Llega un momento en la carrera de un político en el que debe preguntarse en dónde puede aportar más a la sociedad a la que dice servir. Porque eso es un político, en principio, un ciudadano que busca influir con sus ideas para mejorar la calidad de vida de sus congéneres.
En los últimos años del chavismo-madurismo se han visto muchas componendas, traspasos y saltos de talanquera de los que dicen militar en la oposición. Aparentemente sin rumbo definido, sorteando la corriente sin saber muy bien el destino, algunos líderes políticos han buscado figurar. Es el caso del recién renunciado rector del CNE.
Poco más de un mes le bastó al designado por el tribunal supremo del madurismo para darse cuenta de que no se puede estar con Dios y con el diablo. Que eso de ocupar un puesto en el Consejo Nacional Electoral emanado de esa instancia y que muchos llamaron inconstitucional no se compaginaba con los criterios opositores. Él mismo dijo que no se sentía bien avalando una gestión en la que no podía creer. ¿Por qué no pensó eso antes de darle un espaldarazo al régimen?
Lo nombraron el 12 de junio y renunció el 6 de agosto. Durante ese tiempo se ocupó de negar la posibilidad de aspirar a una curul en la asamblea que de acuerdo con el régimen debe elegirse en diciembre.
Sin embargo, lo tenía muy claro, para que eso suceda debe ser postulado por una organización política de las que están autorizadas a participar en los comicios. Bien es sabido que su paso por los partidos ha sido bastante movido, que salió del MAS, fundó Podemos, llegó a UNT y hasta fue director de campaña del candidato presidencial Manuel Rosales.
Ahora espera el respaldo de alguno que lo quiera en una bancada parlamentaria. ¿Para hacer cuál trabajo? ¿No le bastó estar en un consejo electoral en el que no pudo ni siquiera disentir como en cualquier democracia?
Lo que le sucede a este político les debe suceder a todos los que están pensando en candidaturas. Y lo mínimo que les piden los ciudadanos es que evalúen con total sinceridad lo que se dijo anteriormente: ¿cuál sería el verdadero y valedero aporte que beneficiaría a la sociedad si llegan a formar parte de este Parlamento? ¿Podrán ayudar a ponerle fin a la pesadilla a la que este régimen tiene sometido a todo el país?
El exrector habla de que prefiere la unidad y no que lo postule un solo partido. Sería importante que definiera cuál sería el objetivo de esa unidad, porque si el único interés es personal, aunque los venezolanos tengan una sola tarjeta opositora por la que votar, la pesadilla continuará.
Editorial de El Nacional