Desde octubre de 2014 el kilo de arroz de mesa tiene precio de 25 bolívares. Precio que solo está en venta de los comercios que venden cumpliendo la regulación oficial de la Sundde. Lograrlo es soportar una cola de horas, “porque comprar sin hacerla es pagar hasta 300 bolívares”, acusó Nilsa Colina, docente, “preocupada por la crisis” para conseguir los alimentos. Analizando los costos de la canasta alimentaria aseguró que hay familias en “desnutrición”.
En la cola de un supermercado cuestionó “cómo es posible que por tres kilos de arroz para la semana haya que pagar 900”, porque la otra forma de adquirirlos es tener suerte en el mercado. Y no sería por los tres sino solo por dos kilos regulados. Con las restricciones para alimentarse en las cantidades suficientes alertó que la producción intelectual de la población será afectada a futuro.
Colina defendió su género al recordar que al igual que la comida los productos de aseo personal aumentan de precio. “Una china joven o mujer con la menstruación que le dure días tendrá que pagar mil 500. Hay adolescente que les dura hasta siete días y necesitan tres toallas, a 500 bolívares es gastar mucho”.
La mujer, para mantener la higiene personal, debe pagar más de dos mil 200 por ciento por paquetes vendidos en el comercio informal. El diferencial de precios con el autorizado por la Superintendencia de Nacional de Precios Justos, en paquete de 10 unidades, es de BS.478. La regulación fija decretó la presentación a Bs. 21,35.
Aidee Monzant, ama de casa, manifestó su “angustia”. “No se consiguen pañales clínicos. Los necesito para mi mamá de 96 años. En las farmacias cuando llegan están a 400 bolívares, pero por fuera en Las Pulgas cuestan mil 500”. Criticó la escasez del producto esencial para los enfermos y personas incapacitadas.
Así como los pañales a sobreprecio, también paga más por alimentos de Mercal. Recordó que pagó 70 bolívares a un revendedor por un kilo de arroz de la marca de la cadena de mercados que recibe productos subsidiados por el Gobierno. “En Mercal el kilo cuestas como 20 bolívares y en las Pulgas me lo vendieron más caro”.
A Enmy Molero, compradora, la entristeció un escena de pobreza con una persona de la tercera edad que sufría para comprar. “Fui al supermercado y adentro una viejita, operada, lloraba porque tenía 400 bolívares y quería compra leche semidescremada y no podía. Costaba 775 bolívares. Yo lo puse con la tarjeta de crédito, le pagué. Dio dolor verla”.
Exhortó a ayudar a los necesitados. “La gente tiene que concientizarse. Reencontrarnos, buscar a Dios. Dejar el egoísmo”.