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Zonas erógenas de la mujer

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Zonas erógenas de la mujer

Ya sabes el dicho: «Conócete a ti mismo». Y es que la cultura popular tiene esas grandes frases que tan bien definen a los seres humanos. Trasladada al sexo, no hay lugar a dudas: conocer tu propio cuerpo es la mejor manera de conseguir placer. Para ello, hoy vamos a descubrirte las zonas erógenas femeninas, tus nuevas mejores amigas. Puedes descubrirlas sola o en compañía, pero eso sí, ¡ni se te ocurra descuidarlas un momento!

 

 

Las zonas erógenas de la mujer van mucho más allá de la vagina o el clítoris. Y es que prácticamente cualquier parte del cuerpo con una alta concentración de terminaciones nerviosas puede hacerte experimentar una infinita sensación de placer. Pero, ¿qué zonas son esas exactamente? A continuación vamos a explicarte cuáles son las zonas del cuerpo particularmente sensibles al tacto, la presión o vibración y que pueden contribuir a la excitación sexual. Porque las zonas erógenas son la hoja de ruta sexual hacia un final feliz. ¡Toma nota y disfruta como si fueras la estrella de alguna gran escena de sexo!

 

 
Tipos de zonas erógenas
 

Una zona erógena es una parte del cuerpo susceptible de provocar excitación sexual. Existen tres tipos de zonas erógenas que van desde lo más básico y convencional, hasta lo más insospechado. Son tres:

 

 

Zonas erógenas primarias. Se trata de los órganos que deben ser excitados para alcanzar un orgasmo. En la mujer, las zonas erógenas son el clítoris y la vagina. El primero se excita mediante caricias y movimientos circulares. En cuanto a la vagina, sólo es sensible si se encuentra el famoso punto G y por la contracción de los músculos gracias la penetración del sexo masculino. En el caso de los hombres, las zonas erógenas primarias masculinas se sitúan al nivel del glande y el pene. Del mismo modo, la excitación se produce por frotamientos con la masturbación o la penetración.

 

 

 

Zonas erógenas secundarias. Se caracterizan por ciertas partes de la piel y las mucosas que, excitadas por caricias, también activan la excitación de las zonas primarias y, por lo tanto, multiplican el placer sexual. Sin embargo, no son indispensables para alcanzar el orgasmo. En la mujer, son el pubis, las nalgas, los labios mayores y menores, la entrada de la vagina, el perineo, el ano y, por supuesto, los pezones. Por su parte, las zonas erógenas secundarias del hombre son el pene, el escroto hasta el ano y el interior de las nalgas. A algunos hombres también les encantan los mordisqueos y las caricias en los pezones.

 

 

 

Zonas erógenas potenciales. El objetivo es activar un conjunto de sensaciones que pueden estimular las zonas primarias y provocar la humedad vaginal y la excitación. Estas zonas erógenas tienen una dimensión erótica y varían de una persona a otra, tanto a nivel de localización como de intensidad. Si quieres pistas, puedes probar con el cuello, las orejas, alrededor de los pezones o incluso los pies… Cada uno debe descubrir estas zonas de deseo, presentes en todo el cuerpo.

 

 

 

Cómo activar las zonas erógenas

 

 
Puede que en un primer momento pienses en el tacto como una forma de activar o potenciar tus zonas erógenas o las de tu pareja, pero hay mucho más e incluso, según la persona, mejores. Por norma general, además de las manos, suele funcionar muy bien utilizar los labios para hacer caricias, la respiración contra el cuerpo del otro o algún elemento externo como una venda para los ojos, ya que al tapar el sentido de la vista, se potencian los demás.

 

 

Vamos a contestar ahora algunas de las preguntas más habituales sobre las zonas erógenas. ¡No te quedes con ninguna duda!

 

 

 

¿Las zonas erógenas son las mismas en todas las personas? En principio, las zonas erógenas son bastante parecidas en todas las personas, pero cada uno tiene sus propias preferencias. Para saberlo, es bien sencillo: basta con preguntar a tu pareja qué partes de su cuerpo son más sensibles al erotismo. Si te da vergüenza, te recomendamos que empieces con besos y caricias por su cuerpo y observes atentamente las reacciones de su cuerpo.
 

 

¿Cómo se desarrollan las zonas erógenas? Hay una parte de innato y otra de adquirido, es decir, una sensibilidad natural desarrollada en algunas zonas, mientras que otras partes del cuerpo se sensibilizan con el tiempo, desde la infancia. Algunos estudios han revelado que, en ese punto, el contacto físico de la madre en sus primeros años influye en la percepción sensorial. Así, un bebé que haya tenido caricias funcionales sin cariño no guardará recuerdos agradables en la piel y tendrá menos confianza en sí mismo, y lo mismo a la inversa. Parece que los bebés niñas reciben más caricias y besos que los bebés niños, lo que explicaría que las mujeres tengan más zonas erógenas que los hombres.
 

 

¿Siempre suscitan placer las caricias en las zonas erógenas? Todo depende del grado de concentración de la persona en los preliminares. Si estás totalmente relajada y preparada para recibir la atención de tu pareja, las zonas erógenas que sean tocadas provocarán mucho placer y excitación. Por el contrario, si estás estresada, crispada o preocupada, todo tu cuerpo estará a la defensiva. Estos tocamientos en las partes sensibles pueden provocar cosquillas o una verdadera reacción de rechazo muy desagradable. Así pues, no es raro que a algunas mujeres les de risa en los preliminares, lo que podría conducir a una situación algo lejos de la deseada.
 

 

¿Cómo explorar tus zonas erógenas?

 

 
Como supondrás, para disfrutar de tus zonas erógenas solo necesitas una cosa: ¡ganas! Y es que hay mil formas para ello, y no en todas ellas interviene otra persona. Puedes hacerlo tú misma a través de la masturbación femenina, o también podéis probar con algunos de estos juguetes sexuales, que pueden hacerte descubrir en cualquier momento y lugar unos niveles de placer que ni siquiera eras consciente de que existían.

 

 

 

Cuando las zonas erógenas se vuelven demasiado sensibles

 

 
Evidentemente, las zonas erógenas son muy sensibles, y al igual que nos pueden dar placer, nos pueden provocar sensaciones desagradables. Eso sucede, sobre todo, cuando baja el nivel de excitación, especialmente después del orgasmo. Por ello es recomendable evitar insistir con los besos, lameduras, caricias o tocamientos en las zonas erógenas primarias, como el clítoris, los pezones o el glande. Por lo tanto, es importante respetar el corto período llamado “refractario”, durante el cual la pareja deja de estar excitada. Ese es el momento perfecto para disfrutar de un romántico after sex y, por qué no, ponerse un poco románticos… Por ejemplo, diciéndole «te quiero» de mil formas diferentes.

 

 

 

 

 

 

EnFemenino

Por Confirmado: Oriana Campos

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