El uribista Óscar Iván Zuluaga venció en primera vuelta de las presidenciales con un mensaje de mano dura contra la guerrilla. Dijo que si llegaba al poder suspendería de inmediato el diálogo de paz en La Habana y que le daría una semana a las FARC para que cesaran “toda acción criminal”. Ahora ha flexibilizado esa postura para ganarse el apoyo de la candidata conservadora, Marta Lucía Ramírez, y parte de los dos millones de votos que ella obtuvo en la primera vuelta. En el pacto que firmaron el miércoles por la noche en Bogotá, decidieron “que se continuará conversando con las FARC en La Habana, sin acuerdos a espaldas del país, con condiciones y plazos que garanticen avances tangibles, definitivos, verificables con acompañamiento internacional”, dice el documento.
Los aliados quieren examinar los tres puntos acordados ya en La Habana —desarrollo agrario, participación política y narcotráfico—, evaluarlos y explicar sus conclusiones a la opinión pública. El acta que han firmado Zuluaga y Ramírez, llamada Compromiso con Colombia, incluye numerosas condiciones para el diálogo: el fin del reclutamiento de menores, de la colocación de minas antipersona y la entrega de mapas para empezar a quitarlas, acabar con los atentados, los crímenes de guerra y los ataques contra las infraestructuras. Todo eso lo solicitarían el primer mes y acordarían que la negociación tenga una duración determinada.
El uribismo, que desde que el principio ha estado en contra de lo que llaman “una paz con impunidad”, ahora ha incorporado la visión de Marta Lucía Ramírez. La gran diferencia está en los tiempos: mientras Zuluaga había hablado de conceder ocho días a la guerrilla para aceptar sus condiciones, ahora ambos plantean un mes y no frenan el proceso en el acto. En el documento critican que “de manera inaceptable hoy se quiere dividir el país alrededor de la búsqueda de paz”.
El presidente Juan Manuel Santos, que ha vinculado su carrera política y la reelección al proceso de paz, ha acusado a Zuluaga de ser un cínico: “Esta es una situación totalmente coyuntural y electorera. La extrema derecha no quiere que este proceso continúe. Esto lo recibo con cierta sorpresa porque no creí que fueran tan cínicos”, dijo a La W radio el jueves. “Quienes durante cuatro años atacaron el proceso, acusándome de legitimar el terrorismo y de sentarme con delincuentes, ahora comienzan a variar su posición. Y entonces luego resulta que son amigos de la paz y de continuar negociando, aunque ponen condiciones que son imposibles de cumplir”, afirmó. El miércoles, el presidente logró que un sector de los conservadores de Ramírez —49 congresistas— lo apoyara para su reelección, por lo que el partido irá dividido a las urnas, precisamente por las diferencias que sobre el proceso de paz tienen Santos y Zuluaga.
Los miembros de la Alianza Verde, de centroizquierda, se reunieron también el miércoles con su candidato, Enrique Peñalosa, que un obtuvo un millón de votos, y anunciaron que dejarán en libertad a sus seguidores para la segunda vuelta. “Hemos decidido no expresar apoyo público a ninguno de los dos candidatos en contienda. Invitamos a cada uno de nuestros electores a votar por la alternativa que mejor interprete los principios y propuestas programáticas”, dice un comunicado. Algunos de los senadores de esta coalición anunciaron que votarán por la reelección. “Votaremos por Santos porque nos aterra la paz de Oscar Iván Zuluaga”, señaló el senador John Sudarsky.
La expectativa está ahora puesta sobre el izquierdista Polo Democrático y su líder, Clara López, que logró dos millones de votos. No se descarta que termine apoyando a Santos por el respaldo que le han dado al proceso de paz, pero López ha dejado claro, por ahora, que eso no significa su adhesión a la campaña reeleccionista. Sin embargo, uno de sus congresistas más conocidos, Iván Cepeda, ya se pronunció a favor del presidente. “No quiero un país paramilitarizado, quiero un país democrático”, dijo. Zuluaga y Santos van a llegar en empate técnico a la segunda vuelta de las presidenciales del 15 de junio, según un sondeo publicado el jueves por Cifras y Conceptos. El presidente candidato obtendría el 38% de los votos y Zuluaga el 37%, lo que indica que la polarización de la primera vuelta va a continuar.
Fuente: El País