen en casa. Por eso hay que evitar cuestionar a los muchachos extremadamente delgados o con sobrepeso y obesidad, pues en lugar de ayudarlos a manejar este problema de salud, las críticas agravarían los trastornos de su conducta alimentaria.
Esto no quiere decir que nos vamos a quedar de brazos cruzados frente a un hijo con alguna comprometida condición de salud. Sobre qué hacer al respecto, la Academia Americana de Pediatría acaba de publicar nuevas directrices para prevenir trastornos alimentarios en niños y adolescentes.
Según la evidencia científica recogida por el grupo de especialistas que preparó el documento en cuestión, lo primero que deben evitar los padres en casa es que niños y adolescentes centren su atención en las dietas, y en su lugar, fomentar con el buen ejemplo, la palabra y la acción un estilo de vida equilibrado y saludable.
Neville Golden –Pediatra docente-investigador de la Escuela de Medicina de Stanford, Estados Unidos- resume brevemente las 5 estrategias basadas en pruebas que los padres pueden utilizar para ayudar a niños y adolescentes a evitar sobrepeso, obesidad y demás desórdenes alimentarios.
1.-En casa no se habla de regímenes ni se fomentan las dietas.
2.-Los padres y afines evitan hablar en negativo sobre el peso propio o del niño o adolescente.
3.-Nunca se le molesta al niño o adolescente por su bajísimo peso o por su notoria obesidad.
4.-Las familias deben tratar de sentarse juntos a la mesa, pues es una buena oportunidad para que los padres demuestren con el ejemplo qué es una dieta saludable.
5.-Los padres tienen la responsabilidad de fomentar en casa una rutina de ejercicio físico y una dieta equilibrada, pero no para perder peso sino para mantenerse en forma y muy saludable.
Para concluir, la lista de recomendaciones advierte lo perjudicial que resulta para niños y adolescentes escuchar a sus padres hablar pestes de sus propios cuerpos, pues sin querer están fomentando la insatisfacción corporal de los más pequeños de la casa.
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