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Yordano Ventura recibió el último adiós

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Yordano Ventura recibió el último adiós

Primero eran cientos, luego miles – amigos, fanáticos, familiares y compañeros incluidos – los que estuvieron presentes el martes para darle el último adiós al lanzador Yordano Ventura en su pueblo natal de Las Terrenas, en la República Dominicana.

 

La mañana comenzó con el funeral dentro de la casa de la madre de Ventura, Marisol Hernández, donde a los miembros de la familia de Ventura con los Reales se les permitió ver el féretro en privado previo al sepelio.
 

Por momentos, Marisol y Ángela Martínez, madre del hijo de Ventura, lucieron inconsolables. Marisol cayó en los brazos del compañero de Ventura, Eric Hosmer, y lloró, «¡Mi hijo!».

 
A unos metros de ahí, la tía de Ventura era consolada por el receptor venezolano Salvador Pérez.

 

El gerente general de los Reales, Dayton Moore, con lágrimas en sus ojos, trataba de consolar a la familia.

 

Marisol le dijo a los Reales que ningún anillo (de Serie Mundial) o amigos falsos pueden reemplazar una vida o a una familia. Ella pidió poner la vida de su hijo como ejemplo de cómo la vida es tan frágil, y destacó la importancia de tomar siempre las decisiones correctas.

 

El camino rumbo al cementerio fue largo, encabezado por la camioneta que cargaba el féretro con el cuerpo de Ventura. Sentados en la parte trasera de la camioneta junto al féretro estaban Hosmer y Pérez, quien fuera el compañero de batería de Ventura.

 

Caminando detrás del masivo cortejo fúnebre estaba Moore, el presidente del club Dan Glass, el director de escuchas Lonnie Goldberg y el asistente del gerente general René Francisco, el mismo que firmo a Ventura cuando el lanzador era un chico menudito de apenas 17 años de edad.

 

Junto a ellos estaba el manager Ned Yost, el coach Pedro Grifol, y más compañeros – el shortstop venezolano Alcides Escobar, el tercera base Mike Moustakas y los ex compañeros Greg Holland y Jarrod Dyson. El dominicano Edinson Vólquez, quien tuvo su casillero al lado del de Ventura por las últimas dos campañas, también estuvo presente, así como el recién retirado David Ortiz y otros.

 
Todos ellos marcharon junto a la gente del pueblo hacia el parque donde Ventura jugo béisbol por primera vez -el Estadio Municipal – una señal de unidad y dolor colectivo. El estadio fue abarrotado para rendirle tributo a la brillantez de Ventura sobre la loma.

 

Pérez se dirigió a la multitud allí y habló de «mi hermano». Los asistentes no pudieron contener las lágrimas.

 

Finalmente, el cortejo fúnebre siguió su camino rumbo al cementerio, la última morada de Ventura, donde se le dio el último adiós.

 

Ventura, de 25 años de edad, falleció en un accidente automovilístico la madrugada del domingo, apenas tres semanas antes de que habría reportado a los campos de entrenamientos con los Reales.

 

En Kansas City, las banderas continuaban ondeando a media asta en el Kauffman Stadium, mientras arreglos florales eran colocados por fuera de las puertas principales del estadio.

 
La última vez que Moore habló con Ventura fue antes de Navidad.

 

«Él me dijo que ganaría 18 juegos este año», relató Moore, «y 10 de ellos serían juegos completos».

 

Ventura era sin duda una estrella en ascenso, poseedor de una potente recta que en ocasiones registraba las 100 millas por hora, de mucho temperamento y siempre competitivo en la loma.

 

Los Reales lo firmaron cuando apenas tenía 17 años.
 

«Era un chamaquito menudito en ese entonces», recordó Francisco. «Pero ya lanzaba 89 [mph] con una curva que parecía estar lista para Grandes Ligas».

 
Los Reales no dudaron y le ofrecieron a Ventura un contrato por US$28,000 dólares. Ventura lo firmó tan rápido que Francisco ni siquiera tuvo la oportunidad de informarle primero a Moore.

 

No pasó mucho tiempo para que el físico de Ventura embarneciera mientras escalaba en ligas menores de los Reales. Ventura debutó en Grandes Ligas con Kansas City en 2013 y su potente recta ayudó a los Monarcas a ganar la Serie Mundial del 2015.

 

Irónicamente, Ventura había pedido a su gran amigo y compatriota Óscar Taveras tres días antes. El ex jardinero de los Cardenales también murió en un accidente automovilístico en la República Dominicana el 26 de octubre del 2014. Ventura escribió las iniciales de Taveras «O.T.» y «#18» en su gorra durante ese partido.

 

«[Ventura] era un chico extremadamente talentoso», comentó el lanzador y compañero de Ventura con los Reales, Chris Young. «Era un chico amable».

 

Báez también recordó el talento de Ventura.

 

«Recuerdo que corría bastante rápido, y cómo tenía el cuerpo perfecto para un campocorto, pero también le decía que su destino seria lanzar, porque simplemente no era bueno con el bate», rememoró Báez. «Al principio no le gustaba lanzar, pero después comenzó a divertirse cuando se dio cuenta de la facilidad con la que dominaba y ponchaba a sus oponentes.

 

«Yordano no era un tipo loco. Era un poco temperamental e impulsivo, pero era un buen muchacho. Su muerte es una tragedia que ha conmovido al país entero. Cada vez que él lanzaba, todo el país lo miraba.

 

«Creo que era uno de los mejores lanzadores, lo único que le faltaba era madurar. Esa madurez le ayudaría a mantenerse siempre seguro y a tomar decisiones acertadas. Perdimos a un miembro de nuestra familia. Hoy, toda la ciudad llora su partida. El dolor nos ha embargado a todos».

 
Miembros de las Águilas Cibaeñas, el equipo de Ventura durante el invierno, también estuvieron presentes para rendirle tributo. Los ex ligamayoristas dominicanos Octavio Dotel y Guillermo Mota también asistieron al funeral.

 
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